Название: El bienestar emocional
Автор: Joan Piñol
Издательство: Bookwire
Жанр: Зарубежная психология
Серия: Psicología
isbn: 9788499888330
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Neocórtex o cerebro racional. Este elemento está situado por encima del sistema límbico y es lo que nos diferencia de los animales. Con el tiempo ha evolucionado a medida que se han ido desarrollando las capacidades cognitivas como el pensamiento, la creatividad, la imaginación, el lenguaje, la autorreflexión, la memoria y la concentración. Nos permite ejercer el control sobre nuestras emociones a fin de poder llegar a esclarecer los problemas, a la vez que nos ayuda a adquirir las habilidades para seleccionar el comportamiento adecuado en cada situación y tomar las decisiones más inteligentes para la supervivencia.
Representa el 80% del volumen del cerebro y su forma recuerda a la parte externa de una nuez, tal y como lo definió la especialista Rita Carter en 1998: «El cerebro humano tiene el tamaño de un coco, forma de nuez, el color del hígado al cocerlo y la consistencia de la mantequilla».
Básicamente, el objetivo de nuestro cerebro consiste en mantenernos con vida, como individuos y como especie, y, para ello, realiza dos estrategias: desconfiar y recordar. Con el acto de desconfiar, trata de mantenernos con vida, por ejemplo, cuando te cruzas con un extraño de madrugada y tu mente te advierte que podría ser peligroso, mientras tanto con el acto de recordar todo lo vivido como una amenaza, también trata de mantenerte con vida.
En consecuencia, cuanta más carga emocional tengamos, mayor será la información que podremos retener en relación con los sucesos o acontecimientos. Por ejemplo, si naciste antes del año 1980, seguramente tendrás muchos recuerdos relacionados con el 11-S ¿Dónde estabas? ¿Quién te acompañaba? ¿Era un día soleado? ¿A qué hora sucedió? Cuenta cuantos años han pasado desde el 2001 y, ahora, detente y piensa un instante. ¿Qué comiste hace 10 días? ¿Qué ropa llevabas hace una semana? ¿Dónde aparcaste el coche hace tres días? El 11-S fue un día triste para todo el mundo y supuso un gran cambio. Como si se tratara de una guerra, tu cerebro no solo ha recordado los ataques a las Torres Gemelas, sino que también ha recopilado toda la información posible relacionada con aquel suceso, ¿no es cierto?
Cuando nos sentimos en riesgo, incluso años más tarde, la mayoría conservamos recuerdos de lo sucedido y todo lo que envolvía aquel momento. Se trata de recuerdos impregnados de emoción. Pero… ¿cómo es posible? El principal sistema encargado de ello es el sistema límbico, cuyo núcleo principal es la amígdala. Se trata de un elemento clave para la supervivencia, pues su función se centra en integrar las emociones con los patrones de respuesta correspondientes. De esta manera, provoca una respuesta a nivel fisiológico o la preparación de una respuesta conductual.
Gestión del miedo y reacción de lucha o huida
Una vez realizada una pequeña introducción acerca del origen del ser humano y sus funciones cerebrales, quiero que nos centremos en relacionar esos conceptos para conocer y comprender cómo actuamos y nos desenvolvemos ante determinadas situaciones. Considero que solo así podremos llegar a nuestro bienestar emocional, conociéndonos y cuidándonos.
Conviene, para poder continuar, que hablemos acerca de la gestión del miedo, ya que únicamente con su comprensión lo podremos evitar, tal y como declaró Marie Curie (la conocida científica polaca, pionera en el campo de la radiactividad y premio Nobel de Física y Química): «Nada en la vida debe ser temido, solamente comprendido. Ahora es el momento de comprender más, para temer menos». Y nada nos debe detener, aunque nos invada el temor, como decía François Mauriac (periodista y escritor francés, premio Nobel de Literatura): «El miedo es el principio de la sabiduría». Por lo tanto, emprendamos el camino del saber para conocer la dinámica cerebral que se genera ante esas situaciones.
La sensación de miedo y la reacción de lucha o huida tienen relación con las funciones principales de la amígdala, pieza clave en la supervivencia de nuestra especie, dado que permite que reaccionemos después de percibir un estímulo potencialmente amenazador para nuestra propia integridad física, hecho que estimula o inhibe la respuesta de lucha o huida. Las lesiones en la amígdala o su hiperestimulación pueden provocar reacciones extremadamente agresivas y, en consecuencia, la pérdida del sentimiento de miedo, con todas las repercusiones que eso supone.
Regulemos nuestro estado de ánimo para estar de buen humor, con energía y ganas de luchar y vencer nuestros temores. Como dijo Daniel Goleman (psicólogo, periodista y escritor estadounidense): «La culpabilidad, la vergüenza y el miedo son los móviles inmediatos del engaño».
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