Subacuática. Melina Pogorelsky
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Название: Subacuática

Автор: Melina Pogorelsky

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Avalancha

isbn: 9789878670584

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СКАЧАТЬ en la nuca.

      Están ahí. Alertas. Esperando que otra de ellas saque sutilmente el tema. Un comentario deslizado al pasar, como para abrir el juego.

      ―Hoy no vino Tobi ―dirá una con cara de nada.

      Y varias comenzarán a saborear la apertura de ese alfajor de chismes que llevan guardado en el bolso de natación desde hace semanas.

      ―Uy, no. Cierto ―va a decir otra.

      Se juega lentamente.

      Las mamis saben.

      ―Qué divino, ¡cómo le gusta el agua!, ¿no? ―deslizará alguna.

      Zas. Primera jugada.

      Breve silencio. ¿Se habla o no se habla?

      ―Sí. Tengo un sobrino así. El agua les hace muy bien.

      Oh. Una valiente ha arrancado el papel del alfajor. Tiene un sobrino. Palabra de experta.

      ―Qué bueno.

      ―Sí.

      ―Sí.

      ―Qué lástima que hoy no vino.

      ―Sí, qué pena.

      ―Sí, qué lástima.

      ―Bueno, hasta la próxima.

      Nadie se atrevió a morder esta vez. El alfajor vuelve al bolso. Tal vez la próxima semana.

      Lo amo cuando duerme. Es cuando más lo quiero.

      A veces se me pasa el día tratando de dormirlo.

      Hay mamás que no. Que los quieren despiertos, jugando en la plaza, comiendo galletitas y arena con chicos que no conocen. Prestale la palita, no pasa nada. No importa que vos estés jugando con tu palita y ni conozcas a ese nene que ahora te impone que se la des. Prestale la palita sin escándalo, que si no todos van a pensar que mami no te enseña a compartir.

      Tobi no comparte.

      A veces ni siquiera distingue la galletita de la arena.

      Ey, qué espléndida te ves entrando al vagón con tu vestido de leopardo. Te marca muy bien la panza, tranquila, ya entendí, te doy el asiento. Vení, sentate, con tu panza espléndida y tu vestido animal print espléndido. No hace falta que te toques la cintura, ya está, entendimos. Sentate. Despatarrate espléndida en todo el asiento, no hace falta que nadie grite “por favor, la chica está embarazada”, ya me paré yo. Acá me quedo, insertada entre este señor de maletín y la señora con exceso de perfume.

      Yo tuve una panza espléndida y me daban el asiento.

      Cuando lo vi por primera vez, pensé que no lo merecía.

      No entendía qué había hecho bien para ganarme algo tan hermoso.

      Mi niño. Pequeño rey. Ven. Vamos a nadar. Sumémonos a la marea de pequeños reyes y padres bufones. ¡Te zambulliré! ¡Te lanzaré! Pasarás por el aro, pequeño rey. ¡Diviértete! ¡Sonríe! Oh, has tragado agua, mi niño. No importa. Tose y sonríe. ¡Abajo! No llores. Disfruta. Solo restan 45 minutos.

      Todos los sábados a la mañana me prometo ordenar los armarios y todos los domingos a la noche me deprimo por no haberlo hecho.

      Antes de conocer a Ramón esperaba los fines de semana como el burro a la zanahoria.

      Ahora me va subiendo un escozor por la nuca cuando es viernes y anochece.

      La idea de pasar dos días enteros los tres juntos me aplasta.

      Este sábado a la tarde voy a reorganizar los cajones.

      No reconozco a las mamás afuera de la pileta.

      Me es imposible identificarlas sin gorro y antiparras, vestidas de gente real.

      Por eso me sobresalto cuando una desconocida le ofrece un turrón a Tobi en la vereda del club.

      ―Tranquila. Soy de matro ―me dice―. Gorra azul y traje de baño turquesa, mamá de Amanda.

      Tobi muerde el turrón sin sacarle el papel. Debería ayudarlo, pero estoy colgada pensando por qué dice traje de baño y no malla.

      Gorra azul me da un beso y se va.

      Seguro en la mochila lleva los trajes de baño mojados en una bolsita Ziploc.

      Mi malla y la de Tobi están envueltas en un toallón empapado que al llegar a casa me voy a olvidar de sacar.

      Van a apestar mañana.

      Si dijera “traje de baño” esas cosas no me pasarían.

      ―Creo que quiere algo ―dice, y me pone a Tobi a upa―. Me voy a duchar.

      Tobi llora y me muerde el antebrazo.

      Hay olor a pis de gato.

      Nadie va a cambiar las piedras.

      Ayer corrimos por el parque persiguiendo un colibrí.

      Tobi parecía volar.

      Ramón no se movió. “Pensé que era un murciélago”, dijo cuando le mostramos las fotos en el celular.

      Me olvidé la toalla.

      Oh, qué sorpresa. Gorra azul tiene una de más.

      Pondrán un vestuario mixto para los niños más pequeños,cuenta.

      Vaya, qué interesante.

      Gorra azul tiene toda la data. Y un toallón de Cars.

      Tire/empuje

      grasa/manteca

      izquierda/derecha

      Ben Affleck/Ben Stiller

      casada/separada

      Nunca sé de una cuál es cuál.

      Viajamos en subte. Ramón y Tobi van en el asiento de enfrente. Rozo mi pierna con la del chico СКАЧАТЬ