El libro tibetano de los muertos. Padma Sambhava
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Название: El libro tibetano de los muertos

Автор: Padma Sambhava

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Colección Nueva Era

isbn: 9788418211621

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СКАЧАТЬ a continuación, el recuerdo vivo o confrontación con la realidad durante el estado de transición y, finalmente, los métodos para cerrar la puerta de las matrices cuando, en el Estado de transición, el muerto busca renacer.

       Los tres kayas. Ver Glosario.

       El Dhamakaya.

       El Sambhogakaya.

       El Nirmanakaya.

       Thödol.

       Bardo.

       Dharmata.

       Obra tibetana generalmente utilizada por los lamas como suplemento del Bardo Thödol, que trata científicamente y con gran detalle sobre los síntomas de la muerte.

       Gurú. Gu = oscuridad; ru = luz. Gurú es aquel que conduce de la oscuridad a la luz.

       “Las Tres Joyas son el Buda, el Dharma y el Sangha. Por Buda o Iluminado quiere decirse, no solo el histórico fundador del budismo, sino el Ideal de Iluminación, tanto en su aspecto universal como en su realidad última. El Dharma o Doctrina no es solo la suma total de las enseñanzas de Buda, sino el conjunto de leyes morales y espirituales, descubiertas y reveladas por él. De manera similar al Sangha o Asamblea es la comunidad espiritual de aquellos que, siguiendo el Dharma, han alcanzado los mismos niveles de experiencia espiritual u observado las reglas de una misma disciplina monástica o, simplemente, el conjunto de fieles que buscan refugio en las Tres Joyas —iluminado y no iluminado, monástico y laico, real y nominal—. Las Tres Joyas son, por tanto, de capital importancia en el budismo”. De hecho, las Tres Joyas son el budismo, Sangharakashita. The Three Jewels. Págs. V-VI. Anchor Books, New York, 1970.

       Ver Glosario.

      Parte I:

      El estado de transición del

      momento de la muerte (Bardo Chikhai)

      Método de aplicación:

      Es mejor si el Maestro que guiaba al difunto se encuentra presente o, en su defecto, un hermano espiritual y, si este último tampoco es posible, entonces alguien instruido en la misma fe. Y si ninguno de ellos puede estar, entonces cualquiera que pueda leer de forma clara y precisa, repetidas veces el Thödol. Así, el difunto recordará lo que había oído de esta gran confrontación, podrá reconocer la Luz Primordial y, sin duda alguna, obtener la liberación.

      Momento para seguir las instrucciones:

      Entonces la fuerza vital, habiendo sido devuelta, desciende a lo largo de los nervios psíquicos derecho e izquierdo, apareciendo momentáneamente el estado de transición.

      Estas instrucciones deben aplicarse antes de que la fuerza vital se expanda por el nervio izquierdo, después de haber atravesado el centro nervioso del ombligo.

      El tiempo generalmente necesario para este movimiento de la fuerza vital dura mientras la respiración existe, es decir más o menos el tiempo que se emplea en tomar una comida.

      Método de aplicación:

      Es mejor si la transmutación de conciencia se efectúa cuando la respiración está a punto de cesar, pero, si no ha sido efectuada, hay que decir las siguientes palabras:

      Oh, noble hijo (nombre), ha llegado tu momento de buscar el camino. Tu aliento va a cesar. La Luz Primordial que tu Maestro te reveló vas a conocerla ahora en el estado de transición. Esta es la realidad, abierta y vacía como el espacio, vacío luminoso, pura y desnuda conciencia sin centro ni circunferencia. Reconócela, y permanece en ese estado. Yo también voy a ayudarte en estos momentos.

      Las instrucciones son las siguientes: si el moribundo puede, llevará a cabo por sí mismo las instrucciones que se le den. Pero si es incapaz de ello, entonces su Maestro o un hermano de fe que fuera amigo íntimo debe estar cerca y leer con voz clara los signos de la muerte en su secuencia natural: “Ahora viene el momento en que la tierra se disuelve en el agua, el agua en el fuego, el fuego en el aire, y el aire en la conciencia”. Cuando todos los síntomas de la muerte han sido enumerados, entonces hay que decir en voz baja al oído del moribundo: “Oh, noble hijo (o, si era un maestro, “oh, Señor”) no dejes que tus pensamientos te distraigan”.

      En el caso de un condiscípulo o cualquier otra persona debe llamársele por su nombre y decirle las siguientes palabras: