Название: El arte de la predicación bíblica
Автор: Geoff New
Издательство: Bookwire
Жанр: Религия: прочее
isbn: 9786124252433
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Hice una pausa, porque sabía lo que le quería decir, pero no estaba seguro de que ella podría oírlo. Sabía la historia que quería narrar, pero no estaba seguro si Jasmine realmente podría escucharme en medio de su tristeza y dolor. Pero decidí narrarla de todos modos. Así que empecé a narrarle a Jasmine la historia de la Pascua. Le dije que su boda y la muerte de su primo no eran eventos totalmente separados y que, tal como la historia de la Pascua, vivimos en luz y tinieblas, dolor y gozo. No hay separación. En la historia de la Pascua, Jesús se encuentra en el huerto de Getsemaní orando para que su propia muerte no suceda. Entonces ocurre el calvario, por el bien de todos nosotros. Luego, tres días después, vemos una tumba vacía en el huerto porque él ha salido victorioso y ha resucitado. Oscuridad y luz, muerte y vida, dolor y gozo son parte de esta historia. Terminé de hablar e hice una pausa.
Ella dijo: «sí, hablamos sobre esto con mi novio ayer por la noche». No esperaba que alguien tan joven tuviera una respuesta tan sabia. Era claro que ella había estado escuchando la historia de Jesús. Estaba viviendo esa historia, escuchando esa historia y narrando esa historia. Fue al funeral de su primo y a su propia boda la misma semana. Ella y su familia habían escuchado la historia bien. ¿Cómo lo sé? Porque pude ver cómo vivieron esa historia, y escuché como la narraron. Vivieron su fe y hablaron de la esperanza porque supieron escuchar la historia del amor de Dios.
La Biblia contiene ejemplos maravillosos de personas que vivieron una historia, escucharon una historia y narraron una historia. Considera la historia del profeta Isaías en Isaías 6. El año de la muerte del rey Uzías, Isaías ve al Señor (El Rey viviente) en su trono en el templo (Is 6.1-4). Isaías es confrontado con la visión de Dios y confrontado con la historia que él ha estado viviendo. Isaías describe esta historia con estas palabras: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios blasfemos, ¡y no obstante mis ojos han visto al Rey, al Señor Todopoderoso!» (Is 6.5). Esta es la historia que Isaías está viviendo.
Después, Isaías experimenta el perdón de Dios (Is 6.6-7) y escucha una nueva historia. «Entonces oí la voz del Señor que decía: “¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?”». Esta es la historia que Isaías está escuchando.
«Y respondí: Aquí estoy. ¡Envíame a mí!» (Is 6.8). Isaías ha sido empoderado para narrar una historia. Dios le dice: «Ve y dile a este pueblo…» (Is 6.9). El profeta recibe el mensaje de Dios para predicar. Esta es la historia que Isaías cuenta.
La historia que Isaías cuenta nos lleva a otro ejemplo: el eunuco etíope en Hechos 8. En Hechos 8.26, un poderoso oficial de Etiopía se encontraba en Jerusalén para adorar en el templo (Hch 8.27). Esta es la historia que estaba viviendo. Después, camino a casa, está leyendo Isaías, pero no lo entiende. Mientras tanto el Espíritu guía a Felipe a encontrarse con el etíope. Felipe corre hacia la carroza del etíope y le pregunta si entiende lo que está leyendo. El etíope admite que no e invita a Felipe a subirse a su carroza. El eunuco entonces le pregunta a Felipe: «Dígame usted, por favor, ¿de quién habla aquí el profeta, de sí mismo o de algún otro? Entonces Felipe, comenzando con ese mismo pasaje de la Escritura, le anunció las buenas nuevas acerca de Jesús» (Hch 8.34-35). Esta es la historia que el etíope escucha. Luego Felipe lo bautiza y el Espíritu súbitamente se lleva a Felipe y el eunuco «no volvió a verlo, pero siguió alegre su camino» (Hch 8.39). Tiene una nueva historia para narrar. La tradición nos cuenta que la iglesia cristiana en Etiopía comienza con este encuentro.
Vivir una historia, escuchar una historia y narrar una historia. Ver este patrón en las vidas de las personas es importante a la hora de predicarles. Consideremos un capítulo particular en la Biblia que ayuda a las personas a ver este patrón. Hebreos 11 nombra hombres y mujeres que vivieron y narraron la historia de Dios porque escucharon su historia y la creyeron. Hebreos 11 es un maravilloso pasaje de donde obtener fuerza e inspiración para reflexionar acerca de cómo vivimos, escuchamos y narramos la historia de Dios. Los predicadores deben dominar las tres, pero tienen que ser más expertos en escuchar profundamente y cuidadosamente, porque solo entonces vivirán y narrarán la historia «según las Escrituras».
El primer ejemplo en Hebreos 11 es el de Abel (v. 4):
«Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía».
¿Ves el patrón?
* Vivir la historia
«Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín».
Abel hizo una ofrenda a Dios.
* Escuchar la historia
«Por fe recibió testimonio de ser justo, cuando Dios aceptó su ofrenda».
Abel escuchó a Dios y aprendió a adorarlo.
* Narrar la historia
«Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía».
Todavía se cuenta sobre la fe de Abel y la injusticia que sufrió.
Tomemos otro ejemplo, Noé (v. 7):
«Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe».
* Vivir la historia
«Por la fe Noé, … con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia».
Noé construye un arca.
* Escuchar la historia
«advertido sobre cosas que aún no se veían».
Noé escucha la Palabra de Dios
* Narrar la historia
«Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe».
Noé caminó fielmente con Dios y obedeció exponiendo el pecado de los demás.
En Hebreos 11, el autor recoge las historias de estos hombres y mujeres de fe y hace un comentario que es un verdadero reto (vv. 13-14):
«Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria».
* Vivir la historia
«Todos ellos vivieron por la fe, y murieron».
Personas como tú y yo, que no se mencionan en Hebreos, pero que somos amados y conocidos por Dios y que vivimos nuestras vidas amando a Dios y creyendo en él.
* Escuchar la historia
«y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos».
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