Название: Cuando todos diseñan
Автор: Ezio Manzini
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Theoria
isbn: 9788418049309
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Sistemas resilientes
Como hemos visto, el interés cada vez mayor por los sistemas distribuidos se extiende al valor de la proximidad y de la autosuficiencia, así como el interés por las economías locales y el autoabastecimiento (de alimentos, energía, agua y productos), con el fin de promover la resiliencia de esas comunidades frente a problemas y amenazas externas. (29) De hecho, por su propia naturaleza, los sistemas distribuidos son más resilientes que los sistemas verticales convencionales, porque permiten crear sistemas socio-técnicos capaces de recuperarse de los imprevistos que puedan ocurrir y aprender de ellos. (30) En mi opinión, la resiliencia de los sistemas socio-técnicos quizá se convierta en el factor más determinante para los sistemas distribuidos por lo que, en consecuencia, vale la pena reflexionar brevemente sobre ello.
Desde hace tiempo, sabemos que, sea como sea, el futuro nos deparará una “sociedad del riesgo”, (31) una sociedad que puede verse afectada por diferentes tipos de sucesos traumáticos (catástrofes naturales, guerras, terrorismo y crisis económica y financiera). Somos conscientes de que la condición necesaria para que sea posible una sociedad sostenible es la resiliencia, la capacidad de superar los riesgos a que se expone, así como las tensiones y quiebras que sucedan inevitablemente. (32) En la actualidad, las implicaciones de esta sociedad del riesgo no solo se proyectan hacia el futuro sino que son evidentes en cualquier parte, en nuestras experiencias cotidianas. El concepto de resiliencia ha entrado a formar parte del vocabulario de un mayor número de personas y sería prudente acelerar su incorporación a las agendas de quienes toman decisiones políticas, pero también a los objetivos y las acciones prácticas de la comunidad del diseño. Al mismo tiempo, debemos mantener su significado original para evitar que la tendencia a normalizarlo disminuya su relevancia y se subestime el riesgo. En realidad, cuando se habla de mejorar la resiliencia no nos referimos a un modesto incremento en las organizaciones existentes (frágiles e insostenibles); lo que hace falta es un cambio sistémico verdadero, un cambio de los sistemas jerárquicos verticales por otros distribuidos de los que hemos hablado en este capítulo. Una transformación que, para producirse, necesita no sólo un cambio socio-técnico sino también otro de naturaleza cultural de igual importancia.
Culturas de resiliencia
Hasta ahora, estas interpretaciones han usado la noción de resiliencia en el marco de un discurso defensivo: ante las crisis, hemos de reorganizar nuestra sociedad para hacerla más resiliente. Pero puede verse también de una forma diferente, más positiva e interesante. Si técnicamente, la resiliencia significa diversidad, redundancia y experimentación continua, eso implica igualmente que la sociedad debe ser más diversa, más creativa. Tomar en serio el significado de la resiliencia, esta imagen convincente y profundamente humana de la sociedad, se convierte en mucho más que un deseo. Indica la dirección en que, de manera práctica, debemos ir si nuestra sociedad quiere tener alguna esperanza de permanencia. En pocas palabras, la diversidad cultural debe ser parte integral de cualquier aspecto de una sociedad resiliente.
En resumen, para alejarnos de las ideas dominantes del siglo pasado, uno de los primeros pasos debe ser redefinir la noción de resiliencia: abandonar ese significado esencialmente defensivo (resiliencia como necesidad impuesta por los momentos de riesgo en que vivimos) para convertirse en algo más positivo: resiliencia como expresión profunda del carácter humano y, al mismo tiempo, como fundamento de una posible reconciliación entre los seres humanos y la naturaleza, entre los seres humanos y la complejidad irreducible de nuestro mundo.
Cualidades sostenibles múltiples
Hemos visto que la búsqueda de sistemas más resilientes requiere una cultura, o mejor dicho, una metacultura capaz de sentar las bases sobre la que florecieran múltiples culturas (las culturas de la resiliencia). (33) Esbozaré aquí una imagen de cómo, en mi opinión, comienzan a emerger estas nuevas culturas.
