El vuelo del águila. Leonardo Boff
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Название: El vuelo del águila

Автор: Leonardo Boff

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия: Reflexiones de superación humana

isbn: 9786076121931

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СКАЧАТЬ y de complementariedad; en una palabra, de cosmos (= armonía y belleza). Al mismo tiempo, tiene características de parasitismo, concurrencia, oposición, antagonismo y destrucción; en una palabra, de caos (=desequilibrio y desorganización).

      De la biografía de la Tierra conocemos las inimaginables violencias que se dieron con espantosas exterminaciones en masa. En los últimos 570 millones de años, después de la aparición de los vertebrados, se dieron cerca de 15 devastaciones biológicas en masa. Dos de ellas exterminaron cerca del 90% de la vida de las especies. La primera, con el resquebrajamiento de la Pangea (el continente único originario) y la consecuente formación de los continentes. El fragor fue tan avasallador que la vida animal, terrestre y marítima casi desapareció. Se terminaba el paleozoico.

      La segunda sucedió hace 65 millones de años. Se dieron cambios profundos en los climas y en el nivel de las aguas oceánicas. Juntamente con eso un asteroide, de tamaño presumible de 9.6 kilómetros de diámetro, habría chocado con la Tierra, produciendo una catástrofe formidable de fuego, de maremotos, de residuos lanzados al aire, al punto de provocar una noche prolongada de años, infestada de gases venenosos y asesinos. Perecieron los dinosaurios después de 130 millones de años de dominio soberano sobre todas las especies y en todo el planeta. Desapareció el 50% de la vida en la Tierra y el 90% de la vida en el mar. Terminó la era mesozoica. He aquí la presencia devastadora de lo dia-bólico en la naturaleza y en la Tierra.

      Existen analistas provenientes de la biología y de la cosmología que sospechan que es inminente otra devastación en masa. Estaría en curso hace ya dos millones de años con los glaciares que, notoriamente, diezmaron vidas vegetales y animales. Pero después del neolítico irrumpió un meteoro, peligroso y amenazador: el ser humano, el homo habilis et sapiens. Con su tecnología, altamente energívora, especialmente hoy, acelera el proceso de exterminación a niveles casi incontrolables. ¿ Será posible evitar el colapso ecológico? Este es el desafío ético y político que se nos plantea. Podemos evitar la amenaza con sabiduría, autocorrección, veneración y compasión. Nuestro libro cree en este proceso de rescate del ser humano y de la Tierra.

      Vamos a dar un ejemplo más de la bipolaridad en la naturaleza y en la Tierra. Es sin duda fascinante y tranquilizador caminar en una selva virgen y primitiva, captar la unión de las plantas, detectar los parásitos en los troncos, identificar los grandes árboles, los arbustos, los bambúes y las gramíneas; disfrutar del frescor del aire, de los matices del verde, de la sinfonía de los ruidos, de la filtración de los rayos solares y de la sombra bienhechora. La armonía del ecosistema nos invade y alimenta nuestro centro personal. Es una experiencia de lo sim-bólico.

      Sin embargo, si conocemos un poco de biología y de botánica, podemos imaginar la lucha reñida que se traba en el reino vegetal. Las plantas se sobreponen unas a las otras y luchan por garantizar su lugar al sol. En función de ganar espacio, promueven guerras químicas en el subsuelo, con emisión de venenos, inhibidores y bacterias, oponiendo plantas y raíces a otras plantas y raíces. Se intenta vencer al contrincante y eventualmente eliminarlo. Ésta es la acción de lo dia-bólico.

      Lo que parecería, a primera vista, cooperativo, asociativo y solidario, aparece ahora como competitivo, biofágico y destructor. Se da ahí la coexistencia tensa y dramática de lo sim-bólico con lo dia-bólico.

      Lo que dijimos de la selva, podemos extenderlo a toda la naturaleza. Es madre generosa y al mismo tiempo madre voraz. Es sabia (en ella se dan regularidades y armonías, la articulación de la parte y del todo), y a la vez demente (crueldad en la reproducción cuando el macho muere, como en el caso de la mantis religiosa, extinciones en masa, cataclismos destructores). Produce de todo y también todo lo devora. En ella hay vida y muerte en abundancia. Trillones de partículas y haces energéticos brotan del vacío cuántico en cada fracción mínima de tiempo. Se producen millones de espermas, un sin número de óvulos, flores por millones y semillas incontables. La mayoría desaparece y muere en el momento mismo de nacer.

