Название: ¿Qué estabas esperando?
Автор: Paul David Tripp
Издательство: Bookwire
Жанр: Религиозные тексты
isbn: 9781629460024
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LA RECONCILIACIÓN MATRIMONIAL COMO UNA MANERA
DE PENSAR
Recuerdo que cuando era un joven pastor (¡hace pocos años!), mi hermano Tedd dijo que el 95 por ciento de lo que las parejas necesitan saber, entender y hacer esta claramente escrito en las Biblias que ellos decían que tanto apreciaban. Cuando él lo dijo, pensé que era la exageración de un pastor frustrado, quien de paso, era mi hermano, pero yo he llegado a ver la exactitud y profundidad en lo que él dijo. No hay una colección de principios de sabiduría más asombrosamente instructiva que la que se encuentra en las páginas de la Escritura. Por supuesto, esto tiene que ser verdad pues este libro fue escrito por hombres que fueron guiados a escribir por Aquel que creó todo acerca de lo que escribieron. Solo el creador podría tener un conocimiento tan poderosamente profundo y tan prácticamente transformador cuya perspectiva abarque de principio a fin como el que se halla en la Biblia. Solo Él es capaz de tener una perspectiva no limitada por el tiempo, el espacio y las arbitrariedades del pecado. Solo Él es capaz de hablar desde la ventajosa posición del propósito original de la creación. ¿Quién podría saber más sobre el mundo que Él creó y el pueblo que Él diseñó?
La palabra de Dios realmente nos abre los misterios del universo. Realmente nos hace más sabios de lo que nosotros jamás podríamos ser sin ella. Pero, habiendo dicho esto, es importante reflexionar sobre cuán triste es que no aprovechemos más la sabiduría que Dios nos ha dado. Es triste que no pensemos acerca de sus pensamientos en su presencia. Es triste que no requiramos de nosotros mismos mirar la vida siempre a través de los lentes de su sabiduría. Es triste que nos despojemos a nosotros mismo pensando que somos más sabios de lo que somos. Es triste que no nos irritemos más por nuestra necedad y nos sintamos más motivados a buscar su sabiduría.
¿Por qué les he recordado todo esto? Porque un estilo de vida de reconciliación matrimonial, que es el foco de este libro, está enraizado en tres perspectivas esenciales de la sabiduría, que juntas tienen que convertirse en la mentalidad de un matrimonio sano. Déjame bosquejártelas.
1) Tienes que vivir tu matrimonio con una mentalidad de cosecha.
Pablo captura esta mentalidad con estas muy familiares palabras: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). Si vas a vivir alguna vez con la conciencia diaria de las necesidades de los momentos pequeños que te impulsan a vivir con hábitos de reconciliación, tienes que tener esta mentalidad contigo. Tienes que incorporar el principio de las consecuencias. Helo aquí: hay una relación orgánica entre las semillas que plantas y el fruto que cosechas. En el mundo físico nunca vas a plantar semillas de durazno y conseguir manzanas. ¡Si plantas semillas de durazno y cosechas manzanas, corre rápido y lejos porque algo ha sucedido en el universo! De la misma manera, habrá una consistencia orgánica entre las semillas de palabras y acciones que plantes en tu matrimonio y la calidad de relación que coseches y experimentes mientras vivan juntos. La mayoría de las semillas que plantes serán pequeñas, pero las miles de semillas que crecerán en los árboles resultarán en un bosque que cambiará el medio ambiente.
2) Tienes que vivir tu matrimonio con una mentalidad de inversión.
Todos somos buscadores de tesoros. Vivimos para ganar, mantener, guardar y disfrutar las cosas que tienen valor para nosotros. Nuestra conducta en cualquier situación de la vida es nuestro intento por conseguir lo que valoramos. Hay cosas en tu vida a las que les ha asignado importancia, y una vez que las tienes, ya no quieres vivir sin ellas. (Estos principios son discutidos en Mateo 6.19-33). Todos lo hacemos. Vivimos para poseer y para experimentar las cosas sobre las cuales hemos puesto nuestro corazón. Siempre vivimos por alguna clase de tesoro.
