Название: El libro rojo
Автор: Карл Густав Юнг
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Catena Aurea
isbn: 9789873761515
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En Transformaciones y símbolos de la libido, Jung diferenció dos clases de pensamiento. Siguiendo el ejemplo de William James, entre otros, Jung contrastó el pensamiento dirigido con el pensamiento fantaseado. El primero era verbal y lógico, mientras que el segundo era pasivo, asociativo e imaginativo. Del primero era ejemplo la ciencia; del segundo, la mitología. Jung afirmó que los antiguos carecían de una capacidad para el pensamiento dirigido, una adquisición moderna. El pensamiento fantaseado aparecía cuando el pensamiento dirigido cesaba. Transformaciones y símbolos de la libido fue un extenso estudio del pensamiento fantaseado y de la constante presencia de los temas mitológicos en los sueños y las fantasías de los individuos contemporáneos. Jung reiteró la ecuación antropológica del prehistórico, el primitivo y el niño. Sostuvo que la elucidación del pensamiento fantaseado contemporáneo en los adultos serviría para arrojar luz al mismo tiempo sobre el pensamiento de los niños, los salvajes y los pueblos prehistóricos. (28)
En esta obra, Jung sintetizó las teorías del siglo XIX respecto de la memoria, la herencia y lo inconsciente, y postuló un estrato filogenético para lo inconsciente, todavía presente en cada ser humano, consistente en imágenes mitológicas. Para Jung, los mitos eran símbolos de la libido y representaban sus movimientos típicos. Utilizó el método comparativo de la antropología para reunir una vasta panoplia de mitos, que luego sometió a una interpretación analítica. Más tarde denominó a este uso del método comparativo, ‘amplificación’. Afirmó que tenían que existir mitos típicos, que se correspondían con el desarrollo etnopsicológico de los complejos. Siguiendo a Jacob Burckhardt, Jung denominó a tales mitos ‘imágenes primordiales’ (Urbilder). Se le dio un papel central a un mito en particular: el del héroe. Para Jung, éste representaba la vida del individuo que intenta volverse independiente y liberarse de su madre. Interpretó el motivo del incesto como una tentativa de retornar a la madre para renacer. Más tarde proclamaría este trabajo como índice del descubrimiento de lo inconsciente colectivo, a pesar de que el término en sí mismo sobreviniera un tiempo después. (29)
En una serie de artículos de 1912 el amigo y colega de Jung Alphonse Maeder sostuvo que los sueños tenían una función distinta de la del cumplimiento de los deseos, que era más bien una función de balance o compensatoria. Los sueños eran intentos de resolver los conflictos morales del individuo. Como tales, ellos no apuntaban simplemente hacia el pasado, sino que también preparaban el camino hacia el futuro. Lo que Maeder estaba haciendo era desarrollar el punto de vista de Flournoy acerca de la imaginación creativa subconsciente. Jung trabajaba líneas similares, y adoptó las posiciones de Maeder. Para Jung y Maeder, esta modificación del concepto de sueño trajo aparejada una alteración de todos los demás fenómenos asociados con lo inconsciente.
En su prefacio a la revisión de 1952 de Transformaciones y símbolos de la libido, Jung escribe que la obra fue producida en 1911, cuando tenía treinta y seis años: “…punto crítico que señala el comienzo de la segunda mitad de la vida, en la cual no pocas veces se produce una metánoia, una modificación de mentalidad”. (30) Agregó que era consciente de la pérdida de su colaboración con Freud, y que se sentía en deuda con su esposa, que lo había apoyado. Luego de terminar su obra, comprendió la importancia de lo que implicaba vivir sin un mito. Alguien sin un mito “es un desarraigado que no se halla sinceramente vinculado con el pasado, con lo ancestral (que siempre vive en él), ni con la sociedad humana actual”. (31) Describe más adelante:
Me sentía acosado a preguntarme muy en serio: ‘¿Qué es el mito que tú vives?’ No podía dar una respuesta a esa pregunta, sino que tenía que confesarme que yo no vivía propiamente con un mito ni dentro de él, antes bien en una insegura nube de posibilidades de opinión que en todo caso yo consideraba con creciente desconfianza... (32)
De ahí resultó naturalmente la resolución de aprender a conocer ‘mi’ mito, y consideré que esa era la misión por antonomasia, pues –me dije–, ¿cómo podría tener en cuenta frente a mis pacientes mi factor personal, mi ecuación personal, (33) tan indispensable para el conocimiento del otro, sino tuviera consciencia de él?
