Cultivar con microbios. Jeff Lowenfels
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Название: Cultivar con microbios

Автор: Jeff Lowenfels

Издательство: Bookwire

Жанр: Математика

Серия: General

isbn: 9788418403361

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СКАЧАТЬ con una barrera impermeable y quedar concentrado en una zona o capa en concreto. El tamaño de las partículas puede provocar que un material en concreto se concentre o se filtre. A la postre y con el paso del tiempo, se forman capas y zonas de material distinto. Esto puede verse, al igual que los estratos en las paredes del Gran Cañón, cuando excavas en el suelo. El perfil de un suelo es un mapa de estas capas u horizontes.

      Los científicos del suelo han atribuido una letra o una combinación de letras (e incluso números) a cada horizonte que aparece en un perfil de suelo típico. Afortunadamente, para el jardinero los horizontes superiores —el o y el a— son realmente los únicos que cuentan. El horizonte oi contiene material orgánico que todavía puede ser identificado en concreto (con un poco de entrenamiento, aunque es algo que queda fuera del alcance de este libro); este es el suelo fíbrico. El horizonte oe ha experimentado más descomposición y, si bien los materiales son identificables como materia vegetal, no puede saberse qué plantas en concreto están implicadas, incluso con entrenamiento. Este es el suelo húmico. Finalmente, el horizonte oa es donde el material orgánico se ha descompuesto tanto que no es posible identificar su origen; podría provenir de la materia de plantas o animales. Este es el suelo sáprico. De todo esto se obtiene una información bastante útil si quieres saber si tus suelos crearán mas derivados de la descomposición como el nitrógeno, porque el proceso que convierte el suelo en humus no se ha completado; o si tu suelo se ha descompuesto hasta el extremo de que básicamente solo alberga microbios que causan descomposición.

      El horizonte a yace bajo el horizonte o. Aquí se acumulan las partículas de humus a medida que el agua discurre por el horizonte o por encima y empuja a las partículas orgánicas hacia abajo. El agua que fluye por este horizonte lleva muchos de los materiales disueltos y en suspensión. Este horizonte a tiene el contenido más alto de materia orgánica y actividad biológica de todos los horizontes del suelo. Aquí es donde crecen las raíces.

      A continuación, le siguen varios horizontes del suelo y, al final, el lecho rocoso. Necesitarías una retroexcavadora para excavar a través de todos los horizontes bajo tu terreno, algo que claramente no vale la pena. A menudo faltan uno o dos horizontes, por haberse visto desgastados o transportados por las fuerzas de la meteorización, y con la misma frecuencia resulta muy difícil distinguir entre capas.

      Lo importante es que tu jardín y tu terreno tengan un buen suelo —la mezcla adecuada de minerales, materia orgánica, aire y agua— en las capas superiores, la zona donde crecen las plantas. De no ser así, tendrás que añadir enmiendas o remplazarlo por completo.

      El color del suelo

      El color puede ser un indicador fácil de lo que hay en tu suelo, ya que a veces el color del suelo depende de los compuestos minerales y orgánicos del mismo. La meteorización, la oxidación, las acciones de reducción de los minerales de hierro y manganeso y la bioquímica de la descomposición de la materia orgánica son los factores fundamentales que influencian el color del suelo.

      Los componentes orgánicos en el suelo constituyen agentes de coloración muy fuertes y producen suelos oscuros; estos pueden acumularse o disolverse y recubrir otras partículas del suelo con un color negro. Cuando el hierro es un componente del suelo, se oxida y las partículas del suelo se cubren de un tono rojo y amarillento. Cuando el óxido de manganeso es un componente principal del suelo, sus partículas adquieren una tonalidad negro púrpura. La presencia de estos colores suele indicar un buen drenaje y aireación.

      Los suelos grises pueden indicar carencia de material orgánico. A menudo, también indican condiciones anaeróbicas porque los microbios que pueden sobrevivir en esas condiciones suelen usar el hierro del suelo, volviéndolo incoloro en el proceso. De forma similar, el magnesio se reduce a compuestos incoloros por otros tipos de microbios anaeróbicos del suelo.

