Sindone: La Misteriosa Sábana Santa De Turín. Guido Pagliarino
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СКАЧАТЬ sobre la Sábana Santa es sustancialmente un negativo fotográfico. Así, una vez impresa fotográficamente sobre el carrete, o más antiguamente en la placa negativa, aparece como positiva. Es algo así como si el Hombre se hubiera reflejado y en este espejo que es la Sábana Santa hubiera quedado fotografiado en negativo su imagen: como en todos los negativos y como en una imagen en un espejo, es decir que lo que está a la derecha aparece a la izquierda y viceversa.

      Para ver claramente lo anterior, comparemos una foto positiva y otra negativa de una obra de arte bizantina (un icono pintado) e, inmediatamente debajo, una foto positiva y otra negativa del Rostro del Hombre de la Sábana Santa:

      Las rayas que atraviesan el pelo y la barba del Rostro de la Sábana Santa son dos pliegues de esta debidos a quién sabe qué causas pasadas, tal vez por el forro cosido en el reverso por las clarisas de Chambery después de incendio de 1532. Lo mismo pasa con las manchas de sangre, por ejemplo, la muy evidente sobre la frente que tiene la forma respectivamente de «ℇ», es decir, de un «3 invertido» en la imagen de la derecha (a la izquierda del lector) y de un «3» en la imagen de la derecha (a la izquierda del lector), resulta positiva en la foto de la derecha y negativa en la de la izquierda.

      Reproducción de una de las dos pinturas de Giovanni Battista della Rovere «Fiammenghino», representando la envoltura de Jesús en la Sábana Santa (la otra aparece en la primera página de la cubierta).

      También es seguro que la sábana es del mismo tipo empleado para envolver a los cadáveres en Palestina en la época de Jesús, aunque también, como alternativa, era habitual vendar los restos al estilo egipcio, como ya sabemos, entre otras fuentes, por el Evangelio de Juan a propósito del cadáver de Lázaro de Betania.11 En el caso de la envoltura en sábana o sudario los restos se colocaban boca arriba sobre la tela, con los pies en un extremo y la cabeza hacia el centro del lienzo (a veces era al contrario: cabeza en el extremo y pies hacia el centro). La otra mitad de la sábana se doblaba sobre el cadáver, el cual, así, quedaba dentro de la sábana, como en la pintura precedente.

      Al hablar de la sepultura de Jesús, los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas escriben que fue envuelto en un sindòn, sudario o sábana, mientras que Juan no y en la traducción española encontramos vendas en lugar de sábana, por lo que hay quien sostiene y afirma, solo con esta base, que la Sábana Santa de Turín es falsa. Después de leer los fragmentos evangélicos que hablan de ello, vamos a tratar de resolver este pequeño «misterio» de las vendas: ya os he dado alguna pista.

      Un sepulcro antiguo en Nazaret, con piedra circular para cerrar el acceso, similar al de Jesús (la llamada «Tumba del Justo»).

      «Al atardecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había hecho discípulo de Jesús, y fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato ordenó que se lo entregaran. Entonces José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había hecho cavar en la roca. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue» (Mateo, 27, 57 - 60).

      «Era día de Preparación, es decir, vísperas de sábado. Por eso, al atardecer, José de Arimatea –miembro notable del Sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios– tuvo la audacia de presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato se asombró de que ya hubiera muerto; hizo llamar al centurión y le preguntó si hacía mucho que había muerto. Informado por el centurión, entregó el cadáver a José. Este compró una sábana, bajó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en ella y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca. Después hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro» (Marcos, 15, 42 - 46).

      «Llegó entonces un miembro del Consejo, llamado José, hombre recto y justo, que había disentido con las decisiones y actitudes de los demás. Era de Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios. Fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro cavado en la roca, donde nadie había sido sepultado. Era el día de la Preparación, y ya comenzaba el sábado» (Lucas, 23, 50 - 54).

      «Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús –pero secretamente, por temor a los judíos– pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se la concedió, y él fue a retirarlo. Fue también Nicodemo, el mismo que anteriormente había ido a verlo de noche, y trajo una mezcla de mirra y aloe, que pesaba unos treinta kilos. Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas,12 agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos. En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado. Como era para los judíos el día de la Preparación y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús» (Giovanni, 19, 38 - 42).

      Juan habla también del hallazgo de los lienzos funerarios de Jesús a la mañana del domingo siguiente al viernes de la crucifixión, en el sepulcro ya vacío que había sido el de Jesús antes de resucitar:13

      «El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba,14 y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”. Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó. Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos» (Juan, 20, 1 - 9).15

      ¿Entonces son vendas? ¿No una sábana?

      Imagen del Hombre ana Santa desolo en el interior, correspondiente erior de la Sáb Turín.

      Externo, correspondiente con Hombre.

      Bueno, he dicho que había dejado una pista. En concreto, he hablado de traducción. Si se va al original griego, se ve que los dos apóstoles, aparte del «sudario», pañuelo fúnebre que se ponía sobre la cabeza,16 encontramos othònia, es decir, tejidos genéricos de lino, en plural y por tanto no vendas como aparece en la traducción italiana de 1974,17 que no es literal. Como othònia significa tejidos genéricos de lino, la palabra puede referirse de hecho, al ser una palabra plural, a una sábana al tiempo que al pañuelo-sudario y a vendas.18 Pero sin duda no significa exactamente vendas. Advirtamos que los otros tres evangelistas no nos dicen de qué tejido era la Sábana de Jesús: esto piensa Juan, que escribe su Evangelio el último, entre los años 80 y 100 para llenar el vacío:

      El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro СКАЧАТЬ