Hierbas Mágicas. Janice Wicka
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Название: Hierbas Mágicas

Автор: Janice Wicka

Издательство: Bookwire

Жанр: Медицина

Серия: Colección Nueva Era

isbn: 9788418211065

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СКАЧАТЬ a la vesícula biliar, a los riñones, al corazón y al cerebro, atenta directamente contra los demás y contra nosotros mismos.

      -El rencor afecta al sistema inmune, y si bien puede alargar la vida en busca de la venganza, da muy mala calidad de vida, con el agravante de que la venganza sólo lo palia, pero no lo cura.

      -El fracaso, tomado como afrenta y vergüenza, y no como enseñanza y experiencia, es destructivo, afecta a las vías respiratorias, la garganta, la libido, la fertilidad, la vista, el oído y es capaz de hacer colapsar todo el organismo. Con el agravante que es una percepción emocional personal, que no tiene que ver con la aparente realidad de triunfo, belleza, abundancia, estabilidad o riqueza reconocidas por los demás, y donde uno mismo es su propio juez y verdugo.

      -Los celos, tan naturales en todos los seres vivos, cuando son producto de inseguridad, educación, miedos, orgullo, dependencia, apego o patrones posesivos, afectan tanto a los pies como al hígado, al cerebro y a las glándulas endocrinas, al aparato sexual y al sistema reproductivo y, por supuesto, a la capacidad de control del cerebro, con lo que puede provocar más de una tragedia, además de malestares y enfermedad.

      -La envidia, que no es otra cosa que un ego maltrecho y envenenado, afecta prácticamente a todo el organismo, baja las defensas e intoxica física, emocional, mental y espiritualmente a todo nuestro ser, degenerándolo todo e inclinando a la destrucción propia y ajena; porque la podredumbre irá siempre por dentro para explotar de maneras poco agradables: desde atentar contra uno mismo o contra los demás, hasta cualquier acto de maldad y de crueldad irreflexivas.

      -El miedo, o los miedos, temores o demonios internos que nos amedrentan, nos espantan y nos paralizan, bajan nuestras defensas y nos conducen a enfermedades cada vez más graves o crónicas, empezando por un simple resfriado hasta llegar a una pulmonía o a un cáncer de pulmón. Puede parecer una exageración, pero no lo es. Muchos miedos nacen de sustos inmediatos que se superan fácilmente, es decir, son emociones pasajeras que no tienen la mayor importancia, pero si la intensidad es mayor, un susto afecta a la bilis y a los nervios, provocando vómitos, diarreas y, en casos extremos, paradas cardiacas, parálisis, desmayo o envejecimiento prematuro en forma de arrugas y canas, o de debilidad orgánica generalizada. Si el miedo es constante y no logramos superarlo, nos provocará enfermedades crónicas donde nuestro cuerpo está gritando siempre que necesita protección externa, en largos procesos psicosomáticos donde la persona se cura de un mal para adquirir de inmediato otro, y busca desesperadamente atención y cuidado, ya sea en la familia, la pareja y los amigos, o en el médico y en las medicinas. Para este tipo de personas la soledad es fatal, y cualquier tipo de compañía, por tóxica o negativa que sea, es un bálsamo para paliar sus temores.

      Las emociones negativas suelen ser intensas, e incluso dar una sensación momentánea de placer a quien las experimenta, para dar paso inmediatamente después al malestar, la enfermedad o el desasosiego.

      Cuando son más duraderas que intensas es cuando son más nocivas y hasta peligrosas para nuestro organismo y para las personas que nos rodean.

      Persistir en el error y en el dolor es aumentar y acumular el mal, lo mismo que acallar los sentimientos, las quejas y las necesidades.

      Lo negativo no expresado se pudre en nuestro interior.Expresar y reconocer nuestras deficiencias es el primer paso para superarlas.

      Todos experimentamos emociones negativas en mayor o en menor medida, porque a menudo son reacciones irreflexivas ante el ambiente, el contexto o las situaciones de la vida, y en este punto las hierbas mágicas pueden ayudarnos a sacarlas del fondo de nuestro ser y a superar sus efectos.