      Los científicos del suelo usan cartas de colores para identificar, comparar y describir las condiciones del suelo. Para el jardinero, sin embargo, el color juega un papel menor. Para nosotros, un buen suelo tiene el color del café oscuro y ello, de nuevo, debido a sus componentes orgánicos.

      La textura del suelo

      Los científicos del suelo describen el tamaño de las partículas del suelo en términos de textura. Existen tres categorías de textura del suelo: arena, arcilla y limo. Todos los suelos tienen una textura específica que permite juzgar su propensión a sustentar una red de nutrientes del suelo sana y, por tanto, plantas sanas.

      La textura del suelo no tiene nada que ver con su composición. Si piensas, por ejemplo, que el término «arena» se aplica solo a las partículas de cuarzo te equivocas. Es cierto que la mayoría de las partículas de arena son cuarzo mineral, pero toda clase de rocas puede ser meteorizado hasta convertirse en arena: silicatos, feldespatos (silicato de potasio y aluminio, silicato de sodio y aluminio y silicato de calcio y aluminio), hierro y yeso (sulfato de calcio). Si la arena proviene de barreras de corales en la superficie es caliza. La mayor parte de las partículas de limo también son cuarzo mineral (solo que son mucho más pequeñas en tamaño que las que se encuentran en los suelos arenosos), y los limos pueden tener los mismos componentes que la arena. Las arcillas, por otro lado, se componen de un grupo completamente diferente de minerales, los silicatos de aluminio hidratados, junto con otros elementos tales como en magnesio o el hierro, que a veces sustituyen parte del aluminio.

      Así que la idea clave para el jardinero es que la textura solo tiene que ver con el tamaño de las partículas y no su composición. Entonces, ¿qué tamaño de partículas constituye la arena, limo y arcilla?

      Empecemos con la arena. Sin duda has estado en una playa y sabes que las partículas de arena son visibles a simple vista. Estas varían en diámetro de 0,06 a 2 mm. Cualquier cosa más grande tiene demasiado espacio entre las partículas individuales para ser útil a un jardinero excepto como grava para un camino. Las partículas de arena son lo suficientemente pequeñas pa-

      ra retener algo de agua cuando se agregan, pero la mayor parte es agua gravitacional que drena con facilidad dejando mucho aire y tan solo un poco de agua capilar. Además, las partículas de arena son lo suficientemente grandes para verse influenciadas por la gravedad y se asientan rápidamente en el fondo cuando se mezclan con agua. En cuanto a la textura, los suelos con grandes proporciones de arena son grumosos cuando los frotas con los dedos.

      El siguiente en el tamaño de la textura es el limo. Las partículas de arena pueden verse a simple vista, pero necesitarás un microscopio para ver las partículas individuales de limo. Al igual que la arena, consisten en roca meteorizada solo que son muchísimo más pequeñas, entre 0,004 y 0,06 mm de diámetro. Los espacios porosos entre las partículas de limo son mucho más pequeños y retienen mucha más agua capilar que la arena. Al igual que la arena, las partículas de limo se ven influenciadas por la gravedad y se depositarán cuando se sumerjan en agua. La textura del limo cuando se frota con los dedos es la de la harina.

      Las arcillas se forman durante la intensa actividad hidrotermal o por acción química: la del ácido carbónico cuando meteoriza las rocas que contienen silicatos. Las partículas de arcilla se distinguen enseguida del limo, pero en este caso se requiere un microscopio electrónico, pues estas partículas son así de pequeñas; las más pequeñas que constituyen el suelo tienen 0,0004 mm de diámetro o menos. Las partículas de arcilla son «plásticas» y un poco resbaladizas cuando se frotan con los dedos. Ello obedece a que las partículas de arcilla absorben y retienen mucha agua, y de ahí que se conozcan como compuestos de silicatos hidratados. Además del silicio, contienen agua y a menudo aluminio, magnesio y hierro.

      Para comparar, pongamos las cosas bajo una perspectiva más familiar. Si una partícula de arcilla tuviera el tamaño de una semilla de margarita, una partícula de limo sería un rábano grande, y un grano de arena sería una carretilla de jardín grande. Otra manera de ver la textura del suelo consiste en visualizar un gramo de arena (en torno СКАЧАТЬ