Название: E-Pack Bianca y Deseo julio 2021
Автор: Varias Autoras
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Pack
isbn: 9788413759968
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Escudriñó sus facciones y sintió una punzada de culpabilidad. Parecía que llevaba una semana llorando. Tal vez fuera así. Parecía tan frágil que temía que se rompiera si la abrazaba.
Beatrice asintió.
–Así que no hay error –bajo la oleada de culpabilidad surgió algo nuevo. Una sensación de protección–. ¿Y te has hecho una ecografía?
Ella sacudió la cabeza.
–Todavía no… ¿qué haces?
Dante se apartó el móvil de la oreja.
–Unas gestiones.
–Son las tres de la mañana. Ya sé que en tu mundo puedes pedir cualquier cosa en cualquier momento del día y la gente salta, pero en mi mundo pedimos cita de día y nos colocan en la lista de espera.
–¿Lista de espera?
–Si quieres hacer algo por mí, prepárame un té. Jengibre. Me calma las náuseas. La cocina está por allí –le señaló con la cabeza.
Beatrice cerró los ojos, estaba demasiado cansada para comprobar si Dante había reaccionado, y desde luego, demasiado cansada para discutir. No los abrió hasta que sintió su mano en el brazo.
–Bebe –le dijo él observándola.
Beatrice obedeció soplando en la superficie del líquido para enfriarlo un poco. Dante se sentó en el sofá de enfrente. Parecía sumido en sus propios pensamientos. Ella sentía como si estuviera sentada en el ojo de la tormenta, consciente de que en cualquier momento se desencadenaría de nuevo el infierno. Bebió un poco más y sintió que se le asentaba el estómago.
Dejó la taza en la mesita auxiliar y sintió un nudo de tensión cuando Dante se puso de pie.
–No he pensado en la hora que es –reconoció–. Estaba…
–En shock… lo sé.
–Me imagino que debes sentirte… sé que esto no es lo que querías, pero está pasando y tenemos que lidiar con ello.
–No tenemos que lidiar con nada –todavía se sentía como si la hubiera arrollado un camión, pero el té hacía que fuera un poco más coherente–. Ya me estoy ocupando yo –añadió, ansiosa por corregir cualquier impresión de lo contrario que pudiera haber dado–. Tengo hora para la primera ecografía en un par de semanas.
–Bien. La cancelaré y pediré cita para cuando volvamos –murmuró como para sí mismo.
–¿Volver? –preguntó Beatrice sintiendo un nudo en el estómago–. Yo no voy a ir a ninguna parte. Estoy aquí, y aquí me voy a quedar –se llevó las rodillas al pecho y las rodeó con los brazos–. Relájate, cuando tengamos el divorcio podemos revisar los detalles de cómo vamos a hacerlo.
–¿De qué diablos hablas? –masculló Dante–. No va a haber ningún divorcio ahora que estás esperando un hijo mío.
Ella lo miró a los ojos y vio la misma convicción de acero que mostraba su voz. Hizo amago de levantarse pero volvió a sentarse. Una oleada de pánico le atravesó el cuerpo.
Lo miró con ojos todavía más grandes. Las oscuras ojeras hacían que pareciera un animal atrapado, pensó Dante.
–Estás embarazada de nuestro hijo, el heredero al trono. Eso lo cambia todo.
–Tal vez él… o ella no deseen eso –afirmó Beatrice llevándose la mano al vientre en gesto inconsciente.
–¿No debería ser él o ella quien lo decida? ¿Vas a intentar robarle su herencia, su derecho de nacimiento?
–Ni a ti ni a Carl os hizo muy felices –le espetó Beatrice.
–Nosotros no tenemos por qué repetir los errores de mis padres.
Ella se llevó una mano temblorosa a la cabeza.
–Tiene que haber otra manera. No puedo volver a lo de antes –sacudió la cabeza–. No dejaré que me manipulen ni me controlen.
Dante la estaba mirando con una expresión extraña.
–¿Fue así como te sentiste?
Su asombro parecía auténtico.
–Así es como era.
–No será así cuando vuelvas. Habrá cambios.
Beatrice no tenía fuerzas para disimular su escepticismo extremo ni aunque hubiera querido hacerlo.
–¿Qué cambios?
–Al diablo con las encuestas de opinión. Voy a anteponer a mi familia. Esto no se trata de tener un heredero. Se trata de ser padre –hasta aquel momento no había apreciado las enormes diferencias entre ambas cosas–. Haremos que funcione.
–Por el bien del bebé.
Dante no dijo nada. La férrea determinación de sus ojos brillantes lo dijo todo cuando le tomó la barbilla entre los dedos.
–No puedes criar a este niño sola…
Beatrice tuvo que hacer un esfuerzo para no apoyar la mejilla en su palma.
–La gente lo hace todos los días, algunas personas por elección y otras porque no tienen alternativa.
–Pero tú si tienes alternativa –la atajó con suavidad–. Hemos tenido una separación de prueba. ¿Por qué no un matrimonio de prueba?
–¿Otra forma de decir que sería una farsa? Ya he estado ahí –murmuró ella con cansancio.
El estrés emocional y físico de los últimos días, y tal vez las hormonas del embarazo estaban haciéndose notar, y su lucha se veía reemplazada por un peligroso fatalismo.
Tal vez Dante notara que sus defensas caían, porque se inclinó hacia ella con el rostro a la misma altura que el suyo, la miró a los ojos y Beatrice se sintió culpable por haber dudado de su sinceridad. No había nada falso en las emociones que transmitía.
Cuando pensó en ello más tarde, se dio cuenta de que fue la emoción de su rostro, la preocupación y la responsabilidad lo que la llevaron a dejar de luchar contra lo inevitable.
Beatrice alzó la barbilla.
–Las cosas tendrán que cambiar… si vuelvo –se apresuró a añadir.
–Te prometo que nadie intentará controlarte.
–Quiero ser algo más que un accesorio decorativo. Quiero que se me trate como a una igual, no con condescendencia. Ah –dejó caer un poco la cabeza mientras lo miraba a través del velo de sus oscuras pestañas–. No quiero que se lo cuentes a nadie hasta que esté de tres meses y las cosas sean más… seguras.
–¿Y a mis padres?
Beatrice СКАЧАТЬ