Название: Canción de Navidad
Автор: Charles Dickens
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Clásicos
isbn: 9786074573152
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La aparición fue apartándose de Scrooge hacia atrás, y a cada paso que daba, se abría la ventana un poco, de modo que cuando el espectro llegó a ella, estaba de par en par. Hizo señas a Scrooge para que se acercara, y éste obedeció.
Cuando estuvieron a dos pasos uno de otro, el espectro de Marley levantó una mano, advirtiendo a Scrooge que no se acercara más. Scrooge se detuvo. No tanto por obediencia como por sorpresa y temor, pues, al levantar la mano el espectro, advirtió ruidos confusos en el aire, incoherentes gemidos de desesperación, lamentos indeciblemente pesarosos y gritos de arrepentimiento.
El espectro, después de escuchar un momento, se unió al canto fúnebre y salió flotando en la helada y obscura noche.
Scrooge se dirigió a la ventana, pues se moría de curiosidad. Miró afuera.
El aire estaba lleno de fantasmas que vagaban de aquí para allá en continuo movimiento y gemían sin detenerse. Todos llevaban cadenas como la del espectro de Marley, algunos (tal vez gobernantes culpables) estaban encadenados en grupo; ninguno tenía libertad. A muchos los había conocido Scrooge cuando vivían. Había sido íntimo de un viejo espectro, con chaleco blanco, con una monstruosa caja de hierro sujeta a un tobillo, y que se lamentaba a gritos al verse impotente para socorrer a una infeliz mujer con una criaturita, a la que veía bajo él en el quicio de una puerta. El castigo de todos los fantasmas era, evidentemente, que procuraban con afán aliviar los dolores humanos y habían perdido para siempre la posibilidad de conseguirlo.
Si tales fantasmas se desvanecieron en la niebla, o la niebla los amortajó, no podría decirlo Scrooge. Pero ellos y sus voces sobrenaturales se perdieron juntos, y la noche volvió a ser como cuando llegó a su casa.
Cerró Scrooge la ventana y examinó la puerta por donde había entrado el espectro. Estaba cerrada con dos vueltas de llave, como él la cerró con sus propias manos; y los cerrojos sin señal de violencia. Intentó decir "¡Tonterías!", pero se detuvo a la primera sílaba. Y hallándose muy necesitado de reposo, por la emoción que había sufrido, o por las fatigas del día, o por haber entrevisto el Mundo Invisible, o por la abrumadora conversación del espectro, o por lo avanzado de la hora, se tendió resueltamente en el lecho, sin desnudarse, y al instante se quedó dormido.
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