Название: Una Vez Enterrado
Автор: Блейк Пирс
Издательство: Lukeman Literary Management Ltd
Жанр: Современные детективы
Серия: Un Misterio de Riley Paige
isbn: 9781640298620
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Riley no pudo evitar preguntarse...
“¿Qué diablos anda mal en mí?”.
¿Simplemente era incapaz de disfrutar de una vida tranquila?
De todos modos, sabía algo con certeza.
Este período de calma no duraría. En algún lugar, algún monstruo estaba cometiendo algún acto atroz, y ella tendría que detenerlo.
CAPÍTULO CUATRO
Riley fue despertada la mañana siguiente por el sonido de su teléfono vibrando.
Se quejó en voz alta mientras se despertaba.
“La calma ha terminado”, pensó.
Miró su teléfono y vio que tenía razón. Era un mensaje de texto de su jefe de equipo en la UAC, Brent Meredith. Le decía que debía reunirse con él, y estaba escrito en su típico estilo conciso...
UAC 8:00
Miró la hora y se dio cuenta de que tendría que darse prisa para poder llegar a la cita prevista a tiempo. Quántico solo quedaba a media hora de su casa, pero tendría que salir de aquí rápido.
Le tomó a Riley solo unos minutos cepillarse los dientes, peinarse, vestirse y bajar las escaleras deprisa.
Gabriela ya estaba preparando el desayuno en la cocina.
“¿Ya el café está listo?”, preguntó Riley.
“Sí”, dijo Gabriela antes de servirle una taza caliente.
Riley se tomó el café rápidamente.
“¿No te da tiempo de desayunar?”, le preguntó Gabriela.
“Me temo que no”.
Gabriela le entregó un panecillo.
“Entonces llévate esto. Debes comer algo”.
Riley le dio las gracias a Gabriela, bebió un poco más de café y se precipitó hacia su auto.
Durante el corto viaje a Quántico, fue inundada por una sensación peculiar.
Comenzó a sentirse mejor de como se había sentido durante los últimos días, hasta un poco eufórica.
Era en parte una subida de adrenalina, por supuesto, ya que su cuerpo y mente estaban preparadas para un nuevo caso.
Pero también era algo bastante inquietante, una sensación de que las cosas de alguna manera estaban volviendo a la normalidad.
Riley suspiró al darse cuenta de eso.
Se preguntó qué significaba el hecho de que cazar monstruos se sentía más normal para ella que pasar tiempo con la gente que amaba.
“No puede ser... normal”, pensó.
Peor aún, le recordó a algo que su padre, un oficial de la Marina brutal y amargado, le había dicho antes de morir.
“Eres una cazadora. Te mataría si trataras de vivir mucho tiempo en aquello que las personas llaman normal”.
Riley deseaba con todo su corazón que eso no fuera cierto.
Pero en momentos como estos, no pudo evitar preocuparse. ¿Era imposible para ella desempeñar los papeles de esposa, madre y amiga?
¿Era inútil siquiera intentarlo?
¿“La caza” era lo único que realmente tenía en la vida?
No, definitivamente no era lo único.
Seguramente ni siquiera lo más importante en su vida.
Con firmeza, se sacó la cuestión desagradable de su mente.
Cuando llegó al edificio de la UAC, se estacionó, entró a toda prisa y se dirigió directamente a la oficina de Brent Meredith.
Ella vio que Jenn ya estaba allí, viéndose bastante más despierta de lo que Riley se sentía. Riley sabía que Jenn, como Bill, tenían un apartamento en la ciudad de Quántico, así que no había estado tan apurada en llegar. Pero Riley también atribuyó parte de la frescura mañanera de Jenn a su juventud.
Riley había sido igual a Jenn de joven, lista y ansiosa de entrar en acción en cualquier momento, a cualquier hora del día o de la noche, y capaz de pasar mucho tiempo sin dormir si así lo exigía el trabajo en cuestión.
¿Esos días habían quedado atrás?
No era un pensamiento agradable, y no hizo nada para mejorar el estado de ánimo ya inquieto de Riley.
Sentado en su escritorio, Brent Meredith se veía tan formidable como siempre, con sus rasgos negros y angulosos y mirada severa.
Riley se sentó, y Meredith fue directo al grano.
“Hubo un asesinato esta mañana. Sucedió en la playa pública de la Reserva Natural Belle Terre. ¿Alguna de ustedes está familiarizada con el lugar?”.
Jenn dijo: “He ido un par de veces. Un lugar estupendo para ir de excursión”.
“Yo también he ido”, dijo Riley.
Riley recordaba la reserva natural bastante bien. Quedaba en la Bahía de Chesapeake, a un poco más de dos horas en auto de Quántico. Tenía varios cientos de hectáreas de bosque y una gran playa pública en la bahía. Era una zona popular para los amantes del aire libre.
Meredith tamborileó los dedos sobre su escritorio.
“La víctima se llamaba Todd Brier, un pastor luterano de la ciudad cercana de Sattler. Fue enterrado vivo en la playa”.
Riley se estremeció un poco.
¡Enterrado vivo!
Había tenido pesadillas con eso, pero en realidad nunca había trabajado en un caso relacionado con este tipo de asesinato macabro.
Meredith continuó: “Brier fue encontrado aproximadamente a las siete de las mañana, y parecía que solo llevaba muerto aproximadamente una hora”.
Jenn preguntó: “¿Por qué es un caso del FBI?”.
Meredith dijo: “Brier no es la primera víctima. Ayer fue encontrado otro cuerpo cerca, una joven llamada Courtney Wallace”.
Riley contuvo un suspiro.
“No me digas”, dijo. “También enterrada viva”.
“Exacto”, dijo Meredith. “La mataron en una de las rutas de senderismo en la misma reserva natural, al parecer también temprano en la mañana. Fue descubierta más tarde ese día cuando un excursionista se encontró con el suelo СКАЧАТЬ