E-Pack Novias de millonarios octubre 2020. Lynne Graham
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Название: E-Pack Novias de millonarios octubre 2020

Автор: Lynne Graham

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Pack

isbn: 9788413752341

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СКАЧАТЬ agarrando con demasiada fuerza.

      Él juró y abrió las manos para soltarla. Luego le dijo a Stas algo en ruso antes de tomar a Kat en brazos para volver al interior del yate con ella.

      –No es posible que esté pasando esto... ¡No está bien! –protestó ella con vehemencia.

      –Es la primera cosa que he hecho bien en toda la semana –le informó Mikhail con convicción mientras la llevaba hasta su terraza privada, donde se sentó en un sofá con ella todavía entre sus brazos–. Vas a quedarte conmigo, moyo zolotse...

      A Kat le estaba divirtiendo mucho su comportamiento.

      –No es posible que cambies así de opinión en el último momento.

      Él la retó con la mirada.

      –Si me doy cuenta de que he tomado una decisión errónea, debo rectificar, ¿no? Kat... ¿tienes idea de las pocas veces que he admitido en mi vida que estaba equivocado?

      Kat estaba segura de que era cierto. Ella había tenido que convencerse a sí misma de que tenía que dejarlo y había tenido que hacer un enorme esfuerzo para guardar la compostura frente a aquel reto. No obstante, el repentino cambió de opinión de Mikhail hizo que se pusiera más a la defensiva que nunca.

      –No puedo quedarme contigo –le repitió con voz temblorosa y sin su energía habitual–. Tengo una vida y una familia con la que volver, Mikhail.

      Hizo una pausa y después continuó:

      –Habías terminado conmigo. Se había acabado... era lo que tú querías...

      –Si se hubiese terminado de verdad, te habría dejado marchar. El acto de retenerte ha sido un instinto visceral –le confesó Mikhail.

      ¿Un instinto visceral? ¿Qué podía hacer Kat en esas circunstancias? Tan pronto quería deshacerse de ella como quería que se quedase allí.

      –¿Y qué pasa ahora? –le preguntó en un susurro.

      De repente tenía frío y estaba temblando a pesar de estar entre sus brazos.

      –Te llevaré a casa conmigo.

      Kat arqueó las cejas.

      –¿Que me llevarás a casa contigo? ¿Ahora me he convertido en una mascota?

      –Te estoy pidiendo que vengas a vivir conmigo. Es la primera vez que le pido algo así a una mujer –le reveló Mikhail.

      Kat lo pensó, sorprendida por la propuesta y asustada por las imágenes que aparecían de repente en su mente. Aquello era un compromiso. Un compromiso mucho mayor que hacer de acompañante y amante de un hombre en un yate y durante un mes. Sí, era un compromiso, pensó un tanto aturdida, y de repente las lágrimas que tanto había luchado por contener le inundaron el rostro.

      –¿Qué te ocurre? –le preguntó Mikhail, limpiándoselas.

      –¡Nada! ¡Que tengo el lagrimal flojo! –respondió ella, poniéndose a la defensiva y secándose el rostro con impaciencia–. No puedo irme a vivir contigo. También me he comprometido...

      –¿Con tus hermanas? Me ocuparé de ellas como si fuesen de mi propia sangre –le aseguró Mikhail sonriendo de repente.

      –Pero tengo que arreglar lo de la posada, hacer gestiones...

      –Déjamelo todo a mí. Vendrás a vivir conmigo, me cuidarás y te ocuparás de mi casa. No tendrás nada más de lo que preocuparte de ahora en adelante. ¿Entendido?

      Kat cerró los ojos con fuerza porque seguía con ganas de llorar y contuvo un sollozo. Lo quería y lo odiaba al mismo tiempo: lo quería por reconocer que habían tenido algo especial y lo odiaba por haber esperado para decírselo hasta el último momento.

      –¿Y si vuelves a cambiar de opinión? –le preguntó–. ¿Y si dentro de un par de semanas ya no es eso lo que quieres?

      –Es un riesgo que estoy dispuesto a asumir. Siempre seré sincero contigo. No quiero perderte.

      Kat se tragó el nudo que tenía en la garganta e intentó volver a respirar con normalidad. Suponía que no podía esperar mucho más de él.

      Mikhail no quería perderla todavía, pero había estado a punto de dejarla marchar. Cómo de cerca había estado de hacerlo sería algo que se preguntaría siempre. ¿Habría ido tras ella si se hubiese subido a aquel helicóptero?

      –Tengo una casa en el campo que creo que te gustará –le dijo Mikhail–. Puedes invitar a venir a tus hermanas y hacer como si fuese tuya. Y vendrás conmigo a la boda de Luka.

      Ella lo agarró de la chaqueta de seda y lino y lo miró con los ojos todavía húmedos y el corazón acelerado.

      Él pasó un dedo por la generosa curva de su labio inferior.

      –Funcionará... ya lo verás –predijo con su habitual seguridad.

      Luego la besó apasionadamente y Kat dejó de pensar.

      Terminó el día tumbada en su cama, con el cuerpo débil y saciado, preguntándose si habría sido una locura acceder a quedarse con él. ¿Estaría limitándose a posponer el momento de la decepción? ¿Estaría prolongando su sufrimiento? Lo amaba con locura, pero se temía que lo que Mikhail sentía por ella fuese solo deseo.

      Capítulo 10

      Mikhail escuchó los consejos del abogado solo porque le pagaba muy bien para que lo asesorase, pero era inflexible en lo relativo a presentarle a Kat otro acuerdo legal, en esa ocasión, referente a su estatus como amante que vivía en su casa. ¡No iba a volver a cometer aquel error! Estaba convencido de que Kat no tenía nada de mercenaria. Una y otra vez, había rechazado las oportunidades de enriquecerse a su costa. A pesar de que cuando la había conocido necesitaba desesperadamente el dinero para saldar sus deudas, la cantidad que les había cobrado por pasar la noche en su posada había sido ridícula.

      –Mi novia no es una cazafortunas –murmuró–. No soy tan tonto. Puedo oler a una cazafortunas a cien metros.

      –Las situaciones cambian, las personas cambian –le dijo el abogado–. Es de crucial importancia que piense en el futuro y se proteja.

      Mikhail pensó que había estado toda su vida protegiéndose, así que aquella no era una idea nueva. Protegerse era algo que le salía de forma automática. Era consciente de que todavía estaba estupefacto por haber conseguido convencer a Kat de que volviese a su vida de manera menos temporal. Había resultado ser una buena jugada y ya había empezado a disfrutar de sus ventajas. Sonrió al imaginársela en su bañera, en su cama, en su mesa a la hora de la cena, Kat... a todas horas y en todas partes, donde él quisiera. Después de seis semanas, pensaba que su nueva vida era la esencia de la perfección. Lo que era todavía mejor, había averiguado en qué se había equivocado su padre con las mujeres. El verdadero secreto era la moderación. No se permitía disfrutar de Kat todas las noches, se controlaba para asegurarse de que ella no se convertía en algo demasiado necesario para su bienestar. En ocasiones se quedaba en la ciudad más tiempo del necesario y ponía como excusa el trabajo. A veces no la llamaba, aunque ella cada vez lo llamaba más para preguntarle por qué no la había llamado. No СКАЧАТЬ