No me toques el saxo. Rowyn Oliver
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу No me toques el saxo - Rowyn Oliver страница 14

Название: No me toques el saxo

Автор: Rowyn Oliver

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия:

isbn: 9788416927562

isbn:

СКАЧАТЬ

      Casi estoy por llamar a Marina e Irene, para decirle todos los halagos que he recibido de mi profesor de saxofón. Pero a estas horas estarán trabajando. Marina castrando algún gato, que ni idea tenía que iba a perder los testículos ese día. E Irene utilizando sus altos conocimientos sobre órganos colegiados. No importa, esperaré a la cena.

      En mi cabeza resuenan los elogios de mi profesor.

      —Si lo haces así de bien, en la prueba los vas a dejar a todos impresionados.

      Ya puedo visualizarlo, yo sobre el escenario con mi saxofón tenor de latón.

      —Larara la la la...

      Mi saxo consta de 23 orificios y algunas de sus llaves de tacto están decoradas con nácar. Tiene la boquilla de metal, que me costó más de dos meses de alquiler, pero lo hace especial... le da un sonido único, “más brillante”. Mi abuelo odió las de plástico porque decía que no daban un buen timbre, aunque yo pienso que es por culpa de su tamaño. Sigo su colección de boquillas, a las que he incorporado cerca de una docena, algunas de ebonita, caucho y porcelana, hasta conseguí una de hueso. Al recuperar mi saxo le he quitado la boquilla de ese usurpador y le he puesto mi cóncava. Mi saxo volverá a ser clásico, con una caña más dura y de boquilla estrecha. Y, por supuesto, la lengüeta es de caña común, nada de fibra de vidrio. Miro el estuche y asiento complacida.

      Quiero a mi saxo.

      Le quiero, si querer a un hombre fuera tan fácil como querer ese saxo, otro gallo cantaría. Pero los hombres son traicioneros, cómo fiarme de ellos cuando no me he podido fiar ni de mi propio padre que vendió mi querido saxo a un desconocido.

      Detrás de mis gafas de sol, y porque sé que la gente no puede verme le guiño un ojo al estuche. Sí, estoy loca, pero todos los artistas y músicos tenemos algo de locura, si no, seríamos demasiado aburridos.

      Me encanta mirarlo, de noche lo pongo en su soporte y lo miro hasta que me duermo, otras simplemente lo meto en la cama conmigo. Sí, también estoy un poco enferma, pero al segundo día me entró la paranoia de que el robasueños entrara por la ventana abierta y me lo quitara de nuevo.

      Me encojo de hombros, hay gente que duerme con sus gatos y les habla como si fueran sus hijos y eso no puede ser, todo el mundo sabe que los gatos son hijos de Satán. Lo sé porque son los que me hacen tener cara de Lucifer, por la alergia que me dan, cada vez que se me ponen cerca. Así que si hay gente que duerme con sus gatos y perros, bien puedo yo dormir con mi saxo.

      Mis sandalias con cuña pisan con buen ritmo el asfalto. Un par de calles más y llegaré a mi coche. Me voy directa a casa, hoy es viernes y desde luego pienso salir. No voy a quedarme en casa solo porque tenga miedo de encontrarme con el saxofonista de los Bright lemons, el señor Lito Vallori.

      Mi mente vuela a la semana pasada, a la noche en que dejé al pobre desnudo y corriendo detrás de mí y el saxo que jamás va a recuperar.

      No siento pena.

      Hago una mueca, es inevitable y suspiro ante mi mentira. Sí que siento un poco de lástima, al fin y al cabo, no fue culpa suya que mi padre le vendiera el saxo de mi abuelo. Quizás incluso el hombre sea lo suficientemente bueno en saxos como para darse cuenta de la joya que tenía entre manos.

      Era mono… y por primera vez no me refiero al saxo. Àngel es un tío guapo, quizás debería sonreír más, pero entiendo que a muchas de las mujeres pueda parecerle irresistible. A mí me lo parecería, si no… quisiera arrancarme la cabeza por haberle humillado como nadie más podrá volver a hacerlo. Irene tenía razón: robarle el saxo, sin ninguna explicación... no es digno de mí. Pero me consuelo pensando que quizás no haya hecho algo tan malo. Es más que probable que él no apreciara esta joya y que se pudiera permitir otro saxo más moderno y mejor.

      Otra mueca y un poco más de culpabilidad. Ojalá, deseo que así sea.

      —En fin —me recrimino con desgana. Lo hecho, hecho está. Así que no pienso darle más vueltas.

      Y eso era algo que estaba más que dispuesta a cumplir si no fuera porque en ese momento, al otro lado del semáforo estaba el hombre que haría muchas de mis pesadillas realidad.

      —¡Tú!

      Конец ознакомительного фрагмента.

      Текст предоставлен ООО «ЛитРес».

      Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.

      Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.