Todo tesoro en el que pongas tu corazón y activamente busques te dará alguna clase de retribución. Una discusión con tu esposa es una inversión en el tesoro de estar correcto y de allí obtendrás alguna clase de retribución en tu relación. ¡Si arrinconas a tu esposa con argumentos agresivos es improbable que el resultado de tu inversión sea su aprecio por ti y el deseo de tener una de esas conversaciones de nuevo! Si inviertes en el tesoro del servicio voluntario, experimentarás a cambio el aprecio, el respeto y una mayor intimidad en la amistad conyugal. Si para ti es más valioso tener tu casa inmaculadamente limpia de lo que es que tu cónyuge se sienta confortable, entonces vivirás con el resultado de eso en la calidad de tu relación.
La inversión no tiene escape; tú lo haces cada día, y muy raramente podrás escapar de los dividendos de las inversiones que haces. Pregúntate a ti mismo, “¿Cuáles son las cosas que valen más para mí ahora, las cosas que me esfuerzo por experimentar cada día y no estoy dispuesto a vivir sin ellas? ¿Y cómo el producto de estas cosas está afectando mi matrimonio?
3) Tienes que vivir tu matrimonio con una mentalidad de gracia.
Cuando me casé yo no entendía la gracia. Tenía una visión basada en los principios de la Escritura que me hacía traer una administración legal a mi matrimonio. El foco central de la Biblia no es un conjunto de principios de la vida práctica. No; su tema central es una persona, Cristo. Si todo lo que tú y yo hubiésemos necesitado fuese el conocimiento y entendimiento de una cierta serie de principios divinamente revelados, Jesús no habría necesitado venir. Pienso que hay muchos cristianos viviendo en matrimonios vacíos de Cristo. Sin saber lo que han hecho, han construido un matrimonio basado en la ley y no basado en la gracia, y por esta razón, le están pidiendo a la ley que haga lo que solo la gracia puede hacer.
El problema con esto es que nosotros no somos gente solo con necesidad de sabiduría; necesitamos también rescate, y la cosa de la que necesitamos ser rescatados es de nosotros mismos. Nuestro problema fundamental no es la ignorancia de lo que es justo. Nuestro problema es el egoísmo del corazón que nos hace preocuparnos más de lo que queremos que de lo que es correcto. Las leyes, principios y perspectivas de la Escritura proveen el mejor estándar que nuestro matrimonio jamás podría encontrar. Ellos revelan nuestros errores y fallas, pero no tienen ninguna capacidad de librarnos de éstos. Para eso necesitamos la gracia diaria que solo Jesús puede darnos.
Así que, no tenemos simplemente que exigir el uno al otro que viva según los elevados estándares de la palabra de Dios; tenemos también que ofrecer día a día la misma gracia que se nos ha dado para ser instrumentos de gracia en la vida de nuestro cónyuge. Nuestra confianza no está en la habilidad que tengamos de guardar la ley de Dios, sino en la gracia vivificadora y transformadora de quien nos atraído a sí mismo y tiene el poder de atraernos el uno al otro. Cuando vivimos con esta confianza miramos las inconveniencias del matrimonio no tanto como molestias que hay que soportar, sino como oportunidades para entrar en una experiencia más profunda de la gracia libertadora, transformadora, perdonadora y capacitadora del que murió por nosotros y siempre estará con nosotros.
Tres mentalidades–cada una un bloque esencial para edificar un estilo de vida de reconciliación y que requieren la honestidad de una humildad personal y nos motivan a reconciliarnos entre nosotros y con Dios una y otra vez.
EL COMPROMISO DIARIO DE UN ESTILO DE VIDA
DE RECONCILIACIÓN
Ustedes pueden tener un matrimonio que sea mutuamente satisfactorio y a la vez honre a Dios. Ustedes pueden en realidad. Aceptando lo que ustedes son, descansando en quién es Dios y viviendo como Él los llama a vivir, producirán una cosecha mucho mejor que los pequeños sueños que ustedes pueden producir de sí mismos.
Aquí están los compromisos diarios que se convierten en los hábitos diarios de la clase de matrimonio que el diseño de Dios se propuso y que su gracia puede hacer posible:
1) Nos entregaremos a un estilo de vida de confesión y perdón.
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