La religión socialista. Los malhechores del bien. Jesús Ángel Murco Cacho
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СКАЧАТЬ familia adelante y cuando llegan a casa lo que desean es charlar con la familia o los amigos, ver una película o un partido de fútbol, para poder levantarse al día siguiente a la lucha diaria que es vivir. La motivación a la hora de escribir estas páginas es dar a conocer a la gente, en especial a los más jóvenes, los más vulnerables a la hora de apuntarse a movimientos colectivos, una nueva forma de enfrentarse a la vida en general y a la política en particular. Estas personas se fían de lo que oyen, de lo que ven, especialmente por la televisión y las redes sociales, y no siempre está a su alcance una versión diferente de la postura que creen es la mejor para ellos y para el país. Quizás se puede pensar que el socialismo, más que ser una religión, se comporte como una ideología con rasgos religiosos. Puede que así sea, pero yo me decanto más por considerar al socialismo como un movimiento religioso, eso sí, difícil de catalogar como tal al tener suficientes diferencias como para generar la duda. Al compararlo con la religión madre de la que proviene, el cristianismo, quizás esas dudas puedan desaparecer.

      La idea de que el socialismo sea una religión puede considerarse un mera conjetura, juicio que se forma de algo por indicios u observaciones. En la Edad Media, muchos pensadores sabían que la Tierra giraba alrededor del Sol, pero no podían demostrarlo, al faltarles los medios adecuados para ello. Más tarde se pudo demostrar científicamente, dejando de ser una conjetura. Que el socialismo sea una religión a los ojos de la mayoría dependerá de que esta conjetura deje de serlo y para ello las personas adecuadas deben implicarse en la tarea. Lo que espero sea evidente con la lectura de este libro es que es una conjetura que da que pensar.

      Cambiar de sistema de referencia siempre es complejo y más cuando está asentado ya en muchas generaciones pero una vez que uno se da cuenta de una nueva forma de enfocar la vida más racional no puede cerrar los ojos si tiene un mínimo de sentido común. La idea no es que la gente se apunte a esta nueva forma de tomar conciencia de la realidad política y social sino simplemente que conozca su existencia y luego, tras un proceso lo más racional posible, decidirse o no por él.

      Darse cuenta que el socialismo es una religión más, como el cristianismo, el islam o el judaísmo, no es fácil. El socialismo se presenta como una ideología antirreligiosa basada en métodos racionales y justos, con una ética inmejorable, y con un atractivo muy difícil de poner en duda, la llamada “supremacía moral” del socialismo que desarma al que no tiene la perspectiva superior de la razón. El socialismo se centra en especial en los jóvenes defraudados de la vida, de la religión en la que quizás hayan crecido, con una vida sin presente ni futuro, o con un deseo grande de pertenecer a un grupo donde poder desarrollarse, sabedores de hacer algo grande y a la vez divertido, y apartarse de los adultos que entorpecen su camino. La clase obrera y el movimiento sindical está en retirada y ahora se apoyan en las minorías: feminismo, ecologismo, animalismo, movimientos LGTB+, etc. El socialismo ha fracasado a la hora de cambiar la justicia social y ahora lo que intenta es cambiar a las personas, ha abandonado la lucha de clases centrándose en las identitarias. Este libro sería de desear que cayera especialmente en manos de los jóvenes, a mí me habría gustado que así hubiera sido en mi juventud, mi vida seguro habría sido otra.

      La religión socialista tiene su dios, sus templos, sus sacerdotes, sus santos, sus apóstoles, sus mártires, sus fieles, sus ritos, sus libros sagrados, sus procesiones, sus púlpitos, sus recompensas, sus castigos, su paraíso, su infierno, sus inquisiciones, sus dogmas, su historia sagrada, etc, como las demás religiones. Siempre se pueden encontrar antecedentes de su origen pero el más claro y rotundo es la Revolución Francesa. A esta le siguió un siglo XIX muy convulso con sus grandes santos y visionarios: Hegel (padre filosófico del comunismo), Marx, Engels; un siglo XX terrible de asentamiento de la nueva religión: Lenin, Stalin, Mussolini, Hitler, Mao; y un siglo XXI con personajes de menor talla pero con medios mucho más peligrosos para controlar a la población, no sólo físicamente sino mentalmente. Frente a esta religión que intenta apoderarse del mundo, como todas, se encuentran las otras religiones que no quieren perder su poder y las personas racionales, que comprenden la existencia de las religiones como esa evolución necesaria pero que se encuentran en un fuego cruzado tan peligroso que puede acabar con el salto dado por los hombres al reino racional. Desenmascarar a este movimiento religioso, que se presenta como justo lo contrario, es la misión de este libro.