El estudio del mito había revelado a Jung su propia falta de mito. A continuación se comprometió a conocer su mito, su ‘ecuación personal’. Advertimos de este modo que la autoexperimentación que Jung llevó a cabo fue en parte una respuesta directa a las cuestiones teóricas surgidas de su investigación, que culminaron en Transformaciones y símbolos de la libido.
‘MI EXPERIMENTO MÁS DIFÍCIL’
En 1912 Jung tuvo algunos sueños significativos que no comprendió. Les concedió particular importancia a dos de ellos, los cuales, según él sentía, mostraban las limitaciones de las concepciones de Freud respecto de los sueños. A continuación, el primero:
Estaba en una ciudad sureña, una calle ascendente con descansillos, angosta. Eran las doce del mediodía –un sol radiante–. Un viejo guardia austríaco o alguien similar pasa a mi lado, ensimismado. Alguien dice: “Ése es uno que no puede morir. Por cierto, murió hace treinta o cuarenta años, pero aún no se pudo descomponer.” Me asombro mucho. Se acerca una curiosa figura, un caballero de porte poderoso, vestido con una armadura amarillenta. Parece sólido e inescrutable y nada lo impresiona. En su espalda lleva una cruz maltesa roja. Sigue existiendo aún desde el siglo XII y todos los días, entre las doce y la una del mediodía hace el mismo camino. Nadie se maravilla ante estas dos apariciones, pero yo me asombré desmesuradamente. Me abstengo de mis artes interpretativas. En cuanto al viejo austríaco se me ocurre Freud; en cuanto al caballero, yo mismo. Íntimamente una voz exclama: “Todo está vacío y repugnante”. Tengo que soportarlo. (34)
Jung encontró este sueño opresivo y desconcertante, y Freud fue incapaz de interpretarlo. (35) Cerca de medio año después, Jung tuvo otro sueño:
En aquel entonces soñé (fue poco después de la Navidad de 1912) que estaba sentado con mis hijos en una habitación magnífica y copiosamente amueblada –un salón abierto con columnas–; estábamos sentados alrededor de una mesa redonda cuya tabla era una magnífica piedra color verde oscuro. De repente entró volando una gaviota o una paloma y se sentó ligeramente exaltada sobre la mesa. Exhorté a los niños a mantener silencio, de modo que no ahuyentasen al bello pájaro blanco. De pronto este pájaro se transformó en una niña de aproximadamente ocho años, una pequeña niña rubia, y correteó jugando con mis hijos alrededor de los magníficos pasillos de columnas. Luego la niña se transformó repentinamente otra vez en la gaviota o paloma. Ella me dijo lo siguiente “Sólo en las primeras horas de la noche puedo transformarme en un ser humano, mientras el palomo está ocupado con los doce muerto”. Con estas palabras el pájaro salió volando y me desperté. (36)
En el Libro negro 2, Jung observa que fue este sueño lo que lo decidió a embarcarse en una relación con una mujer que había conocido tres años antes (Toni Wolff). (37) En 1925 comentó que este sueño “fue el inicio de la convicción interna de que lo inconsciente no sólo consiste en material inerte, sino que había algo viviente allí abajo”. (38) Agregó estar pensando en el cuento de la Tabula smaragdina (la tabla esmeralda), los doce apóstoles, СКАЧАТЬ