      La mente es poderosa, y puede salvar o condenar, restituir o destruir:

      -Los pensamientos negativos o pesimistas abren las puertas a las enfermedades autoinmunes y al desorden celular, es decir, al cáncer.

      -La gran mayoría de los males y enfermedades son psicosomáticos, es decir, se crean primero en la mente y pueden llegar a convertirse en enfermedades reales, abriendo la puerta a bacterias, virus e incluso a accidentes dolorosos o fatales.

      ¿Qué es la enfermedad?

      Para muchas culturas de la antigüedad, la enfermedad era sólo un proceso de depuración que experimentaba el cuerpo para fortalecerse. Por desgracia, en muchos casos el cuerpo no superaba el proceso y moría, señal de que esa persona estaba mejor en el más allá que en este mundo hostil y peligroso.

      Los animales siguen este proceso de forma natural y para superarlo, como los humanos, también hacen dieta y comen hierbas que les ayudan, pero no van al médico ni se atiborran de medicamentos a menos que sean mascotas y sus dueños los “cuiden” y quieran mantenerlos aparentemente sanos, impidiendo que sean ellos mismos los que superen la enfermedad.

      Nosotros abandonamos la selección natural hace mucho tiempo, pero a partir de la Segunda Guerra Mundial la salud se convirtió en una panacea para los más débiles, que arrastran sus enfermedades durante largos años y se convierten en una magnífica clientela para médicos y farmacéuticas.

      La OMS, Organización Mundial de la Salud, unificó los criterios de la salud en todo el planeta, y llevó la depresión y el cáncer a pueblos donde estas enfermedades eran mínimas o simplemente no existían, porque mucha gente sana aprendió a estar enferma.

      Sí, aunque parezca una locura, las enfermedades también se aprenden, se copian y se convierten en verdaderas pandemias sociales, como la influenza, el síndrome de las vacas locas, la gripe aviar y similares.

      Por supuesto, los gérmenes y las bacterias existen y pululan por todas partes. Nuestro cuerpo contiene más bacterias, virus y gérmenes que células defensivas, es decir, miles de millones que llegan a pesar hasta dos o tres kilos, y a muchas de ellas nos acostumbramos, convivimos con ellas, tanto y de tal manera, que cuando nos abandonan nos ponemos enfermos, igual que enfermamos cuando sus colonias aumentan desmesuradamente, porque lo que les permite vivir y a nosotros estar sanos es el equilibrio.

      El cuerpo elimina lo que le sobra y absorbe lo que necesita, bacterias incluidas, y cuando se pierde el equilibrio sobreviene la enfermedad y empieza un proceso de recuperación del equilibrio.

      Es por eso que muchos medicamentos alopáticos, es decir, de la medicina oficial, no curan nada, sólo son paliativos para no padecer dolor o inflamaciones, fiebres o falta de energía, mientras nuestro cuerpo batalla contra sus verdaderos males y busca recuperar el equilibrio.

      Mi abuela, una mujer sabia, decía que sólo hay dos tipos de enfermedades: las que superas y las que te matan, se llamen como se llamen.

      Actualmente y, siguiendo los consejos de la OMS, la enfermedad es la ausencia de la salud física, anímica y mental, y no un proceso de depuración y fortalecimiento. Se ataca con paliativos, vacunas y cirugías, no para erradicar las enfermedades, sino para mantener vivos y en condiciones sociales aceptables a los enfermos.

      Tenemos la suerte de que la persona enferma ya no es un ser débil al que hay que abandonar a su suerte para que muera o viva si es lo suficientemente fuerte, sino un ser humano al que hay que cuidar, medicar, tolerar y mantener con vida todo lo que sea posible, independientemente de sus deseos, sufrimientos o carencias, y la eutanasia o el suicidio personal o asistido son ilegales en muchos países, y en los que son legales no acaban de convencer del todo a la población.

      Hoy en día, y por regla general, las personas enfermas son consumidoras del aparato de salud del Estado y de las grandes empresas médicas y farmacéuticas, y hay que tratarlas con tacto y darles paliativos para que sobrelleven su enfermedad y no dejen de consumir consultas y medicamentos mientras vivan en este mundo.

      La СКАЧАТЬ