La carta 91. Raul Ramos
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Название: La carta 91

Автор: Raul Ramos

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

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isbn: 9788412404838

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СКАЧАТЬ por la medicina desde el punto de vista de la realización, de la admiración al proceso de sanación y desde un enfoque puro exento de responsabilidades y egoísmos. Estaba recorriendo con él cada uno de los pasos que daba en el difícil camino de convertirse en médico, enfrentando las dificultades y celebrando los pequeños logros, sin exigencia alguna. Lo que esperaba de su padre, lo recibía de ella.

      —¿Estás nervioso? —preguntó la chica, aunque conocía lo suficiente a Adam para saber la respuesta.

      —No te puedes imaginar cuánto. Si este traje no fuera tan grande, verías que me tiembla hasta el último músculo.

      No era para menos. Había redactado un trabajo universitario sobre las enfermedades transmitidas por picaduras de insectos que había llamado la atención de sus profesores. Estos lo habían mostrado a ciertas empresas colaboradoras y una de ellas, la que pretendía incorporar el insecticida DDT desde Suiza, había solicitado que el joven expusiera su informe en una conferencia con el objetivo de mostrar el interés de las futuras generaciones en ese producto para ganar prestigio y, en consecuencia, inversores.

      Una vez llegaron a la universidad, Adam fue guiado a la sala de exposiciones, donde fue presentado a los directivos empresariales que habían reclamado su intervención. Poco a poco, el aula se fue llenando por selectos invitados y, más tarde, se permitió el libre acceso a los estudiantes interesados en aquel tema hasta completar el aforo. Entre los últimos se encontraba Logan, que había conseguido sacar un hueco entre las clases para acudir al tan importante acontecimiento de su amigo. Se sentó al fondo, junto a Rachel.

      —Bienvenidos, bienvenidos… —comenzó a decir el director de la universidad y esperó unos segundos a que se hiciera el silencio—. Vamos a dar comienzo a esta exposición que versará sobre enfermedades transmitidas a través de insectos y su posible solución. Me causa gran alegría anunciar que el ponente es parte de esta familia universitaria. Mi orgullo es mayor al saber que se trata de un alumno todavía en formación, pues cada vez estoy más convencido de que en esta universidad se encuentran los mejores estudiantes del mundo. Sin más dilación, le cedo el turno de palabra a Adam Stein.

      Los aplausos estallaron cubriendo las inspiraciones forzadas de Adam, que se obligó a relajarse.

      —En primer lugar, gracias por asistir y por mostrar interés en mis estudios —fue lo primero que dijo, algo ensayado para conseguir un poco de seguridad—. Como ya se ha anunciado, voy a hablar de enfermedades transmitidas por picaduras de insectos, como pueden ser el paludismo, el tifo exantemático o la peste bubónica. —Aunque había temido enredarse con aquellos nombres, solo había notado que su voz vibraba ligeramente al pronunciarlos—. Si bien son padecimientos bien conocidos, en las ilustraciones que tienen en sus mesas podrán ver los preocupantes datos de su incidencia.

      Adam había preparado unos documentos con el objetivo de mostrar los verdaderos peligros de esas enfermedades. Tal y como le habían recomendado los empresarios que habían organizado la exposición, era necesario captar la atención de manera drástica y no había mejor manera de hacerlo que con algunas fotografías que mostraran la cruda realidad de los procesos patológicos.

      Después, Adam se centró en las características fisiológicas y los datos históricos referentes a las patologías que había nombrado. Su amor por el conocimiento le obligaba a ello. Pero antes de que los asistentes comenzaran a boquear, pasó a la parte más práctica del asunto: su solución.

