El heredero. Sally Carleen
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Название: El heredero

Автор: Sally Carleen

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Jazmín

isbn: 9788413488752

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СКАЧАТЬ Stephan se le secó la boca de repente. Tomó el vaso de té y bebió un poco. No sabía mucho a té pero era líquido y fresco.

      –Como heredero del trono, Lawrence llevó una vida de lujos, tuvo todo lo que quiso.

      –Su hermano tuvo todo lo que quiso excepto amor. Se dio cuenta de eso cuando encontró a Alena y ese fue el regalo que quiso dar a su hijo. Puede que mi familia no tenga mucho dinero, Joshua no irá nunca al colegio en limusina ni tendrá un profesor para él solo, pero tiene una cosa que no tuvo ninguno de sus padres… mucho amor.

      Por un momento Stephan perdió el hilo de la conversación al observar a Mandy. ¿Cómo sería el experimentar esa pasión? Las emociones de ella estaban completamente fuera de control, oscilando con las circunstancias… rabia, pena, desafío. Era algo que a él le habían enseñado a no hacer desde la infancia, y estaba muy intrigado. Bebió un poco más de té.

      –Si Joshua es de verdad el hijo de Lawrence…

      Mandy saltó de su silla, le brotaba fuego verde de los ojos, abrasándole incluso a aquella distancia.

      –Si es el hijo de Lawrence, ¿qué es exactamente lo que quiere decir?

      Una vez más él se sintió tan fascinado por su pasión que se quedó momentáneamente sin palabras. Vera Crawford se puso de pie y tomó a su nieta por los hombros, murmurando algo en voz tan baja que Stephan no pudo entender todas las palabras. Mandy asintió con la cabeza, a su pesar, según le pareció a él y se volvió a sentar en la silla. Se echó hacia atrás y lo miró desafiante.

      –Si tiene alguna duda sobre si Joshua es el hijo de Lawrence, entonces quizá lo mejor sea que recoja su…

      –Mandy –le dijo su abuela en un tono admonitorio.

      –Lo siento, Nana –pero él se dio cuenta de que no lamentaba nada de lo que había dicho ni de lo que había estado a punto de decir. Lo dijo para calmar a su abuela, pero continuó mirándolo fijamente–. Quizá sería mejor que tomara el próximo avión para su palacio grande y frío y nos dejase a nosotros los plebeyos que nos las apañemos lo mejor que podamos –la sugerencia fue hecha en una imitación bastante buena de la manera de hablar de él, que descubrió que a pesar del insulto tenía ganas de sonreír.

      –Un simple test de ADN resolverá cualquier duda.

      –Ya veo –apretó las manos sobre la mesa en una nueva imitación de él, que se preparó para la siguiente estocada. Ella sonrió con tirantez, sus ojos seguían teniendo una expresión tormentosa–. ¿Sabe? Esto demuestra cómo pueden engañar las apariencias, nunca hubiera sospechado hasta ahora que usted fuera tonto de baba.

      –Mandy –Vera Crawford la advirtió de nuevo, aunque su tono era menos estricto esta vez. En realidad no desaprobaba la conducta de su nieta.

      –¿Tonto de baba? –repitió Stephan.

      –Es la única explicación posible de que usted crea que yo voy a acceder a un test de ADN que permitiría que se llevasen a mi hijo a una isla en medio del Océano Atlántico donde la gente es más fría que el clima.

      –Si Joshua es el hijo de Lawrence, y yo creo que lo es o no estaría aquí, es un príncipe, descendiente de una línea de reyes. Tendrán que permitirle ir a su país y aprender nuestras costumbres y leyes. El día que mi padre abandone el trono, Joshua será rey. Será el monarca regente de todo un país.

      –¿Sabe? Si Lawrence no pudo casarse con Alena por sus deberes para con el país, no me parece que sea muy justo el que ahora puedan obligar a su hijo a ser príncipe.

      Él sonrió sardónicamente ante su ingenuidad.

      –Justo o no, es así. El decreto data de 1814.