      Este libro está estructurado en tres partes. En la primera trato de hacer ver que el socialismo es una religión, o se comporta como tal, con todos los componentes que la forman, y también los campos en los que se manifiesta, en especial los tipos de seguidores de los que se alimenta. La primera sensación que se tiene con su lectura es la de tirar el libro a la piscina, como hacía Francisco Umbral; choca con las ideas que tenemos y no lo aceptamos, habrá que echarle algo de valor y seguir adelante. En la segunda parte intento poner un poco de orden en las ideas que tenemos sobre el capitalismo y socialismo y en erradicar la nefasta diferencia entre derecha e izquierda, y aunque doy algunas ideas de sus orígenes históricos, el capitalismo y socialismo que me interesa es el del siglo XXI, que es en el que nos encontramos. Para ello utilizo bastantes citas de personajes contrastados, la mayoría sufridores de la nueva religión socialista a la que se apuntaron en su juventud. La tercera parte es la más personal y escribo sobre España y los problemas que la acucian hoy en día. España siempre ha sido católica y hoy en día, como hace unos decenios, esta religión está siendo atacada en todos los frentes por la nueva que quiere apoderarse de la mente y del cuerpo de los españoles. Quizás una segunda lectura del libro fuera conveniente una vez relacionadas las tres partes aunque para muchos sería una labor difícil de soportar.

      Madrid, España - octubre de 2019

      “Ser iletrado en la sociedad europea moderna no se debe a una injusticia social, sino a una mala elección moral”.

      (Mauricio Wiesenthal)

      “No relacionar el socialismo y todas sus versiones con una nueva religión, con una nueva versión de las antiguas religiones, es seguir una senda que no conduce más que a la destrucción por incomprensión de la realidad”

      (Guy Sorman)

      La evolución de las poblaciones humanas, según el psicólogo Ken Wilber, sigue la dirección del tiempo que va desde el reino arcaico al mágico, del mágico al mítico, y del mítico al racional. En las sociedades, el salto de nuestros ancestros en la época arcaica, y sus cultos a la luna o al sol, hacia las grandes religiones monoteístas fue largo y duro, también lo fue el de las grandes religiones hacia la razón, aún estamos en ello.

      En las personas, al igual que en las sociedades, ocurre algo parecido, el niño vive apaciblemente en su entorno mágico familiar. Cuando su entorno se agranda, emerge el mundo mítico, se apunta a las grandes ideologías míticas ya sean religiosas, culturales, políticas, deportivas, etc, quiere pertenecer a un grupo donde se encuentre a gusto. Si esa estancia placentera no le es suficiente entrará en el mundo de la razón, el pensamiento racional servirá de filtro para abandonar lo de mítico, y no digamos mágico, que tiene su vida. Es esta insatisfacción que tienen las personas, que forman las sociedades, la que hace evolucionar y crecer a la humanidad. Muchos retroceden a niveles inferiores donde se siente más felices, pertenecen a grupos donde son comprendidos, forman parte de algo en común y eso les satisface. Otros están desubicados y van de uno a otro como perdidos, sin un marco de referencia.

      Nuestros antepasados evolucionaron y dieron un gran salto evolutivo al aparecer las religiones monoteístas, ya no tenían que adorar objetos, había un ser superior, nuestro creador, Dios, que velaba por nosotros, por nuestra seguridad, nos daba la vida y nos hacía enfrentarnos a ella de forma más entusiasta. Así apareció el judaísmo y de él emergieron las otras dos grandes religiones monoteístas: el cristianismo (católico, ortodoxo y protestante) y el islam (sunní y chiita).

      Con la aparición del protestantismo, en el que la Iglesia Católica no regía en exclusividad la religión cristiana, fueron СКАЧАТЬ