Название: Donde Se Oculta El Peligro
Автор: Desiree Holt
Издательство: Tektime S.r.l.s.
Жанр: Зарубежные любовные романы
isbn: 9781802500172
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Tal vez ahora era el momento para descubrir que le ofrecía la vida. Para saborear la fruta prohibida que siempre se había negado a sí misma.
Devolvió el pañuelo de algodón, notando sus fuertes y delgados dedos mientras lo hacía. El breve contacto hizo que el calor se disparara a traves de ella. "Gracias. Yo, em, tragué más de lo que pretendía."
Él apuntó hacia su vaso. "Hay que sorberlo despacio, no tirarlo. Los buenos whiskeys están hechos para ser saboreados."
"Lo sé." Enderezó la espalda y se revolvió el pelo. "¿Crees que no sé cómo beber un buen whiskey?"
Pensó que se asomaba una sonrisa en su boca, pero el indicio de ello desapareció al momento.
"Creo que tus hábitos de bebida son asunto tuyo. Sólo estaba ofreciendo un amistoso consejo." Le hizo un gesto al camarero y levantó su vaso.
"Bueno, puedes quedarte el consejo, pero gracias por lo del pañuelo. Ahora estoy bien." ¡Mentira!
"Bien. Me alegra ser de ayuda."
Taylor acabó el resto de su bebida a trargos pequeños y trató de ignorar al hombre de su lado. El licor trazó fuego a través de su sangre pero dejó intacto el punto frío que se asentaba en su interior como un bloque de hielo. Levantó la mano y le hizo un gesto al camarero.
"¿Segura de que quieres otro de esos?" La profunda voz provocó otro destello de calor.
"Sí. Estoy segura. Y gracias por preocuparte, pero no necesito que alguien monitorice mis tragos."
Él se encogió de hombros. "Por mí bien." Levantó una ceja cuando el camarero sirvió otro vaso lleno en frente de ella. "¿Celebrando? ¿O ahogando tus penas?"
"Ninguna de las dos. Sólo..." Buscó la palabra correcta, pero no pudo encontrar ninguna. "Sólo bebo."
"Odio tener que decirtelo, pero no parece que lo estés disfrutando mucho."
Taylor se giró para mirarlo y se encontró capturada de nuevo por la oscuridad de sus ojos.
Ojos sin alma. Pero, ¿de dónde venía eso? "Al contrario. Me lo estoy pasando en grande." Tomó un buen trago de su nueva bebida y casi se atragantó de nuevo. Cogió su vaso de agua y bebió de él.
"Mm-hmm. Realmente veo placer en tu cara."
Estaba empezando a ponerle nerviosa. "Eres bastante entrometido." Tuvo que apartarse de su penetrante mirada. "Yo diría que es angustiante descubrir que después de treinta años tu vida ha sido una mentira, y que el único familiar que parece quedarte niegue tu existencia. Llévatelo. Los cuentos de hadas no son reales."
Él levantó una ceja. "Suena bastante serio."
La ira volvió a atravesarla. Serio no era la palabra exacta para describir su sentimiento de traición. Todos estos años de seguir la linea. De asfixiantes normas y poca flexibilidad. De una vida con pocos placeres, luchando por una aprobación que nunca llegó. De la profunda tristeza de su madre y del control autocrático de sus abuelos sobre su vida y la de su madre. Sentía como si alguien le hubiera robado los anteriores treinta años, años que se fueron para siempre. Ahora, ella quería rebelión y venganza.
"Me estoy despidiendo de mi pasado y dando la bienvenida al primer día del resto de mi vida. Creando la nueva yo."
Porque la antigua yo fue el producto de una mentira y muy aburrida.
Taylor resistió la tentación de meter la mano en el bolsillo de su chaqueta, sacar la hoja de papel y volver a leer las malditas palabras. No importaba Las tenía memorizadas.
Me doy cuenta ahora de que fue un error ocultarte esto durante todos estos años. Tienes que creer que nuestras intenciones fueron las mejores. Pero ya sabes lo que dicen de las buenas intenciones. Ciertamente, nos han allanado el camino al infierno a todos nosotros.
El hombre acabó su bebida y pidió que se la rellenaran. "No pareces alguien con un pasado del que necesite deshacerse."
"Demuestra lo mucho que sabes." Taylor tragó las ultimas gotas de su vaso y la tensión de su cuerpo se soltó un poco más. El whiskey estaba empezando a hacer su magia en ella. La ira seguia allí igulamente. Eso no se iría pronto.
"¿Qué te trae por San Antonio?"
Una mala decisión. No todos los días me echan de las oficinas de la empresa como si fuera una especie de criminal o un trozo de basuura.
"Es personal." Así que callate y déjame sola. Hizo un gesto al camarero para pedir otro trago. Tal vez, con el suficiente licor en su sistema podría olvidar todo su dolor.
"Supongo que las cosas no fueron bien." Él agarró su bebida fresca y la tomó de un trago.
"Podría decirse. De hecho, se podría decir que no ir bien es un gran eufemismo."
"Eso suena mal."
"Sí. Muy mal." El whiskey en el vaso chapoteó ligeramente cuando ella lo cogió y se lamió las gotas de la mano.
"Tal vez sea mejor que esa sea la última. Odiaría verte intentar conducir hasta casa después de tantas."
Ella volvió sus furiosos ojos hacia él. "Escucha, quienquiera que seas, soy lo suficientemente mayor como para saber cúanto beber. No necesito una niñera. Y me quedo aquí en el hotel, así que si me desmayo, no tengo que irme muy lejos." Lo miró fijamente, después sacudió la cabeza y se pasó los dedos por el pelo. "Perdona. Ha sido grosero por mi parte. Sólo estoy de mal humor esta noche."
Él alargó la mano para ponerla en su antebrazo e incluso a través de las capas de tela sus dedos se sintieron como hierros candentes en su piel. Una pequeña chispa electrica recorrió su cuerpo.
Estrechó la mirada. Ella vió que él tambien la había sentido. Se miraron por un largo momento. Él rompió el contacto visual primero. "Tal vez hablar con alguien ayude."
Sí. Hablame para que pueda descubrir que se pasa por esa bonita cabeza tuya.
Inclinó su vaso y dio otro trago a su gaseosa. Nada de alcohol para él esta noche. Tenía una misión, y no podía permitirse el lujo de tener sus sentidos debilitados. Si había algo que deseara, es que ella hubiera sido fea y abrasiva. Alguien que pudiera desagradarle facilmente. ¿Por qué tenía que ser tan atractiva?
Ya estaba lamentando su decisión de venir aquí. Había otras formas de conseguir lo mismo. Debería haberlas cogido. Las mujeres como ella eran peligrosas para él. Tan suave. Tan atractiva. Tan fácil de dejar pasar por debajo de las barreras. Y ahí estaba el desastre.
Ya pasó por esto una vez. Había sido suficiente para él. No, necesitaba dejar sus murallas aseguradas, y estar sentado aquí con esta mujer no era la manera de que eso pasara.
Acaba tu bebida y vete, quiso decir. Vete de este bar, de este hotel, de esta ciudad. Escóndete lejos de mi y no vuelvas nunca.
Por primera vez en años, se le antojó una bebida de verdad.
Ella tomó otro trago de whiskey. СКАЧАТЬ