Saber estar en las organizaciones. Claudia Liliana Perlo
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      También desde la física, en desarrollos más recientes, Garnier-Malet esboza una nueva teoría que denomina “Desdoblamiento del tiempo”. En la misma afirma que existen dos tiempos diferentes al mismo tiempo: un segundo en un tiempo consciente y miles de millones de segundos en otro tiempo imperceptible (Garnier-Malet, s.f.)

      Este físico plantea que el tiempo está formado por elementos discretos. Según expresa el autor: “tenemos la sensación de percibir un tiempo continuo. Sin embargo, tal como demuestran los diagnósticos por imágenes, en nuestro cerebro se imprimen solamente imágenes intermitentes. Entre dos instantes perceptibles siempre hay un instante imperceptible” (Garnier-Malet, s.f.).

      De estas observaciones se desprende que el universo observable “desde el interior” debe obligatoriamente estar asociado a un “espacio externo”, observable en un tiempo imperceptible.

      La teoría del desdoblamiento implica la existencia de universos desdoblados, encajados en el mismo movimiento cíclico de desdoblamiento. Imperceptibles intercambios cíclicos de trayectos, interno (o radial) y externo (o tangencial), proporcionan informaciones instantáneas sin modificar la apariencia del movimiento. (Garnier-Malet, s.f.)

      Estos planteos son muy recientes y se hallan aún en desarrollo, sin embargo, han sido tomados por las disciplinas denominadas holísticas, y poseen amplios desarrollos en las filosofías metafísicas.

      Llegado a este punto, consideramos relevante referir brevemente al concepto de sincronicidad, que ha sido estudiado por las disciplinas hasta aquí planteadas y que será retomado en otros movimientos.

      En términos de la Teoría General de los Sistemas, los físicos plantean que los sistemas no lineales (aquellos no predecibles y complejos) pueden desarrollar formas que se mantienen por un proceso de cambio constante (retroalimentación positiva). En este sentido, cuando se habla de sistemas complejos, el concepto de causalidad no es siempre adecuado para explicar los distintos comportamientos, y es por esto, que Jung, retoma los planteos del espíritu científico chino profundizando en lo que él llama principio de sincronicidad, que en China “jugaría el papel que en la ordenación de la experiencia juega en Occidente el principio de causalidad” (Indij, 2014: 22).

      Este principio de causalidad exige un tiempo lineal, a la vez que lo crea, al ligar entre sí tres modos de secuencialidad de órdenes distintos: el “entonces” lógico (consecuencia), el “entonces” empírico (efecto material) y el “entonces” temporal (después).

      …El principio chino de sincronía no enlaza el antecedente con el subsecuente, sino que vincula entre sí todos los acontecimientos concurrentes en un mismo momento dado. Lo significativo no está en el hilo de las consecuencias sino en las coincidencias en cuanto incide en un determinado momento prestándole un ser singular. (Indij, 2014:23).

      Peat (1995) considera que causalidad y sincronicidad no son contradictorias sino percepciones dobles de la misma realidad fundamental. De este modo, entonces, aparece realmente la posibilidad de combinar lo subjetivo y lo objetivo, sin reduccionismos ni recortes a la complejidad de los sistemas. La esencia de la sincronicidad está en su complejidad, en su ser un suceso individual y único y al mismo tiempo, manifestación del orden universal.

      Asimismo tanto desde la psicología, la psicología social, la antropología y la sociología, la sociología de las organizaciones, la lingüística la semiótica, la literatura, las artes, etc. se han generado profundas y valiosas reflexiones sobre el tiempo y la temporalidad que resultan imposible abordar en esta obra, sin embargo, consideramos que hasta aquí hemos realizado una síntesis de algunas de las teorías que permiten echar algo de luz a la gestión del tiempo tanto en la vida personal como en la vida pública y colectiva.

      El tiempo se considera una construcción social que organiza y provee sentido y significado a la vida de los miembros de una determinada sociedad o grupo (Durán, 2009). Se asume que la vida individual y colectiva se construye en gran medida en relación a éste. En nuestra cultura judeo-cristiana, occidental, inmersa en un modelo industrial-capitalista el tiempo juega un papel determinante en la vida de las personas. Orientación al futuro, racionalidad, causalidad antes y después, separación entre tiempo laboral y tiempo libre/consumo, Sennet (2006) medible en minutos que cotiza dinero, Weber (1991). son algunas de las características del tiempo de nuestro tiempo y espacio social.

      Como observamos en el discurso cotidiano, “Para ganar tiempo”, “Ahorre tiempo” “No pierda tiempo” “Invierta bien su tiempo”, el tiempo es equiparable al dinero y entendido como un recurso económico que se desenvuelve en el mercado, susceptible de ahorro, inversión, pérdida o ganancia.

      Desde la perspectiva biocéntrica consideramos que se requiere reflexionar profundamente en torno a esta perspectiva antropocéntrica y maquínica del tiempo, donde el capital ordena, separa y organiza los tiempos de las sociedades y los individuos, para transitar hacia una concepción vivencial del tiempo donde el mismo ya no se encuentra materializado “por fuera de las personas” sino que se considera “Dentro de la vida misma del ser humano” que siente, piensa y actúa siendo-tiempo. (Serna Arango, 2009). Se trata de ampliar nuestra concepción del tiempo para transformarnos y transformar los espacios que habitamos. Es en este sentido que al interior de nuestro equipo de investigación hemos venido construyendo saberes que nos permitan trascender la concepción moderna del tiempo para sumergirnos en una perspectiva biocéntrica del mismo que nos reconecte con nuestros orígenes.

      La perspectiva biocéntrica nos invita a declinar nuestra ambición de controlar, en este caso, el tiempo y entregarnos al aprendizaje del movimiento que propone el universo y los seres que allí habitan. Aprender cuando es tiempo de o para... es el desafío de estos tiempos complejos.

      Necesitamos desenfocar de los resultados que exige el reloj y retomar el acontecimiento como medida del tiempo para ingresar al tiempo presente, fluido y creativo. Como ya veremos en el movimiento referido a la ética, es el tiempo presente el que posibilita percibir lo que acontece en el encuentro profundo con el otro o con lo otro y propicia el diálogo. Es el tiempo referido al Kairós el que permite vislumbrar la oportunidad que me trae el acontecimiento.

      El ocio observado por nuestra cultura productivista como opuesto al trabajo nos brinda la posibilidad de entrar en contacto con el propio cuerpo para poder tener registro de nuestros límites y necesidades.

      Para ello necesitamos aprender a:

      - Sentir el tiempo, registrar nuestro ritmo cardíaco, el corazón, registrar la respiración, el paso, la velocidad de las palabras, la velocidad del cuerpo. Respirar con cada idea.

      - Respetar nuestros propios tiempos, escuchar el tiempo del otro, sincronizar en un ritmo común.

      - Diferenciar nuestros tiempos, de los tiempos de los otros y del tiempo del entorno.

      -De-construir nuestras percepciones y concepciones del tiempo a la luz de las teorías del tiempo que la literatura sobre el tema ha producido y que en una apretada síntesis hemos referido en la primera parte de este escrito.

      -Re-conectar con las sabidurías ancestrales sobre el tiempo para integrar y enraizar las mismas en un presente más saludable.

      -Integrar la eficiencia del Chronos, relajándose en Aión sin desatender al Kairós.

      -Transmutar el Chronos en Aión a través del Kairós.

      -Comprender que el tiempo podría constituirse en un recurso de facilitación cuando lo percibo como un fluído siempre disponible (Aión) a partir del cual СКАЧАТЬ