La convergencia de la innovación social y de la innovación técnica interactúa con la gente, con su manera de ser y de pensar, y el resultado es una innovación cultural que evoluciona con aquellas. De esta forma, aparecen comportamientos y valores que rompen con los que han sido dominantes hasta ahora, impulsan otras ideas sobre la calidad de vida e impactan sobre lo que consideramos el bienestar y los valores en que basamos nuestras decisiones.
Contemplado desde este punto de vista, quienes dan forma a las nuevas organizaciones participativas se muestran dispuestos a explorar algunas de estas ideas, una indagación que podemos llamar búsqueda de la calidad. A su vez, al poner en práctica sus soluciones, dan visibilidad a esas ideas o cualidades, las hacen reconocibles para los demás y potencialmente atractivas para un abanico cada más amplio de gente.
Me explicaré mejor. (34) Quienes conciben y configuran esas soluciones y quienes participan en ellas lo hacen porque así lo han decidido; en gran medida, a causa de esto, las alternativas propuestas incluyen ciertas características que parecen mejores que aquellas impulsadas por la tendencia dominante de los sistemas insostenibles de producción y consumo. Han optado por soluciones que hacen posible eso que percibimos como una mejor calidad de vida y que implican un menor consumo (de productos, de energía y de espacio); al hacerlo, compensan esa reducción del consumo con un aumento de algo que consideran mucho más valioso.
Este “algo más” está representado por las cualidades de sus entornos físicos y sociales, a las que podemos referirnos como cualidades sostenibles, un comportamiento que, como la innovación social demuestra en la práctica, puede sustituir a las conductas insostenibles que predominaban en el siglo pasado. Aunque esas cualidades sean de naturaleza distinta, son interdependientes, es decir, se comportan como si fueran diferentes puntos de vista de un paisaje más amplio, diferentes facetas de un universo plural y complejo que con el tiempo podría verse como un patrón de señales que indican una cultura y, ojalá, una civilización emergente.
Complejidad y escala
Todos los casos de innovación social y las soluciones que generan son intrínsecamente complejos. Como tales, no pueden ser reducidos a motivaciones individuales ni a resultados particulares: tanto las motivaciones como los resultados son muy diversos y su naturaleza depende de su variedad y configuración. Los promotores y participantes reconocen este tipo de complejidad como un valor central de su existencia por la riqueza de las experiencias que ofrece. Ante esta complejidad, los límites tradicionales entre el diseñador, el proveedor y el usuario se vuelven cada vez más difusos. No hay un perfil estereotipado de los participantes. La aparición de esta “complejidad enriquecedora” puede ser considerada como un valor que refleja la verdadera naturaleza de los seres humanos (que no puede expresarse en términos unidimensionales).
Al mismo tiempo, esta creciente complejidad se ve compensada por una reducción en la escala. Las organizaciones de pequeño tamaño son, en términos generales, más transparentes y comprensibles y, por tanto, se sitúan más cerca de las comunidades locales. Del mismo modo, muchas de estas iniciativas a pequeña escala están conectadas a otras similares o complementarias. Al tejer un gran sistema distribuido, apuntan a un nuevo concepto de globalización, una globalización distribuida donde, en cada proceso de producción, distribución y consumo, buena parte de la toma de decisiones, del conocimiento técnico y del valor económico quedan en las manos, en las mentes y en los bolsillos de la comunidad local. Las organizaciones colaborativas parecen orientarse en esa dirección por dos razones diferentes; de un lado, porque permiten a sus miembros comprender y gestionar (de una manera abierta y democrática) sistemas socio-técnicos complejos; de otro, porque la escala humana de estas comunidades da a los individuos la oportunidad de llevar a cabo sus actividades, cumplir sus necesidades y construir el futuro que desean desde unas organizaciones donde las relaciones humanas siguen siendo vivas y personales.
El trabajo y СКАЧАТЬ