      ¿Cómo se ha de entender ese fenómeno de vida y de muerte? ¿Fenómeno dia-bólico y sim-bólico?.

      Históricamente, una línea de interpretación ha privilegiado el polo sim-bólico de la naturaleza, es decir, lo cósmico (que viene de cosmos= orden y belleza). Ve la naturaleza cono madre-naturaleza, productora fecunda, nutridora generosa, regeneradora inteligente, creadora sabia de equilibrio y de armonía. El lema es: “la vida vivifica la vida”. Otra interpretación ha enfatizado el polo dia-bólico, es decir, el caótico (que viene de caos= desestructuración). Resalta en la naturaleza la lucha entre las especies con la victoria del más adaptable, la violencia de las bacterias, de animales como el tiburón, y la implacable virulencia de los volcanes y huracanes. El lema es: “tu muerte es mi vida”.

      Ambas corrientes hicieron históricamente fortuna. En cierto modo, dividen hasta hoy las opiniones. Inciden en la cultura, en las actitudes de pesimismo u optimismo cultural, político, económico y ecológico. Ante el futuro, producen escenarios de esperanza o de tragedia, según se acentúe más lo sim-bólico o lo dia-bólico.

      Encontramos la misma polarización de lo dia-bólico/ sim-bólico en el ser humano, que es, simultáneamente, sapiens y demens. Es portador de inteligencia, de “amorización”, de propósito. Y al mismo tiempo muestra locura, exceso, violencia e impiedad. Profundicemos un poco más en esta cuestión, que deberá fundamentar nuestras reflexiones a lo largo de todo el libro.

      Nuestra cultura, arrastrada por el iluminismo, exalta al homo sapiens, al hombre inteligente y sabio, que incluso multiplicó por dos la cualificación y lo llamó sapiens sapiens, sabio-sabio, por su magnífica aptitud conquistadora del mundo, descubridora de los mecanismos de la naturaleza, intérprete de los sentidos de la historia. Reconoce en el ser humano sapiens sapiens una dignidad inviolable.

      Curiosamente, los mismos que, en Europa, especialmente a partir de la revolución francesa (1784), afirmaban tales excelencias del ser humano, las negaban en otros lugares: esclavizaban a Africa, sometían a América Latina, invadían Asia. Por donde pasaban dejaban rastros de devastación y de pillaje de las riquezas materiales y culturales. Mostraban el lado demente del ser humano, de lobo voraz y de satanás de la Tierra. Es el homo demens demens.

      Colocados los datos así, yuxtapuestos y en mutua contraposición –lo dia-bólico y lo sim-bólico, el sapiens y el demens– se plantea espontáneamente la pregunta: ¿cómo construir lo humano, si en él conviven el ángel de la guarda y el diablo exterminador? ¿Cómo articular un ars combinatoria que permita una alquimia para construir el ser humano utilizando con sabiduría las energías de lo sim-bólico y de lo dia-bólico? ¿Dónde está el mago capaz de esta transformación?

      Necesitamos construir puentes, crear un tercer margen, superar oposiciones. Es importante asumir lo dia-bólico y lo sim-bólico en un nivel superior e incluyente. Anticipando una respuesta inicial a este desafío de la naturaleza y del ser humano, diré acerca de las preguntas recién planteadas: las devastaciones de la biosfera fueron de extraordinaria violencia, pero nunca exterminaron completamente la vida. Después de cada hecatombe, la Tierra necesitó 10 millones de años para rehacerse del impacto y reconstituir la biodiversidad. Pero consiguió reconstruir su orden y su armonía. La selva, con sus antagonismos y asociaciones, forma un ecosistema ordenado y bello. La naturaleza, maternal y amenazadora, constituye un inmenso superorganismo vivo, sistema abierto de inter-retro-relaciones que СКАЧАТЬ