/9j/4AAQSkZJRgABAQACWAJYAAD/4QD0RXhpZgAATU0AKgAAAAgABwESAAMAAAABAAEAAAEaAAUA AAABAAAAYgEbAAUAAAABAAAAagEoAAMAAAABAAIAAAExAAIAAAAcAAAAcgEyAAIAAAAUAAAAjodp AAQAAAABAAAAogAAAAAAAAJYAAAAAQAAAlgAAAABQWRvYmUgUGhvdG9zaG9wIENTNCBXaW5kb3dz ADIwMTc6MDY6MTMgMTM6MTg6NTUAAASQBAACAAAAFAAAANigAQADAAAAAQABAACgAgAEAAAAAQAA DhCgAwAEAAAAAQAAFRgAAAAAMjAxMzowNzoyOSAxMTo0Njo0NwD/4b+1aHR0cDovL25zLmFkb2Jl LmNvbS94YXAvMS4wLwA8P3hwYWNrZXQgYmVnaW49Iu+7vyIgaWQ9Ilc1TTBNcENlaGlIenJlU3pO VGN6a2M5ZCI/PiA8eDp4bXBtZXRhIHhtbG5zOng9ImFkb2JlOm5zOm1ldGEvIiB4OnhtcHRrPSJY TVAgQ29yZSA1LjQuMCI+IDxyZGY6UkRGIHhtbG5zOnJkZj0iaHR0cDovL3d3dy53My5vcmcvMTk5 OS8wMi8yMi1yZGYtc3ludGF4LW5zIyI+IDxyZGY6RGVzY3JpcHRpb24gcmRmOmFib3V0PSIiIHht bG5zOnhtcE1NPSJodHRwOi8vbnMuYWRvYmUuY29tL3hhcC8xLjAvbW0vIiB4bWxuczpzdFJlZj0i aHR0cDovL25zLmFkb2JlLmNvbS94YXAvMS4wL3NUeXBlL1Jlc291cmNlUmVmIyIgeG1sbnM6c3RF dnQ9Imh0dHA6Ly9ucy5hZG9iZS5jb20veGFwLzEuMC9zVHlwZS9SZXNvdXJjZUV2ZW50IyIgeG1s bnM6ZGM9Imh0dHA6Ly9wdXJsLm9yZy9kYy9lbGVtZW50cy8xLjEvIiB4bWxuczpwaG90b3Nob3A9 Imh0dHA6Ly9ucy5hZG9iZS5jb20vcGhvdG9zaG9wLzEuMC8iIHhtbG5zOnhtcD0iaHR0cDovL25z LmFkb2JlLmNvbS94YXAvMS4wLyIgeG1wTU06SW5zdGFuY2VJRD0ieG1wLmlpZDpGRTNCRDExNjJB NTBFNzExQjMxRUE2ODEzNTY0Mzc2QiIgeG1wTU06RG9jdW1lbnRJRD0ieG1wLmRpZDo3QjYzMzJD OTMzRjhFMjExODhGOTk2QkQ2QkY4MzMwRSIgeG1wTU06T3JpZ2luYWxEb2N1bWVudElEPSJ4bXAu ZGlkOjdCNjMzMkM5MzNGOEUyMTE4OEY5OTZCRDZCRjgzMzBFIiBkYzpmb3JtYXQ9ImltYWdlL2pw ZWciIHBob3Rvc2hvcDpJQ0NQcm9maWxlPSJVLlMuIFdlYiBDb2F0ZWQgKFNXT1ApIHYyIiBwaG90 b3Nob3A6Q29sb3JNb2RlPSI0IiB4bXA6Q3JlYXRlRGF0ZT0iMjAxMy0wNy0yOVQxMTo0Njo0Nysw MjowMCIgeG1wOk1ldGFkYXRhRGF0ZT0iMjAxNy0wNi0xM1QxMzoxODo1NSswMjowMCIgeG1wOkNy ZWF0b3JUb29sPSJBZG9iZSBQaG90b3Nob3AgQ1M0IFdpbmRvd3MiIHhtcDpNb2RpZnlEYXRlPSIy MDE3LTA2LTEzVDEzOjE4OjU1KzAyOjAwIj4gPHhtcE1NOkRlcml2ZWRGcm9tIHN0UmVmOm9yaWdp bmFsRG9jdW1lbnRJRD0ieG1wLmRpZDo3QjYzMzJDOTMzRjhFMjExODhGOTk2QkQ2QkY4MzMwRSIg c3RSZWY6aW5zdGFuY2VJRD0ieG1wLmlpZDpGQzA0REY3NTI5NTBFNzExQjMxRUE2ODEzNTY0Mzc2 QiIgc3RSZWY6ZG9jdW1lbnRJRD0ieG1wLmRpZDo3QjYzMzJDOTMzRjhFMjExODhGOTk2QkQ2QkY4 MzMwRSIvPiA8eG1wTU06SGlzdG9yeT4gPHJkZjpTZXE+IDxyZGY6bGkgc3RFdnQ6c29mdHdhcmVB Z2VudD0iQWRvYmUgUGhvdG9zaG9wIENTNSBXaW5kb3dzIiBzdEV2dDp3aGVuPSIyMDEzLTA3LTI5 VDExOjQ2OjQ3KzAyOjAwIiBzdEV2dDppbnN0YW5jZUlEPSJ4bXAuaWlkOjdCNjMzMkM5MzNGOEUy MTE4OEY5OTZCRDZCRjgzMzBFIiBzdEV2dDphY3Rpb249ImNyZWF0ZWQiLz4gPHJkZjpsaSBzdEV2 dDpzb2Z0d2FyZUFnZW50PSJBZG9iZSBQaG90b3Nob3AgQ1M1IFdpbmRvd3MiIHN0RXZ0OmNoYW5n ZWQ9Ii8iIHN0RXZ0OndoZW49IjIwMTQtMDQtMDZUMTY6NTI6MjArMDI6MDAiIHN0RXZ0Omluc3Rh bmNlSUQ9InhtcC5paWQ6RDBEODhFRTE4MEJERTMxMTk3N0RBNjlBREM2NkU1MDEiIHN0RXZ0OmFj dGlvbj0ic2F2ZWQiLz4gPHJkZjpsaSBzdEV2dDpzb2Z0d2FyZUFnZW50PSJBZG9iZSBQaG90b3No b3AgQ1M1IFdpbmRvd3MiIHN0RXZ0OmNoYW5nZWQ9Ii8iIHN0RXZ0OndoZW49IjIwMTQtMDQtMDZU M
СКАЧАТЬ