El libro de las mil noches y una noche. Anonimo
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Название: El libro de las mil noches y una noche

Автор: Anonimo

Издательство: Bookwire

Жанр: Книги для детей: прочее

Серия:

isbn: 9788026834847

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СКАЧАТЬ PRIMERA HISTORIA DE LAS HISTORIAS DE SINDBAD EL MARINO, QUE TRATA DEL PRIMER VIAJE

       PERO CUANDO LLEGO LA 292ª NOCHE

       Y CUANDO LLEGO LA 293ª NOCHE

       PERO CUANDO LLEGO LA 294ª NOCHE

       Y CUANDO LLEGO LA 295ª NOCHE

       LA SEGUNDA HISTORIA DE LAS HISTORIAS DE SINDBAD EL MARINO, QUE TRATA DEL SEGUNDO VIAJE

       PERO CUANDO LLEGO LA 296ª NOCHE

       HISTORIA DEL REY OMAR AL-NEMAN Y DE SUS DOS HIJOS SCHARKAN Y DAUL'MAKAN

      (Continuación)

      Ella dijo:

      He llegado a saber,.¡ oh rey afortunado! que el chambelán, dirigiéndose hacia el gran visir Dandán, le dijo: "Realmente, la historia que me acabas de contar es tan extraña como asombrosa. Y para corresponder a tu confianza, he de anunciarte una nueva que alegrará tu corazón y acabará con todas tus preocupaciones. ¡Sabe, pues, ¡oh gran visir! que Alah acaba de allanarnos el camino devolviéndonos al príncipe Daul'makán y a su hermana Nozhatú!"

      Y al oírlo, el visir Dandán experimentó un gran júbilo, y exclamó "¡Oh venerable chambelán! apresúrate a contarme los pormenores de esta noticia inesperada que me transporta al colmo de la felicidad!"

      Entonces el chambelán le contó toda la historia de los dos hermanos, y que se había casado con Nozhatú.

      En seguida el visir se inclinó ante él, y le rindió todos los homenajes, ofreciéndole su lealtad. Después hizo que se reunieran los emires, los jefes del ejército y los grandes del reino que allí estaban presentes, y los enteró de todo. Y unos y otros fueron en seguida a besar la tierra entre las manos del chambelán, rindiéndole homenaje. Y le felicitaron, celebrando en extremo aquel nuevo orden de cosas, obra del Destino; que combinaba tales maravillas.

      Después el chambelán y el gran visir ocuparon unos asientos sobre una tarima, y reuniendo a los notables, a los emires y a los visires, celebraron consejo acerca de la situación. Y el consejo duró una hora, decidiéndose por unanimidad nombrar sucesor a Daul'makán, en vez de ir a Damasco en busca del príncipe Scharkán. Y el visir se levanté en seguida de su asiento para demostrar su homenaje al chambelán, que pasaba a ser el personaje principal del reino.

      Y le ofreció magníficos presentes, deseándole prosperidades, así como hicieron todos los demás, Y en nombre de todos, dijo: "¡Oh chambelán venerable! esperamos que gracias a tu magnanimidad conservará cada uno de nosotros sus funciones en el nuevo reinado. Y vamos a regresar a Bagdad para precederte y recibir como es debido a nuestro joven sultán, mientras tú vas a anunciarle su elección".

      Y el chambelán les ofreció con su protección el que conservarían sus cargos, y pidió al visir antes de que regresase con el ejército a Bagdad que le enviase hombres y camellos con tiendas suntuosas, trajes regios, tapices y adornos.

      Y al encaminarse hacia la tienda de los dos hermanos, notaba el chambelán que aumentaba su respeto hacia su esposa Nozhatú, y decía para sí: "¡Qué viaje tan bendito y de tan buen agüero!" Y al llegar a la tienda no quiso entrar sin pedir autorización a su esposa, que le fué concedida inmediatamente.

      Entonces entró en la tienda, y después de los acostumbrados saludos, les enteró de la muerte del rey Omar y de la elección de Daul'makán, y dijo: "¡Ahora, ¡oh rey generoso! no te queda más remedio que aceptar el trono, pues tu negativa podría traerte alguna desgracia por mano del que fuese elegido en tu lugar!"

      Y Daul'makán, llorando con Nozhatú la muerte de su padre el rey Omar, exclamó:

      "Acepto la orden del Destino, ya que no me puedo librar de ella. Y tus palabras, ¡oh chambelán! las juzgo como dictadas por el buen sentido y la cordura". Y añadió: "Pero ¡oh mi venerable cuñado! ¿cuál ha de ser mi actitud para con mi hermano Scharkán? ¿Qué debo hacer por él?" Y el chambelán dijo: "La única solución equitativa es repartir el imperio entre los dos, y que tú seas sultán de Bagdad y tu hermano sultán de Damasco.

      Atente a este resolución, que de ella no ha de resultar más que la paz y la concordia". Y Daul'makán aceptó el consejo de su cuñado.

      En seguida el chambelán cogió el traje regio que le había dado el visir y revistió con él a Daul'makán. Y le entregó el gran sable de oro de la realeza, besando la tierra entre sus manos. Y fué inmediatamente a elegir un sitio, en que hizo levantar la tienda regia, que era muy amplia, coronada por una magnífica cúpula, toda forrada de seda de colores con dibujos de flores y pájaros. Y mandó que se tendieran grandes alfombras, después de haber regado la tierra del alrededor. En seguida fué a rogar al rey que se instalase en la tienda. Y allí durmió el rey aquella noche.

      Apenas apareció el alba, se oyó a lo lejos el clamor de los tambores de guerra y el tañido de los instrumentos musicales. Y bien pronto se vió salir de entre una nube de polvo el ejército de Bagdad, a cuya cabeza iba el gran visir, que acudía en busca de su rey, después de haberlo preparado todo en Bagdad.

      Entonces el rey Daul'makán…

      En este momento de su narración,

      Schehrazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente.

       PERO CUANDO LLEGO LA 78ª NOCHE

      Ella dijo:

      Entonces el rey Daul'makán, vestido con su traje regio, fué a sentarse en el trono levantado en medio de la tienda, debajo de la alta cúpula. Y colocó entre sus rodillas el gran sable de mando, apoyó las manos en él, y aguardó inmóvil. Los mamalik de Damasco y los antiguos guardias del chambelán fueron a colocarse a su alrededor con el alfanje desnudo. Y el chambelán, respetuosamente, se puso de pie a la derecha del trono.

      Inmediatamente, cumpliendo las órdenes del chambelán, empezó el homenaje.

      Entraron los jefes del ejército de diez en diez, empezando por los grados inferiores, y prestaron juramento de fidelidad en manos del rey y besaron silenciosamente la tierra. Y así hicieron todos. Y ya no faltaban más que los cuatro grandes kadíes y el gran visir Dandán. Y los cuatro grandes kadíes entraron y prestaron juramento de fidelidad y besaron la tierra entre las manos del rey.

      Pero cuando entró el gran visir, el rey se levantó del trono en honor suyo, avanzó a su encuentro, y exclamó: "¡Bienvenido sea el padre de todos nosotros, el muy venerable y muy digno gran visir, aquel cuyos actos están perfumados por la alta sabiduría, aquel cuyas acciones hablan de unas sabias y prudentes manos!"

      Entonces el gran visir prestó juramento sobre el Libro Noble y besó la tierra entre las manos del rey.

      Y mientras el chambelán salía para preparar el festín, disponiendo los manteles, los manjares y el servicio de coperos, СКАЧАТЬ