      —Por suerte, es posible erradicar estos males, y para ello solo es necesario acabar con el vector que los propaga, los insectos. Existe un producto químico muy eficaz para ello, el dicloro-difenil-tricloro-metil-metano, también llamado DDT, que es más fácil de pronunciar. —La falta de risas ante aquel comentario hizo que Adam se pusiera más nervioso. El joven retomó la seriedad—. El científico suizo Paul Hermann Müller acaba de descubrir su toxicidad y creo que podríamos adelantarnos a Europa en su desarrollo y aplicación. Al fin y al cabo, es aquí donde tenemos los mejores científicos y es nuestro deber poner al servicio de la medicina esta oportunidad y no dejarla en manos de los europeos, que a saber lo que pueden hacer con ella…

      Algunos asistentes sí que rieron ante aquella chanza que le habían aconsejado incluir en su discurso, aunque realmente Adam no compartía pues admiraba a los científicos del Viejo Mundo. El joven siguió con una profunda descripción sobre el DDT e hizo hincapié en los posibles beneficios de su comercialización, para agrado de los empresarios y los posibles inversores.

      —Por eso, como estudiante, creo que esta sustancia aportará un incalculable beneficio a la sociedad y sería un desperdicio pasarla por alto. Espero haberles contagiado mi interés por este producto y que pronto todos podamos disfrutar de él. Muchas gracias por la atención.

      Adam hizo una ligera reverencia dando por finalizado su discurso y recibiendo aplausos a cambio de sus palabras. Sin embargo, antes de que las congratulaciones se apagaran y de que alguien comenzara el turno de ruegos y preguntas, continuó hablando.

      —Sin embargo… Sin embargo… —Adam pidió silencio con las manos. Le obedecieron—. Sin embargo, quisiera decir algo más.

      El joven hizo una pausa dramática en la que todos le observaron con curiosidad, sin tener ni idea de la deriva que iba a tener su exposición.

      —Todos los que estudiamos y todos los que trabajáis en esta profesión que amo —comenzó a decir Adam, y esta vez había algo extraño en su voz, quizá un hilo más de sentimiento que bordaba sus palabras— tenemos como objetivo salvar la vida y hacer que las personas puedan esquivar a la muerte. —Los asistentes se miraban entre sí, asintiendo algunos, confirmando aquella obviedad—. Pero ¿qué sentido tiene vivir más tiempo o en mejores condiciones?

      Comenzó a generarse un murmullo generalizado con la opinión común de que aquellas palabras tenían que ver más con la filosofía que con la ciencia, una rama que tendía a nutrirse de cifras exactas y no de divagaciones mentales. Nada de eso. Aquellos pensamientos tenían más que ver con el amor.

      —Yo me he hecho muchas veces esa pregunta. En el momento en el que un médico salva a su paciente y observa que este se marcha del hospital, ¿sabrá realmente el doctor qué sentido tiene este logro? ¿Sabrá ese hombre recién sanado valorar todo lo que la medicina ha hecho por él? ¿Vale la pena tanto esfuerzo por parte de los investigadores y de los sanadores realmente?

      Adam pudo observar a uno de los empresarios hablar con su compañero. Por su sonrisa, debió pensar que el joven estaba preparando un alegato sentimentalista de esos que tendían a persuadir a los inversores. En ese caso, el muchacho le iba a facilitar las negociaciones y, tal y como le habían dicho, sería cierto eso de que era un genio. Siguió escuchando atentamente para comprobar que se equivocaba.

      —Lo que trato de decir es que hay algo más importante que todo lo que hacemos y sin lo que todo nuestro trabajo no tendría sentido. Ese algo es encontrar el motivo por el que vivir. No importa que vivamos treinta o cien años, no tiene ningún mérito salvarnos de una muerte segura si no sabemos por qué ni para qué estamos vivos. Y, ciertamente, encontrar esa respuesta es algo bastante complicado. —Adam alzó la vista buscando a Rachel entre los asistentes de las últimas filas—. Pero yo la he encontrado.

      El corazón de Adam comenzó a acelerarse en cuanto su mirada se cruzó, en la distancia, con los ojos color miel de su amada, como si el órgano cardíaco quisiera tomar el control de la escena. Alrededor de la chica podía observar el medio millar de asistentes que había acudido a la exposición, creando un attrezzo perfecto para lo que quería decir. No solo el hecho de tener la atención de tantas personas daba grandeza a la escena, sino que iba a anteponer sus palabras a algo tan importante como era su momento más glorioso en su carrera como estudiante.

      —Mi СКАЧАТЬ