Bhagavad Gita. Anonimo
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Bhagavad Gita - Anonimo страница 4

Название: Bhagavad Gita

Автор: Anonimo

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия:

isbn: 9788417030551

isbn:

СКАЧАТЬ href="#ulink_b5aad41d-5ba8-51e2-bb68-43164076173c">11- El tercero de los príncipes Pandavas.

      Canto II

      Filosofía Sankhya o

      Sañjaya:

      1 Al ver a Arjuna de tal suerte abatido y lleno de conmiseración, ansiosa la mirada y arrasados los ojos de lágrimas, Krishna le dijo estas palabras:

      Krishna:

      2 ¿De qué proviene, Arjuna, en estos instantes críticos, ese torpe desaliento, indigno de un hombre de noble raza; esa cobardía que cubre de ignominia y cierra las puertas del cielo?

      3 No te abandones a esta falta de virilidad que tan mal cuadra a un hombre como tú; aleja esta vergonzosa debilidad de corazón, y levántate, oh terror de tus enemigos.

      Arjuna:

      4 ¡Oh Krishna! ¿Cómo puedo yo, en el transcurso de la pelea, asestar mis armas al hermano de mi abuelo, el gran Bhisma, o contra Drona, mi maestro?

      5 Con mendrugos me sustentara de limosna en este mundo, antes de matar a preceptores tan dignos de reverencia, pues al hacerlo, por grande que sea la ambición que ellos alimenten, todo cuanto yo gustara después estaría teñido de sangre.

      6 No sé qué sería mejor para nosotros; el que les venciéramos o nos vencieran, pues quienes tenemos enfrente, airados y con ademán amenazador, no dejan de ser los hijos de Dritarastra, cuya muerte amargaría nuestra vida.

      7 Mi corazón se ve asaltado de temores en esta oscura noche de mi alma, y mi razón, atormentada por la duda, se halla confusa y vacilante. A ti, pues, acudo, para que me saques de esta cruel incertidumbre. Soy tu discípulo; a tu protección me acojo y, postrado a tus plantas, te suplico que me instruyas. ¿Cuál es el camino de mi deber?

      8 Nada veo que pueda disipar la angustia que embarga mis sentidos, aun cuando obtuviera yo una amplia y sin rival soberanía de la tierra e incluso el supremo dominio de los dioses.

      Sañjaya:

      9 Luego que en tales términos se hubo expresado Arjuna, dirigiéndose a Krishna añadió: «No quiero pelear», y guardó silencio.

      10 Entonces Krishna, sonriente, así le habló al príncipe que tan desalentado y pesaroso se mostraba entre ambos ejércitos.

      Krishna:

      13 Así como el Espíritu que mora en el cuerpo pasa en él la infancia, la juventud y la vejez, así también pasa más tarde a otro cuerpo: el sabio no abriga de esto la menor duda.

      14 Del mundo de los sentidos procede el calor y el frío, el placer y el dolor: son efímeros y transitorios; van y vienen. Sobreponte a ellos con valentía.

      15 El hombre a quien ni el dolor ni el placer conturban, y permanece inalterable en toda circunstancia, es merecedor de la inmortalidad.

      16 Lo ilusorio nunca es; lo real nunca puede dejar de ser, verdad percibida por quienes han penetrado la esencia de las cosas.

      19 Están en un error quienes opinan que el Espíritu mata o se le puede matar, pues ni mata ni puede ser matado.

      20 Nunca ha tenido nacimiento, ni tampoco está sujeto a la muerte; no habiendo sido, jamás dejará de ser. Eterno, no-nato, imperecedero, sin principio ni fin, no se aniquila ni experimenta quebranto alguno cuando se destruye su envoltura mortal.

      21 Sabiendo, pues, que el Espíritu del hombre es indestructible y perpetuo, y que no está sujeto al nacimiento ni a la muerte ¿cómo creer que puede aniquilar o ser aniquilado?

      22 De la propia manera que el hombre desecha sus viejas vestiduras para ponerse otras nuevas, así también el Espíritu después de abandonar su gastado cuerpo mortal, toma posesión de otros nuevos.

      23 Arma ninguna puede herirle, ni fuego quemarle, ni agua humedecerle, ni viento orearle.

      24 Porque es invulnerable, incombustible, impermeable e insensible al aire. Es eterno, omnipresente, inmutable, permanente, siempre uno.

      25 Sabiendo, Arjuna, que Él es invisible para el ojo mortal y que se halla más allá del pensamiento y de todo cambio, cesa de dar rienda suelta a СКАЧАТЬ