Название: La muerte no existe
Автор: Sixto Paz Wells
Издательство: Bookwire
Жанр: Общая психология
Серия: Desarrollo espiritual
isbn: 9788418263163
isbn:
3 El cuerpo mental inferior: que son la personalidad y el carácter.
4 El cuerpo mental superior o cuarta dimensión: que es el cuerpo donde se encuentra todo nuestro potencial psíquico y percepción extrasensorial.
5 El cuerpo del alma o la catedral del espíritu: que es el acopio de las experiencias de nuestras vidas pasadas. Ahí se encuentran nuestra misión y nuestro nombre cósmico o clave vibratoria personal, una suerte de mantram individual (sonido primordial). El nombre cósmico es la suma del sonido que acompañó la condensación de nuestra individualidad con el sello del momento en que a través de nuestras encarnaciones tomamos conciencia del camino espiritual.
6 El cuerpo del espíritu: que es la conciencia.
7 El cuerpo esencial: que sería nuestra chispa divina.
En el ser humano se dan los tres universos en los tres planos de conciencia, como son el físico, el mental y el espiritual. Los primeros tres cuerpos, el físico, el astral y el mental inferior, constituyen el plano de la conciencia material y nos conectan a través del plano material con el universo material de siete dimensiones.
Los cuerpos mental superior, el alma y el espíritu, constituyen el plano de la conciencia mental, y nos conectan a través del plano mental con el universo mental de tres dimensiones.
El séptimo vehículo, que es nuestra esencia, también se divide en tres: voluntad, sabiduría y amor, constituyéndose como el plano de la conciencia espiritual y conectándonos a través del plano espiritual con el universo espiritual de la décimoprimera dimensión en adelante.
Nosotros podemos vivir simultáneamente en las siete dimensiones del universo material, y a través de los planos de conciencia en los tres universos, solo que primero necesitamos darnos cuenta de que somos seres multidimensionales y que esta multiplicidad de realidades es parte de nuestra naturaleza, que es lo que conocemos como despertar de la conciencia. Si nos abrimos a este conocimiento fortaleciendo a continuación nuestra voluntad podremos mantener la conciencia despierta para iniciar el ascenso.
¿Y cómo hacerlo? Lo interesante es saber que la forma no es lo más importante, sino la actitud. Técnicas hay muchas; lo importante es que si creemos en lo que estamos haciendo y en su resultado final, lograremos nuestro objetivo, pero si no es así estaremos pasando de una técnica a otra, de una forma a otra sin avanzar, concretar ni profundizar.
Capítulo V.
Los nuevos paradigmas
Los nuevos paradigmas
están basados en las leyes universales.
Son leyes y pautas que siempre existieron
pero cuyo conocimiento estuvo reservado a los iniciados,
para que ese conocimiento no se perdiera
o fuera mal utilizado.
Estas leyes marcan el funcionamiento
de las fuerzas universales.
Para comprender el proceso de la vida y la muerte,
y su sentido profundo,
así como la verdadera inmortalidad del alma,
hay que comprenderlas y saber
cómo adaptarlas a los nuevos paradigmas.
Enseñanzas Rama
Somos pues seres multidimensionales viviendo en múltiples realidades simultáneas con capacidad de interactuar y crear.
Vivimos en un universo material de siete dimensiones, y poseemos siete cuerpos para actuar en esas siete dimensiones. Cada uno de esos cuerpos es como una capa o envase de nuestra «esencia divina» o «cuerpo esencial» que nos permite vivir determinadas experiencias de aprendizaje y crecimiento en determinadas frecuencias vibratorias, desde lo más denso hasta lo más sutil.
Para activar la conciencia en cada uno de esos siete cuerpos, para actuar conscientemente en cada una de esas siete dimensiones, disponemos de siete chakras, vórtices o ruedas de energía, que debemos aprender a activar a través de la sagrada respiración.
Más allá de la séptima dimensión, como en la música, en una octava superior hay un universo paralelo a este que ya no es material sino mental. La octava, la novena y la décima dimensión corresponderían a ese universo mental, y de la undécima dimensión en adelante nos encontramos con un tercer universo que es espiritual. El universo espiritual creó el mental, y el mental el material, de tal manera que Dios, que es uno solo, no nos creó a nosotros directamente sino a través de jerarquías intermedias; a través de un grupo de seres ultraterrestres del universo mental llamados los «Hellel» o los «Resplandecientes», también conocidos como «los Hijos de Dios».
En nosotros se da la manifestación de los tres universos como tres planos de conciencia: material, mental y espiritual, con la misma potencialidad creadora de un plano sobre el otro. En la medida en que crezcamos en consciencia, esto es, que seamos conscientes de esta multiplicidad de realidades, podremos actuar modificando, orientando y dirigiendo nuestra existencia hacia un sinfín de realizaciones y materializaciones trascendentes. Nuestra evolución nos reconectará con los tres universos.
Estamos pues en un universo material de siete dimensiones, el cual se encuentra regido por siete leyes o principios. Conocerlas y saberlas aplicar nos convierte en magos, maestros y alquimistas capaces de transformar y transmutar todo alrededor nuestro y dentro de nosotros mismos. Estas leyes son:
1. El Principio del Mentalismo o el nuevo Paradigma de la Atracción
El significado de esta primera ley universal es que «todo es mental», «todo es mente». Las cosas, las circunstancias y las diversas situaciones son creadas primero en nuestra mente para posteriormente ser materializadas, de tal manera que «uno puede crear lo que cree». Si creemos en cosas positivas, atraeremos y crearemos condiciones y circunstancias positivas a nuestro alrededor; pero si, por el contrario, nos dejamos arrastrar por el negativismo y el pesimismo de tal manera que estamos todo el tiempo pensando en cosas negativas, esas serán las que atraigamos y materialicemos en nuestra vida y en torno nuestro.
Todo es consecuencia de una actitud mental y de un acto de voluntad. Si creemos, creamos. Nuestra mente es creadora. Es una parte ínfima de la esencia universal, pero semejante a ella. Como dicen las Sagradas Escrituras en los Salmos: «Dioses sois, hijos del Altísimo» (Sal 82:6).
Debemos aprender a despertar, orientar y administrar de manera positiva esa divinidad, siendo creadores de realidades trascendentes y constructivas.
El principio del mentalismo requiere de nuestra concentración, voluntad y sabiduría para atraer en nuestra vida todo lo mejor, lo más bueno, lo más sabio y adecuado.
Para memorizar más fácilmente este principio, lo relacionamos y ubicamos en el vórtice, chakra, o rueda de energía de nuestra coronilla encima de la cabeza, y con la figura de una flor de loto violeta, símbolo de la trasmutación, la mística, la fe, la magia y el cambio.
2. El Principio de Correspondencia o el nuevo Paradigma de СКАЧАТЬ