Osteopatía y oftalmología. Léopold Busquet
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Osteopatía y oftalmología - Léopold Busquet страница 5

Название: Osteopatía y oftalmología

Автор: Léopold Busquet

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия:

isbn: 9788499101408

isbn:

СКАЧАТЬ La pared interna (nasal) presenta 4 huesos, de delante a atrás:

      – la apófisis ascendente del maxilar superior,

      – la cara externa del unguis,

      – la lámina papirácea del hueso plano del etmoides,

      – la parte anterior de la cara lateral del esfenoides.

      c) La pared inferior consta de tres huesos:

      – la cara orbitaria del maxilar superior, en el interior,

      – la apófisis orbitaria del malar, en el exterior,

      – la faceta orbitaria de la apófisis orbitaria del palatino por detrás.

      d) La pared externa presenta tres huesos:

      – arriba, la apófisis orbitaria externa del frontal,

      – abajo, la cara orbitaria del malar,

      Figura 1: Los ejes de las cavidades orbitarias.

      Figura 2: Los diferentes huesos que forma la órbita.

      Precisiones anatómicas y deducciones clínicas

      – La pared superior de la cavidad es delgada y presenta una sutura transversal (frontoesfenoidal) relativamente permeable; esto explica la propagación intracraneal (esencialmente meníngea) de los tumores intraorbitales.

      – La pared interna de la órbita es especialmente fina al nivel de la hoja papirácea del etmoides; algunas etmoiditis pueden provocar, especialmente en niños muy pequeños, alteraciones oculares debido a la proximidad del músculo recto interno del ojo.

      – Por la sutura esfenoetmoidal observamos que pasa una rama eferente del ganglio esfenopalatino para la inervación vegetativa de las células etmoidales.

      Relaciones osteopáticas

      – En un espacio y un volumen reducidos (63 cm3) la órbita presenta 14 suturas, de modo que será relativamente sensible a los múltiples traumatismos cefálicos, en especial de la cara, y estará expuesta a numerosas lesiones osteopáticas.

      – El esfenoides participa considerablemente en la constitución de la cavidad por medio de las caras orbitarias de las alas mayores y menores, y de la parte anterior de la cara lateral de su cuerpo. Su posición y movilidad repercutirán directamente en el funcionamiento MRP de todo el sistema ocular (cf. 2ª parte del libro).

      – Las relaciones adecuadas entre el ala menor del esfenoides y la hoja horizontal del frontal evitarán que la permeabilidad de la sutura frontoesfenoidal sea excesiva.

      – Una lesión esfenoetmoidal puede favorecer la aparición de sinusitis etmoidal.

      2. Los agujeros y conductos de la cavidad orbitaria

      En número de 6, aseguran la comunicación entre las fosas nasales, el nivel medio de la base del cráneo y la fosa pterigopalatina (fig. 3).

      a) En la sutura frontoetmoidal, situada en el ángulo superointerno, se encuentran los dos conductos etmoidofrontales, anterior y posterior, que permiten el paso de las arterias, las venas y los nervios que se dirigen a las fosas nasales (arterias y venas etmoidales, nervios esfenoetmoidal y nasal interno y ramas eferentes del ganglio esfenopalatino).

      b) Por delante de esos orificios, en la zona anteroinferior de la pared interna, comienza el conducto lagrimal que conduce al saco lagrimal y se prolonga por el conducto nasolagrimal. Este último se abre en el meato inferior de la pared externa de las fosas nasales. Observemos que la rama ascendente del maxilar superior y el unguis son parte integrante de la estructura del conducto lagrimal.

      c) El conducto óptico, situado cerca de la parte superior de la cavidad orbitaria, se halla entre las dos raíces del ala menor del esfenoides.De 2 milímetros de largo, contiene el nervio óptico (II nervio craneal), la arteria oftálmica y un ramo ortosimpático que va al globo ocular.

      d) La hendidura esfenoidal constituye las 2/3 partes del ángulo superoexterno de la órbita (fig. 4). Esta hendidura, en forma de coma con una gran extremidad inferior interna, está limitada por el borde superior del ala mayor y el borde posterior del ala menor del esfenoides. Permite el paso de los siguientes elementos:

      – los 3 nervios motores del globo ocular, el nervio oculomotor (III), el nervio troclear (IV) y el nervio abducens (motor ocular externo) (VI);

      – los ramos (lagrimal, frontal y nasal) del nervio oftálmico de Willis (rama superior del nervio trigémino o V), que asegura la sensibilidad de la órbita y del ojo;

      – un ramo ortosimpático destinado al ganglio ciliar;

      – las venas oftálmicas superior e inferior;

      – una colateral de la arteria meníngea media (procedente de la carótida externa).

      Figura 3: Agujeros y conductos de la órbita.

      Figura 4: Hendidura esfenoidal.

      Figura 5: Nervio maxilar superior.

      e) La hendidura esfenomaxilar ocupa la parte posterior del ángulo inferoexterno de la cavidad. Limitada por el maxilar superior por delante, el borde inferior del ala mayor por detrás, el hueso malar en el exterior y el palatino en el interior, comunica la órbita y la fosa pterigopalatina.

      Los ramos del nervio maxilar superior (ramo medio del trigémino) y del ganglio de Meckel la atraviesan y transportan fibras parasimpáticas destinadas a la glándula lagrimal y al párpado, al músculo de Müller y a los senos etmoidal y frontal (arteria palpebral lateral, fibras orbitoetmoidales, fibras eferentes esfenoidales y frontales) (fig. 5).

       Deducciones clínicas

      Esos 6 orificios y su contenido, debido a su situación anatómica, estarán especialmente expuestos en los traumatismos craneales, meningiomas y procesos neoplásicos de la base del cráneo, afecciones de los senos posteriores (seno etmoidal y esfenoidal), aneurismas de la carótida interna y tumores vasculares.

      Citemos, a título de información, dos síndromes que provocan afecciones conjugadas de los nervios craneales en dichos orificios:

      – síndrome de la hendidura esfenoidal de Rochon-Duvignaud,

      – síndrome del ápice orbitario de Rollet, del que volveremos a hablar en el capítulo 10.

      Por otro lado, una etmoiditis СКАЧАТЬ