Название: Una Razón Para Temer
Автор: Блейк Пирс
Издательство: Lukeman Literary Management Ltd
Жанр: Современные детективы
Серия: Un Misterio de Avery Black
isbn: 9781640298583
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Los cuatro se reunieron afuera de la patrulla de Andy Liu. En el asiento trasero, Allen Haggerty los miraba, confundido y claramente molesto. Unas pocas personas trataron de ver lo que estaba pasando sin ser demasiado obvias.
“¿Se portó mal?”, preguntó Ramírez.
“No realmente”, dijo el compañero de Andy. “Solo está un poco borracho. Estuvimos a punto de llevarlo a la comisaría y meterlo en una sala de interrogatorios, pero O’Malley dijo que quería que hablaras con él primero antes de tomar ese tipo de decisión”.
“¿Sabe por qué quiere que hable con él?”, preguntó Avery.
“Le informamos acerca de la muerte de Patty Dearborne”, dijo Andy. “Perdió la razón en ese momento. Traté de controlarlo en el bar, pero a la final tuve que esposarlo”.
“Está bien”, dijo Avery. Miró el asiento trasero de la patrulla y frunció el ceño. “¿Podrías prestarme tu patrulla un momento?”.
“Claro”, dijo Andy.
Avery se sentó del lado del conductor, mientras que Ramírez se deslizó en el asiento del pasajero. Se pusieron de lado para poder echarle un buen vistazo a Allen.
“¿Cómo sucedió?”, preguntó Allen. “¿Cómo murió?”.
“Aún no lo sabemos a ciencia cierta”, dijo Avery, no viendo motivo alguno para ocultarle la verdad. Había aprendido hace mucho tiempo que siempre era mejor ser honesto cuando estabas tratando de analizar a un posible sospechoso. “Su cuerpo fue descubierto en un río congelado, bajo el hielo. No tenemos información suficiente para saber si eso fue lo que la mató o si la mataron antes de ser arrojada al río”.
“Creo que eso fue un poco insensible”, pensó Avery al observar lo conmocionado que se veía Allen. Aun así, ver esa expresión genuina en su rostro la ayudó a entender que Allen Haggerty no tuvo nada que ver con la muerte de Patty.
“¿Cuándo fue la última vez que se vieron?”, preguntó Avery.
Era evidente que le estaba costando pensar. Avery estaba bastante segura de que esta noche sería muy difícil para Allen.
“Hace poco más de un año, supongo”, respondió finalmente. “Y fue una coincidencia. Me encontré con ella mientras estaba saliendo de un supermercado. Nos miramos el uno al otro como por dos segundos y luego se alejó rápidamente. Y no la culpo. Yo fui un idiota y me obsesioné con ella”.
“¿Y no hubo ningún contacto desde entonces?”, preguntó Avery.
“Ninguno. Enfrenté la realidad. Ella no quería nada conmigo. Y estar obsesionado con una persona realmente no es la manera de ganártela, ¿entiende?”.
“¿Sabe de alguien que pudo haber sido capaz de hacerle esto?”, preguntó Ramírez.
Una vez más, Allen se tomó un momento para responder. En ese instante el teléfono de Avery sonó. Miró la pantalla y vio que era O’Malley.
“¿Sí?”, dijo ella rápidamente.
“¿Dónde estás?”, le preguntó él.
“Hablando con el ex novio”.
“¿Existe alguna posibilidad de que sea el hombre que estamos buscando?”.
“No creo”, dijo, mirando el rostro adolorido de Allen en el asiento trasero.
“Excelente. Te necesito en la estación ahora mismo”.
“¿Todo está bien?”.
“Eso depende del cristal con que se mire”, respondió O’Malley. “Acabamos de recibir una carta del asesino”.
CAPÍTULO SEIS
Incluso antes de que Avery y Ramírez pudieran entrar en la comisaría, Avery vio que esta situación se había salido de las manos de todos. Tuvo que maniobrar cuidadosamente el auto a través del estacionamiento de la A1 para no chocar a los reporteros o furgonetas de noticias. El lugar era un circo, y ni siquiera habían entrado aún.
“Esto se ve mal”, dijo Ramírez.
“Sí”, dijo ella. “¿Cómo demonios se enteró la prensa de esta carta si llegó directamente a la comisaría?”,
Ramírez solo se encogió de hombros. Ambos se bajaron del auto y corrieron al interior. Unos reporteros se metieron en su camino, y uno de ellos se colocó directamente en frente de Avery. Estuvo a punto de chocar con él, pero logró echarse a un lado justo a tiempo. Lo oyó llamarla perra en voz baja, pero eso era lo que menos la preocupaba en estos momentos.
Se abrieron camino a la puerta, los periodistas gritándoles, pidiéndoles comentarios y tomando fotos. Avery estaba que hervía y habría saltado ante la oportunidad de poder golpear a uno de esos reporteros entrometidos en toda la nariz.
Cuando finalmente entraron a la comisaría y cerraron la puerta con llave detrás de ellos, vio que la situación era similar adentro. Había visto la A1 en un estado de urgencia y desorden antes, pero esto era algo nuevo. “Tal vez hubo una filtración en la A1”, pensó Avery mientras caminaba rápidamente hacia la oficina de Connelly. Sin embargo, antes de llegar, lo vio corriendo por el pasillo. O’Malley y Finley marchaban detrás de él.
“Sala de conferencias”, gritó Connelly.
Avery asintió, girando a la derecha en el pasillo. Notó que no había nadie más alrededor de la puerta de la sala de conferencias, significando que esta reunión sería pequeña. Y ese tipo de reuniones por lo general no eran agradables. Ella y Ramírez siguieron a Connelly a la sala. Justo cuando O’Malley y Finley entraron, Connelly cerró la puerta con llave.
Lanzó una hoja de papel sobre la mesa de la sala de conferencias. Estaba cubierta con una hoja de plástico transparente, haciendo que se deslizara casi perfectamente hacia Avery. La cogió con cuidado y la miró.
“Solo léela”, dijo Connelly. Estaba frustrado y se veía un poco pálido. Su cabello estaba desordenado y había una mirada salvaje en sus ojos.
Avery hizo lo que le pidió. Leyó la carta sin sacar la hoja de papel. Con cada palabra que leía, la sala parecía volverse más fría.
“El hielo es precioso, pero mata. Piensa en el brillo magnífico de una capa fina de escarcha en tu parabrisas en una mañana de otoño. Ese mismo hielo hermoso está matando la vida vegetal.
Es eficiente en su belleza. Y la flor vuelve... siempre vuelve. Renacimiento.
El frío es erótico, pero mutila. Piensa en sentir un frío intenso luego de estar afuera en una tormenta de invierno y luego acurrucarte desnudo con un amante debajo de las sábanas.
¿Ya sienten escalofríos? ¿Pueden sentir la frialdad de ser burlado?
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