En la actualidad, la producción mundial de agrocombustibles líquidos ronda los 143.000 millones de litros anuales. (1) Su incremento vino acompañado de una gran campaña por parte empresas y gobiernos que vendieron los agrocarburantes como un producto milagroso para reducir la huella de carbono derivada de los combustibles fósiles. Pero, paradójicamente, el boom de los agrocombustibles ha provocado prácticas poco amigables con el medio ambiente, como la deforestación y la extensión de monocultivos que dejan las tierras exhaustas, como veremos al analizar la caña de azúcar: la FAO calcula que, si en 2010 se dedicaba en torno al 20% del azúcar moreno que se producía a la elaboración de etanol, en 2028 se prevé que esa cifra llegue al 24%, algo por debajo de las previsiones realizadas algunos años antes. (2) El caso del aceite de palma, que también analizamos en este libro, es uno de los más paradójicos. El fuerte incremento de la demanda de biodiésel llevó a Indonesia a acelerar la deforestación de su selva tropical, que cada año es devorada por grandes incendios, para plantar palma. Ecologistas e incluso el gobierno de Indonesia han apuntado a las grandes empresas agrícolas —no solo aceiteras, sino también para caña o caucho— como responsables de estos incendios.
Curiosamente, en 2015 Indonesia sobrepasó a Estados Unidos como país que más emisiones de efecto invernadero generó a nivel mundial durante los días de mayor intensidad de estos incendios. (3) Y todo ello a pesar de que tres leyes prohíben en el país quemar los bosques y de que una moratoria ha suspendido las concesiones de terrenos para nuevas plantaciones de forma indefinida. Ecologistas y otros activistas, principalmente de Greenpeace, denuncian la corrupción de las autoridades locales (4) como principal impedimento para hacer cumplir estas leyes.
La polémica de los transgénicos
Un análisis al mercado de las materias primas no estaría completo sin hacer una referencia al polémico debate sobre los transgénicos. La selección de semillas, para obtener generación tras generación especies cada vez más mejoradas, es una práctica ancestral que los agricultores utilizan desde hace milenios. La novedad que trajo la llamada Revolución Verde es que, con los nuevos conocimientos científicos de manipulación genética, se pudieron provocar cambios artificiales sobre el ADN. Las compañías multinacionales del sector biotecnológico crearon especies resistentes a plaguicidas o herbicidas, con lo que los cultivos obtienen rendimientos espectaculares. Nacían así los organismos genéticamente modificados (OGM), popularmente conocidos como transgénicos.
La Revolución Verde se anunció como la posibilidad tecnológica de acabar con el hambre en el mundo; sin embargo, pronto se comprobó que esa tecnología no se ponía al servicio de la erradicación del hambre, sino del aumento de la ganancia de las empresas privadas. Un caso extremo es el de las llamadas semillas suicidas o Terminator: contienen una modificación genética por la cual una toxina mata al embrión en un momento de su desarrollo, para obligar al agricultor a comprar nuevas semillas en cada período de siembra. La polémica llevó a Monsanto, la empresa líder del sector, a comprometerse a no comercializarlas, pero en la práctica presiona a los agricultores para que compren semillas nuevas para cada siembra o paguen regalías por ellas.
La polémica ha acompañado los OGM desde su inicio. Los efectos negativos sobre la salud del consumo de transgénicos son un asunto polémico: la comunidad científica está dividida al respecto. Pero sí hay evidencias de los peligros que entraña el abuso de agroquímicos, cuyo aumento exponencial viene a menudo de la mano de los OGM, puesto que buena parte de ellos han sido diseñados precisamente para resistir herbicidas más potentes. El ejemplo clásico es la soja Roundup Ready (RR), patentada en 1996 por la multinacional estadounidense Monsanto. La soja RR está genéticamente modificada para resistir al Roundup, un herbicida a base de glifosato y otras sustancias químicas que ha sido ampliamente cuestionado por los ecologistas y, cada vez más, por las poblaciones cercanas a los cultivos; un caso emblemático ha sido la lucha contra los agroquímicos en la provincia argentina de Córdoba, donde los movimientos sociales han conseguido parar, de momento, la instalación de la que sería la mayor planta de maíz transgénico de Monsanto en la región.
La problemática va más allá de los impactos sobre el medio ambiente y sobre la salud humana de este tipo de sustancias químicas. Las empresas del ramo crearon en 1961 la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV). Esta ha impulsado sucesivos acuerdos destinados a crear un sistema de protección de los derechos de las empresas del sector, similar al registro de patentes. El último de estos acuerdos, el de 1991, obliga a los países firmantes a realizar modificaciones en su legislación que privilegian la venta de las semillas genéticamente modificadas y llegan a prohibir el uso de semillas no certificadas. También restringen el derecho de los agricultores a almacenar, intercambiar o regalar las semillas de sus cosechas, y favorecen el pago de regalías a las multinacionales. (5)
Al igual que en el caso de las materias primas, las semillas transgénicas están controladas por unos pocos grupos. Según un estudio del Grupo ETC de 2013, seis firmas transnacionales (Monsanto, DuPont, Syngenta, Bayer, Dow y BASF) controlaban entonces el 60% del mercado comercial de semillas, copan el 76% de las ventas globales de agroquímicos y el 75% de toda la investigación del sector privado sobre la agricultura. (6) En los últimos años hemos asistido a una nueva ola de concentración en el sector, con la compra de Syngenta por parte de ChemChina y la fusión de DuPont y Dow, ambas operaciones en 2017; y la también fusión de Monsanto y Bayer en 2018.
1- Fuente: World Bioenergy consultado el 23 de enero de 2020 https://worldbioenergy.org/uploads/181203%20WBA%20GBS%202018_hq.pdf
2- Ver tanto «Perspectivas agrícolas 2012-2021», http://www.oecd.org/site/oecd-faoagri- culturaloutlook/SpanishsummaryOCDEFAOPerspectivasgr%C3%ADcolas2012.pdf como «Perspectivas agrícolas 2019-2028», http://www.fao.org/3/ca4076en/CA4076EN.pdf
3- Indonesia’s Fire Outbreaks Producing More Daily Emissions than Entire US Economy, World Resources Institute, 16 de octubre de 2015. Consultado el 23 de enero de 2020 https://www.wri.org/blog/2015/10/indonesia-s-fire-outbreaks-producing-more-daily-emissions-entire-us-economy
4- «Local government corruption fuelling Indonesia’s forest fires, Greenpeace says», en: http://www.scmp.com/news/asia/article/1269684/local-government-corruption-fuelling-indonesias-forest-fires-greenpeace
5- Organizaciones como la Vía Campesina y el Grupo ETC han denunciado que estas leyes suponen la apropiación privada de un bien común tan vital para la vida como son las semillas. En varios países, las comunidades campesinas e indígenas han levantado su voz contra estas legislaciones: en algunos países, como en Chile, su resistencia ha evitado la aprobación de la norma; en otros, como Colombia, la movilización de los agricultores ha logrado que la ley se suspenda. En ambos casos, la aprobación de una ley privatizadora de las semillas era un requisito del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
6- http://www.scmp.com/news/asia/article/1269684/local-government-corruption-fuelling-indonesias-forest-fires-greenpeace
AZÚCAR
DATOS BÁSICOSProducto: azúcar.Materias primas de origen: azúcar de caña, remolacha, frutas, maíz, arce.Principales países productores: Brasil,
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