E-Pack Bianca abril 2 2020. Varias Autoras
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Название: E-Pack Bianca abril 2 2020

Автор: Varias Autoras

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Pack

isbn: 9788413484471

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СКАЧАТЬ el ceño.

      –No puedes culparte por los problemas de Robbie. Tú también lo pasaste mal, pero no te has descarriado como él.

      Logan apretó la mandíbula.

      –Pues claro que me culpo. Fui demasiado indulgente con él, y más aún después de que nuestro padre muriera. Entonces Robbie había cumplido los catorce, estaba con las hormonas revueltas y se había vuelto un inconsciente. En parte era por la pubertad, pero también era su manera de dar salida al dolor que reprimía. Como mi abuelo era demasiado controlador, yo intentaba equilibrar la balanza, pero fui muy blando con él –gruñó de frustración y añadió–: Está claro que no estoy hecho para ser padre; no con todos los errores que cometí con mi hermano.

      Layla se inclinó hacia adelante en su asiento, mirándolo preocupada.

      –Logan, la culpa no es tuya. A mí me parece que has sido un hermano maravilloso. Y serías un padre estupendo. Robbie ha tomado malas decisiones, pero tú no has hecho otra cosa más que apoyarle y tratar de ponerlo en el buen camino. Y te admiro por ello.

      Logan esbozó una sonrisa amarga.

      –Espero que sigas admirándome después de vivir un año conmigo.

      Una sombra cruzó por las facciones de Layla, que se apresuró a apartar la mirada.

      –Lo mismo digo –murmuró–. Espero que cuando el año termine sigamos siendo amigos.

      Logan levantó su copa para brindar.

      –Por que sigamos siendo amigos.

      CUANDO regresaron a la villa, Logan le propuso a Layla tomar una última copa en el salón antes de irse a dormir.

      –Aquí tienes –le dijo, tendiéndole un vaso de Cointreau con hielo.

      –La verdad es que no debería tomar más alcohol –dijo Layla–, pero como esto podrían considerarse unas vacaciones…

      Él esbozó una media sonrisa.

      –Me apostaría algo a que hace mucho que no te tomabas unas.

      –¡Mira quién fue a hablar…! Don adicto al trabajo… –murmuró Layla, mirándolo por encima del borde de su vaso, antes de tomar un sorbo.

      Logan se sentó en el otro sofá, enfrente de ella, apoyando el tobillo en la rodilla contraria y el brazo en el respaldo, mientras con la otra mano sostenía su coñac sin hielo. Tomó un sorbo de su copa y lo mantuvo un momento en la boca antes de tragárselo.

      –Está bien, es verdad, lo de relajarse nunca se me ha dado bien.

      Layla se quitó los zapatos y se sentó sobre la pierna buena, asegurándose de que la pernera del mono le tapara las cicatrices de la otra.

      –¿Cuándo fue la última vez que te tomaste unas vacaciones? –le preguntó.

      Logan frunció ligeramente el ceño y se quedó mirando su vaso, como intentando acordarse.

      –Bueno, a veces me tomo una tarde libre cuando estoy fuera por un proyecto de trabajo.

      Layla resopló.

      –¿Una tarde? Pues entonces estás peor de lo que creía… Yo hace tres meses me tomé un par de fines de semana libres seguidos.

      Él volvió a esbozar esa media sonrisa tan sexy que hacía que Layla sintiera cosquillas en el estómago.

      –Bien por ti –dijo. Su voz sonaba aterciopelada, y sus ojos azules, que se habían oscurecido, le recordaban al cielo de medianoche–. ¿Hiciste algo especial esos dos fines de semana?

      Layla se rio.

      –De acuerdo, me has pillado: me dediqué a ponerme al día con papeleo administrativo mientras veía películas y comía pizza.

      La sonrisa que afloró a los labios de Logan la hipnotizó por completo.

      –Parece que los dos necesitamos aprender a relajarnos.

      Hubo un cambio repentino en el ambiente, y Layla fue la primera en apartar la vista. O quizás lo hizo por la dirección que estaban tomando sus pensamientos: de pronto se había encontrado imaginándolos a los dos tumbados juntos después de haber hecho el amor. Ella con la cabeza apoyada en el pecho de Logan, mientras él jugaba con su pelo, y las piernas de ambos entrelazadas. Desde luego sería una manera estupenda de relajarse. Tomó otro sorbo de su vaso y rogó por que no tuviera las mejillas tan encendidas como se las notaba.

      –¿Te apetecería que nos quedáramos unos días más? –le propuso Logan–. Podríamos explorar otras islas de los alrededores. Siempre y cuando no interfiera con tus compromisos de trabajo, claro.

      Layla que no se atrevía a mirarlo a los ojos, mantuvo la vista en los cubitos de hielo de su vaso. Si se quedaban unos días más seguro que querría llevarla a nadar, y tendría que ponerse en bañador y verse rodeada en la playa de mujeres con cuerpos perfectos, sin ninguna cicatriz. Difícilmente podría relajarse en esas circunstancias; estaría todo el tiempo en alerta, temiendo oír a alguien sisear un comentario cruel, que la miraran por el rabillo del ojo, y que le preguntaran qué le había pasado. Se inclinó hacia delante para dejar el vaso sobre el posavasos, encima de la mesita que había entre los dos sofás.

      –No sé… ¿No tenías que supervisar ese proyecto que estás haciendo en la Toscana?

      –Puede esperar unos días.

      Layla podría haber puesto como excusa sus compromisos de trabajo para regresar a Escocia, pero era demasiado difícil resistirse a la tentación de pasar más tiempo allí con Logan. En realidad solo tenía que mandar un par de e-mails y hacer unas llamadas para asegurarse de que lo tenía todo bajo control. Además, confiaba en sus empleados, así que… ¿por qué no podía relajarse y pasarlo bien por una vez?

      –Supongo que estaría bien poder ver algo más de Hawái antes de volver.

      –Estupendo; yo me encargaré de todo.

      Layla intentó, sin éxito, reprimir un bostezo.

      –¿Quién me iba a decir que comer y beber podría resultar tan agotador? –bromeó levantándose del sofá–. Bueno, creo que me voy a retirar ya. Gracias por la cena y… por todo.

      Logan le regaló una de sus raras sonrisas.

      –No hay de qué.

      Cuando Layla se hubo marchado, Logan se echó hacia atrás y apuró su coñac, preguntándose si había hecho bien al sugerir que se quedaran en Hawái unos días más. En un principio había planeado que estuvieran allí solo el tiempo justo para la boda, pero se le había ocurrido que alargar unos días más su estancia podría ayudarlos a hacerse a sus nuevas circunstancias antes de que regresaran a Bellbrae. Para vivir juntos como marido y mujer, aunque fuera solo sobre el papel, tendrían que hacer unos cuantos reajustes en su rutina diaria, sobre todo si iban a compartir la suite de la torre oeste. Además, los dos se merecían unas vacaciones.

      ¿Por qué se СКАЧАТЬ