      –Lo sé todo sobre el rey Orwell y ese estúpido decreto y me da igual. El hombre ese lleva muerto doscientos años.

      –¿Qué decreto, señor Reynard? –preguntó Rita.

      –El rey Ormond –corrigió Stephan– el Decreto de Ascensión Ilegítima. A principios del siglo XIX el rey Ormond tuvo un hijo que murió en la infancia y siete hijas. A su muerte, el hijo ilegítimo que había tenido con su amante reconocida se alzó para reclamar el trono. Stafford era ya popular en la corte y con la gente. Era inteligente y bien parecido y tenía muchas buenas ideas para regir el país, incluso la reina lo aprobaba, así que se sentó precedente. Si Lawrence hubiera tenido un heredero legítimo se habría podido dar de lado a Joshua. Pero Lawrence no lo tuvo. Cuando mi padre deje el trono Joshua lo sucederá. Puede elegir la abdicación, pero debe tener el derecho a hacer esa elección.

      Mandy levantó su vaso de té y dio un sorbo largo y lento. Tenía los ojos cerrados y sus largas pestañas marcaban una sombra en su piel de porcelana. Posó cuidadosamente el vaso, y recorrió con el dedo su contorno un par de veces, aparentemente atenta a lo que estaba haciendo. Por fin volvió a apretar las manos y lo miró. Él se dio cuenta de que ya no estaba enfadada sino triste.

      –A Lawrence le rompió el corazón saber que no vería crecer a su hijo. Cuando me lo puso en los brazos lloró –se detuvo un momento, como si quisiera que la noticia reposara. Stephan no estaba tan sorprendido como debería haber estado, como lo estuvo cuando se encontró inesperadamente a su hermano, unos meses después de su regreso de América, con la cara llena de lágrimas. Ya sabía por qué–. Su hermano tenía corazón. Lloró al morir Alena. Lloró cuando tuvo que abandonar a su hijo. Joshua tiene el corazón de su padre y el alma de su madre. Es un niño bueno y cariñoso que se convertirá en un hombre bueno y cariñoso.

      –Es un príncipe. Tiene sangre real en sus venas. Pertenece a su país.

      –Siempre me preocupó un poco –siguió ella como si él no hubiese hablado– que la familia de Joshua nunca llegase a verlo. Mi hermano y su mujer van a tener un niño en diciembre y estoy impaciente por verlo, estoy casi tan nerviosa como ellos. Si alguien me dijera que nunca llegaría a abrazar a ese niño, que no lo vería crecer, me sentiría destrozada. Cuando entré y lo vi aquí, estaba aterrorizada de que pudiera quitarme a Josh. Me daba miedo de que quisiera abrazarlo y se enamorase inmediatamente de él y me dijera que no tenía derecho a quitarle a su sobrino. Lawrence dijo que era usted un buen tipo, así que estaba preocupada.

      –Así es que usted está de acuerdo en que el chico debe ser devuelto a su familia –no había terminado de decir estas palabras cuando supo que no eran ciertas. Ella alzó una ceja.

      –Pero usted no hizo ninguna de esas cosas que yo esperaba y temía. No mostró ningún interés por Joshua porque sea su sobrino y un niño precioso. Solo le interesa su estúpido país. No tiene corazón, ni emociones. Usted es exactamente como Lawrence describía al resto de su familia. Usted es una de las razones por las que él no quería que el hijo al que él amaba fuera allí y estuviera tan solitario y triste como a él le había hecho sentir su familia.

      Apartó la silla y se puso de pie, luego se inclinó sobre la mesa y por un loco momento él creyó que le iba a besar. En vez de eso lo sujetó por la corbata y lo obligó a acercarse. La cara de ella estaba a unos pocos centímetros de la de él y podía ver las pecas que el maquillaje no llegaba a ocultar, podía sentir su aliento cálido y dulce y sobre todo podía ver las llamas que bailaban en sus ojos.

      –Vuélvase a su país y ocupe el trono como el siguiente en la línea de sucesión, produzca hijos de corazón frío y sin sentimientos que puedan seguir con la tradición familiar, pero no piense siquiera СКАЧАТЬ