Название: Amenaza Principal
Автор: Джек Марс
Издательство: Lukeman Literary Management Ltd
Жанр: Триллеры
Серия: La Forja de Luke Stone
isbn: 9781094306629
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–Por favor —dijo el hombre. —Te diré todo lo que sé.
–Sí, lo harás —dijo Murphy. —Y, con suerte, sin muchas tonterías.
El hombre sacudió la cabeza, enfáticamente, enérgicamente. Por un momento, parecía una muñeca mecánica, de las que se les da cuerda y sacuden la cabeza hasta que la llave en la parte posterior se para.
–No, sin tonterías.
–Bueno, —dijo Murphy. Se acercó al hombre y le quitó el trapo ensangrentado de los ojos. Los ojos del hombre parpadearon y giraron en sus cuencas, a continuación, se posaron en Murphy.
–Puedes verme, ¿verdad?
El hombre asintió, muy solícito. —Sí.
–¿Sabes quién soy? —dijo Murphy. —Sí o no, no mientas.
El hombre asintió nuevamente. —Sí.
–¿Qué sabes de mí?
–Eres de algún tipo fuerzas especiales. CIA, Navy SEAL, Operaciones encubiertas, algo de eso.
–¿Sabes mi nombre?
El hombre lo miró fijamente. —No.
Murphy no estaba seguro de creerle. Lanzó una bola suave para probar al chico.
–¿Mataste a Nisa Kuar Brar y sus dos hijas? Ya no tiene sentido mentir. Ya me has visto, las cartas están sobre la mesa.
–Maté a la mujer —dijo el hombre sin dudar. —El otro tipo mató a las niñas, yo no tuve nada que ver con eso.
–¿Cómo mataste a la mujer?
–La llevé a la habitación y la estrangulé con un cable de ordenador, Ethernet Cat 5. Es fuerte, pero no corta. Hace el trabajo sin mucha sangre.
Murphy asintió con la cabeza. Así fue exactamente como se hizo. Nadie sin información privilegiada sobre la escena del crimen lo sabría. Este chico era el asesino. Murphy tenía a su hombre.
–¿Qué hay de Wallace Speck?
El hombre se encogió de hombros. —¿Qué pasa con él?
Ahora los hombros de Murphy se desplomaron.
–¿Qué te parece que estamos haciendo aquí, idiota? —dijo. Su voz resonó en la oscuridad. —¿Crees que estoy aquí, en esta caja de zapatos de cemento contigo, en medio de la noche, por diversión? No me gustas tanto. ¿Speck te contrató para matar a esa mujer?
–Sí.
–¿Y qué sabe Speck sobre mí?
El hombre sacudió su cabeza. —No lo sé.
El puño de Murphy salió disparado e impactó contra la cara del hombre. Sintió romperse el hueso del puente de la nariz. La cabeza del hombre cayó hacia atrás. Dos segundos más tarde, la sangre comenzó a fluir de una fosa nasal, por la cara del hombre, hacia la barbilla.
Murphy dio un paso atrás. No quería mancharse los zapatos de sangre.
–Inténtalo de nuevo.
–Speck dijo que había un tipo de operaciones encubiertas, operaciones especiales. Tenía una pista sobre el paradero del Jefe del Estado Mayor del Presidente, Lawrence Keller. El tipo de operaciones especiales iba a Montreal, era parte del equipo que debía rescatar a Keller. Tal vez él era el conductor. Él quería dinero. Después de eso…
El hombre sacudió su cabeza.
–¿Crees que soy ese tipo? —dijo Murphy.
El tipo asintió, abyecto, desesperado.
–¿Por qué lo piensas?
El hombre dijo algo en voz baja.
–¿Qué? No te oigo.
–Estuve allí —dijo el hombre.
–¿En Montreal?
–Sí.
Murphy sacudió la cabeza. Él sonrió. Se rio esta vez, solo un poco.
–Oh, amigo.
El chico asintió.
–¿Qué hiciste, escapar cuando se puso feo?
–Vi lo que pasaba.
–Y me viste.
No era una pregunta, pero el chico la respondió de todos modos.
–Sí.
–¿Le dijiste a Speck cómo era yo?
El chico se encogió de hombros. Estaba mirando el suelo de hormigón.
–¡Habla! —dijo Murphy. —No tengo toda la noche.
–Nunca hablé con él después de eso. Estaba en la cárcel antes de que saliera el sol.
–Mírame, —dijo Murphy.
El chico levantó la vista.
–Dímelo otra vez, pero no mires hacia otro lado esta vez.
El hombre miró directamente a los ojos de Murphy. —No he hablado con Speck. No sé dónde le retienen, no sé si él ha hablado o no. No tengo ni idea de si él sabe quién eres, pero si lo sabe, es obvio que no te ha delatado todavía.
–¿Por qué no escapaste? —dijo Murphy.
No era una pregunta banal. Murphy se enfrentaba a la misma elección. Él podría desaparecer. Ahora, esta noche, o mañana por la mañana. Pronto. Tenía dos millones y medio de dólares en efectivo. Eso le duraría mucho tiempo a un hombre como él y con sus… habilidades únicas… podría reponerlo de vez en cuando.
Pero pasaría el resto de su vida mirando por encima del hombro. Y, si escapaba, una persona que podría perseguirle era Luke Stone. Ese no era un pensamiento agradable.
El chico se encogió de hombros otra vez. —Me gusta vivir aquí, me gusta mi vida. Tengo un hijo pequeño, al que veo a veces.
A Murphy no le gustó la forma en que el chico deslizó a su hijo en la conversación. Este asesino a sangre fría, un hombre que acababa de admitir que había asesinado a una joven madre y que era cómplice del asesinato de dos niñas pequeñas y solo Dios sabía qué más, estaba tratando de jugar la carta de la empatía.
Murphy fue a la silla y sacó su arma de la funda. Atornilló el silenciador en el cañón de la pistola. Era de los buenos, no iba a hacer mucho ruido. Murphy a menudo pensaba que sonaba como una grapadora de oficina perforando pilas de papel. Clac, СКАЧАТЬ