La fidelidad en el tiempo. Mercedes Navarro Puerto
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Название: La fidelidad en el tiempo

Автор: Mercedes Navarro Puerto

Издательство: Bookwire

Жанр: Религия: прочее

Серия: Despierten al mundo

isbn: 9789877620702

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СКАЧАТЬ de dicha teología, las mujeres no siguieron el mandato a la letra y muchas, individual e institucionalmente, a la luz del feminismo, introdujeron cambios sorprendentes. La fidelidad de las religiosas, tanto de muchas instituciones, como de las mujeres concretas, las condujo a decisiones osadas y proféticas, decisiones que a muchas, en uno y otro nivel, les pasaron “factura”, es decir, decisiones que tuvieron consecuencias no esperadas por los estamentos eclesiástico-clericales, esos mismos estamentos que, incluso, las animaron a ello.

      La fidelidad y sus acepciones

      Las acepciones de la fidelidad nos llevan a distinguir dos niveles, al menos, que estando conectados entre sí no son reductibles el uno al otro. El primero es el nivel individual: quién es fiel y a qué o a quiénes. El segundo es el institucional: qué grupo, con qué ideología, sobre qué aspectos es fiel y exige fidelidad. La persona que profesa fidelidad o que jura fidelidad, puede hacerlo fuera, al margen o dentro de una institución. La institución, inconcebible sin sus miembros, es o puede ser la depositaria de la fidelidad de sus componentes, de una determinada ideología, de un sistema de creencias o, simplemente, de unas normas de conducta a las que se exige a sus miembros ser “fieles”.

      También indico, ya desde el principio, que aunque mi reflexión parte de la VR de las mujeres y se dirige preferentemente a ella, entiendo el tema y su desarrollo dentro y como parte del sistema social, cultural y político en el que vivo y del formo parte activa. Por esta razón, iré constantemente de uno a otro contexto. Por esta razón, además, el tema no se ciñe solo a la VR, sino que se extiende al resto de la realidad de la que, repito, formo parte como mujer y como religiosa.

      La fidelidad y sus tentaciones narcisistas

      La intercambiabilidad entre fidelidad y perseverancia antes mencionada no es la única idea que ha convertido a la fidelidad en un concepto ñoño y desfasado. También ha contribuido a ello la vinculación de este valor con cierta mirada narcisista hacia el pasado. La fidelidad, tal como la entiendo, no es el espejo en el que una determinada religiosa o una determinada congregación se miran, como Narciso, para descubrir lo inmutable de sí mismas, o para admirarlo y amarlo, incapaces de abandonar la auto referencia. Esta mirada auto referencial al pasado queda fijada en conductas de inspección y vigilancia sobre la inmutabilidad de la imagen reflejada. Tales acciones equivalen, en la práctica, a matar y congelar eso mismo que quienes las realizan dicen apreciar. La realidad, sin embargo, muestra que esta mirada es una tentación presente a la que ceden religiosas y congregaciones. Se advierte, sin ir más lejos, en fijaciones hacia los propios fundadores y fundadoras, en intentos de volver a las fuentes, entendiendo por ello la repetición atemporal de actitudes e incluso valores que, de hecho, solo son comprensibles en su propio contexto (pasado), que requieren la traducción creativa y novedosa a las condiciones y al contexto presente, traducción que se teme y, por ello, se tiende a demonizar.

      Esta conversión de fuera adentro alienta la falsa convicción de libertad de la persona que se exige ser fiel: nadie me obliga, yo sé que tengo que ser fiel a mí mismo, a mí misma. Pero ¿qué quiere decir eso, concretamente? ¿Quién es uno/a mismo/a? ¿La persona que fui hace diez, veinte o cuarenta años? ¿La institución que fue hace cien o cincuenta años? ¿Hay, por caso, un ente, personal o institucional, que responde a un sí mismo/a? Estas preguntas, lejos de ser vanas, acaban siendo ineludibles debido a que en ellas, de forma más o menos intencionada, encontramos una peligrosa idea de preexistencia, debido a que en ellas resuena un cierto esencialismo. En realidad, no es nada nuevo. El neoplatonismo ya postulaba la idea de una entidad preexistente, pura y auténtica, a la que cualquier concreción personal debía ajustarse en el transcurso de su vida. Es evidente que necesitamos cautela ante esta especie de moda que viene de tan antiguo.