Demasiado sexy. Victoria Dahl
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Название: Demasiado sexy

Автор: Victoria Dahl

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: HQÑ

isbn: 9788413486697

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СКАЧАТЬ discutir.

      –Tienes una casa preciosa –le dijo Charlie a Sandra.

      –Gracias. Peter la compró para darme una sorpresa cuando me hicieron socia.

      Socia. Claro. Las dos carraspearon y se movieron con incomodidad, pero Dawn intervino rápidamente:

      –Hablando de trabajo, Charlie, ¿te importaría ir temprano mañana? Vas a tener que hacer unas cuantas horas extra estas próximas semanas, antes de la apertura del hotel.

      Charlie apretó los dientes al ver cómo apartaba Sandra la mirada. Sandra estaba incómoda, sí, pero también estaba intentando contener la sonrisa.

      –He estado yendo temprano todos los días de esta semana. No será un problema.

      –Sí, ya lo sé, aunque me sorprende, sabiendo cómo son tus horarios –dijo Dawn, y se volvió hacia Sandra–. Creía que habría sentado la cabeza después del lío que hubo en Tahoe, pero…

      Las dos mujeres la miraron con lástima, pero, en realidad, esa lástima se parecía sospechosamente a la avidez. Después de todo, los escándalos eran algo delicioso, por lo menos, cuando era un escándalo sobre otras personas. A ella también le gustaban los escándalos y el cotilleo hasta hacía unos meses.

      No quería ponerse a la defensiva, pero estaba sufriendo otro ataque, y eso la irritaba. Aunque, por lo menos, Dawn estaba disimulando su desagrado con amabilidad, en aquella ocasión.

      –Todas las noches me las he pasado trabajando desde que me vine a vivir aquí –dijo, lentamente, con cautela.

      –Sí, claro –respondió Dawn, con una sonrisa maliciosa–. Por eso el responsable de las instalaciones se quedó anoche en tu casa hasta las diez.

      A Charlie se le borró la sonrisa. Últimamente estaba preocupada por si sus preocupaciones no eran más que paranoia, pero aquello era la confirmación de lo contrario: Dawn la había estado espiando.

      –Estábamos trabajando –dijo ella, al final.

      –Ya, ya –respondió Dawn.

      Sandra le dio unas palmaditas en el brazo.

      –Bueno, Charlie, nos alegramos de que hayas vuelto al buen camino.

      El buen camino. Claro. Por ese motivo había regresado a Jackson, ¿no?

      Había pasado unos cuantos meses perdida, encerrada en un apartamento que ya no podía permitirse y aterrorizada por lo que pudiera depararle el futuro. Sin embargo, ya había recuperado el control. Estaba trabajando mucho y llevando una vida discreta. Con la cabeza agachada. Mordiéndose la lengua. Con fuerza.

      –Estoy haciendo todo lo que puedo con ella –dijo Dawn, como si fuera un proyecto suyo.

      Teniendo en cuenta el espionaje al que la había sometido, no era una idea muy equivocada. Sin embargo, ella ya no podía ser el proyecto de Dawn. Estaba furiosa. Quería soltarle un par de verdades, pero no podía.

      Estaba atrapada. Cada vez le costaba más contenerse, pero no podía perder aquel trabajo.

      Su teléfono vibró justo en aquel momento y le proporcionó una buena excusa para escapar.

      –Disculpadme, pero tengo que contestar. Puede ser algo de trabajo.

      Antes de que se hubiera alejado, oyó que Dawn decía:

      –No sé qué le ocurrió. Era tan prometedora…

      Charlie cerró los ojos, respiró profundamente y contestó a la llamada. Era su caballero andante, su primo Nate, que la llamaba para darle exactamente la noticia que ella quería escuchar.

      –Oh, Dios mío –susurró–. ¿De verdad lo has conseguido? Estoy allí dentro de veinte minutos. ¡No te muevas!

      En aquella ocasión, cuando volvió a la fiesta, no le costaba sonreír. En absoluto.

      –¡Sandra! –exclamó, y se acercó a ella para que se dieran otro falso abrazo–. Tengo que irme, pero enhorabuena otra vez. Vas a ser una madre estupenda.

      Ciertamente, Sandra parecía estupenda en todo. Al contrario que ella, había estado a la altura de su prometedora adolescencia.

      Antes de que Dawn pudiera preguntarle dónde iba, consiguió escapar y llegar a su coche. Era libre, al menos, durante unas horas.

      Cuando había vuelto a Jackson, pensaba que le vendría bien recuperar el contacto con algunos amigos. Después de todo, estaba intentando de verdad volver al buen camino. Al principio, estaba tan hundida, que había pensado que el inicio de aquel buen camino estaba en el instituto, en la chica que era entonces. Una chica trabajadora y estudiosa, tan preocupada de ser como su madre, que ni siquiera salía con chicos.

      Era evidente que en algún momento se había descarriado, así que, ¿por qué no iba a empezar en el momento en el que todo iba bien?

      Sin embargo, había empezado a darse cuenta de que no todo había sido tan bueno. De hecho, se había pasado todos los años de instituto temiendo ser ella misma.

      Musitando algunas palabrotas, se quitó el jersey mientras sujetaba el volante con las piernas, y lo arrojó al asiento trasero.

      –A la mierda el jersey –dijo, triunfalmente, mientras llegaba al hotel.

      Cinco minutos después estaba de nuevo en el coche, con el tipo de ropa que llevaba en Nevada: pantalones vaqueros ajustados, botas de tacón y una preciosa camiseta de rayas.

      Aquel día iba a recuperar su buena forma, demonios, y la ropa era un pequeño paso hacia delante.

      Puso la radio y condujo hacia el pueblo con las ventanillas bajadas. Hacía frío, pero no le importó. Cuando llegó a la dirección que le había dado Nate, se dio cuenta de que era la puerta de al lado del Crooked R Saloon. Su primo estaba delante del bar, en la acera, y la saludó con la mano.

      Gracias a Dios que tenía a Nate. Ella tenía a un hermano en el pueblo, pero su hermano nunca le ofrecía ayuda a no ser que él también saliera beneficiado. Nate, por el contrario…

      Charlie salió del coche de un bote y le dio un abrazo.

      –¡Gracias, gracias!

      –Eh, eh, calma. No es para tanto. Siento que no te saliera bien lo del alojamiento en el hotel.

      –Bueno, es que… –dijo ella. Lo soltó y se cruzó de brazos para disimular su nerviosismo. No quería mentirle, pero tampoco sabía cómo explicárselo–. La construcción del hotel lleva retraso y, lógicamente, están terminando primero las habitaciones que van a ser para los clientes de pago. Espero que mi apartamento esté acabado dentro de pocos meses.

      –Creo que Rayleen quiere alquilar el piso todo el invierno. Seis meses, según me ha dicho Jenny.

      –Claro, lo entiendo. Por supuesto. No tengo ningún problema con eso. Te agradezco muchísimo que me hayas encontrado un apartamento.

      –Bueno, en realidad, el que lo ha conseguido ha sido Walker. СКАЧАТЬ