Название: Por Todos los Medios Necesarios
Автор: Джек Марс
Издательство: Lukeman Literary Management Ltd
Жанр: Современные детективы
Серия: Un Thriller de Luke Stone
isbn: 9781632917027
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"Dime".
"Treinta y un años de edad, Ibrahim Abdulrahman. Ciudadano libio, nacido en Trípoli en una familia muy pobre. Poca o ninguna educación formal. Se unió al ejército a los dieciocho años. En poco tiempo, fue trasladado a la prisión de Abu Salim en donde trabajó durante varios años. Ha estado implicado en violaciones de los derechos humanos en la prisión, incluidos tortura y asesinato de opositores políticos del gobierno. En marzo de 2011, cuando el régimen comenzó a derrumbarse, huyó del país. Debe haber visto lo que se venía. Un año más tarde, apareció en Londres, trabajando como guardaespaldas de un joven príncipe saudí".
Los hombros de Luke se desplomaron. "Hmmm. ¿Un torturador de Libia trabajando para un príncipe saudí que luego termina muerto mientras robaba materiales radiactivos en Nueva York? ¿Quién era este tipo, en realidad?".
"No tenía antecedentes de vínculos extremistas y no parece haber tenido fuertes creencias políticas. Nunca fue un soldado de élite de ninguna fuerza militar y parece no haber tenido ninguna formación avanzada. A mí me parece como si fuera un oportunista, un matón a sueldo. Desapareció de Londres hace diez meses".
"Está bien, dame ese nombre otra vez".
"Ibrahim Abdulrahman. Y Luke, necesitas saber algo más".
"Dime".
"No averigüé yo esta información. Está en el tablero grande en la habitación principal. Este tipo Myerson de la policía de Nueva York no me dio los identificadores cuando los tuvo e hicieron su propia búsqueda. Le dieron la información a todo el mundo sin siquiera decirnos. Nos están dejando afuera".
Luke miró a Ed y revoleó los ojos. Lo último en lo que quería participar era en un concurso de meadas entre organismos. "Está bien, bueno…".
"Escucha, Luke. Estoy un poco preocupada por ti. Te estás quedando sin amigos aquí y dudo que un incidente internacional vaya a ayudar. ¿Por qué no pasamos los detalles de la transferencia bancaria y dejamos que se encarguen de esto los de Seguridad Nacional? Podemos pedir perdón por la hackeada, decir que nos dejamos llevar por la situación. Si vas a ver a ese diplomático ahora, te estás poniendo tú solo en la cuerda floja".
"Trudy, ya estoy allí".
"Luke–"
"Trudy, voy a colgar ahora".
"Estoy tratando de ayudarte", dijo.
Después de colgar, miró a Ed.
"¿Estás listo?".
Ed apenas se movió. Hizo un gesto hacia el edificio.
"Nací para hacer esto".
"¿Puedo ayudarlos, caballeros?", dijo el hombre en cuanto entraron.
Un brillante candelabro colgaba del techo en el vestíbulo principal. A la derecha había un sofá y un par de sillas de diseño. Había un extenso mostrador lo largo de la pared de la izquierda con otro portero de pie detrás de él. Tenía un teléfono, una computadora y un panel de pantallas de vídeo. También tenía un pequeño aparato de TV que mostraba las noticias.
El hombre aparentaba unos cuarenta y cinco. Tenía los ojos enrojecidos y venosos, no necesariamente inyectados en sangre. Su cabello estaba peinado hacia atrás. Parecía que acababa de salir de la ducha. Luke supuso que había trabajado tanto tiempo aquí que podía beber toda la noche y hacer el trabajo dormido. Probablemente conocía de vista a todas las personas que alguna vez salieron o entraron de este lugar. Y sabía que Luke y Ed no pertenecían allí.
"Ali Nassar", dijo Luke.
El hombre tomó el teléfono. "El señor Nassar. El pent-house. ¿Quién le digo que le está llamando?".
Sin decir una palabra, Ed se deslizó sobre el mostrador y apretó el mango en el auricular, cortando la comunicación del hombre. Ed era grande y fuerte como un león pero, cuando se movía, era fluido y elegante como una gacela.
"No puede decir quién lo está llamando", dijo Luke. Le mostró su placa al portero. Ed hizo lo mismo. "Agentes federales. Tenemos que hacerle algunas preguntas al señor Nassar".
"Me temo que eso no será posible en este momento. El señor Nassar no acepta llamadas antes de las 8 a.m.".
"Entonces, ¿por qué tomó el teléfono?", dijo Newsam.
Luke miró a Ed. Esa fue una respuesta ágil. Ed no parece del tipo de personas que participaban del equipo de debate en la escuela pero podría haberlo hecho bien.
"¿Has estado viendo las noticias?", dijo Luke. "Estoy seguro de que has oído hablar de los residuos radiactivos que han desaparecido. Tenemos razones para creer que el Sr. Nassar puede saber algo acerca de eso".
El hombre miraba hacia delante. Luke sonrió. Ya había manchado a Nassar. Este portero era un centro de comunicación. Para mañana, cada persona en el edificio iba a saber que personal del gobierno había ido a interrogar a Nassar sobre sus actividades terroristas.
"Perdón, señor", comenzó el hombre.
"No tiene que pedir perdón", dijo Luke. "Todo lo que tiene que hacer es darnos acceso al pent-house. Si no lo hace, lo voy a arrestar en este momento por obstrucción a la justicia y lo llevaré de aquí esposado. Estoy seguro de que no quiere eso y yo no quiero hacerlo. Así que denos la llave o el código o lo que sea y luego siga con sus cosas. Además, sepa que si manipula el ascensor una vez que estemos dentro de él, no sólo voy a arrestarlo por obstrucción, sino que voy a arrestarlo como encubridor de cuatro homicidios y el robo de materiales peligrosos. El juez le fijará una fianza de diez millones de dólares y se pudrirá en Rikers Island en espera de un juicio durante los próximos doce meses. ¿Le suena atractivo…", Luke echó un vistazo a la placa de identificación del hombre.
"¿John?".
"¿De verdad ibas a arrestar a ese hombre?", dijo Ed.
Era un ascensor de cristal que se movía a través de un tubo de vidrio redondo en la esquina suroeste del edificio. A medida que se elevaban, la vista de la ciudad se tornaba impresionante, luego vertiginosa. Pronto, podrían llegar a ver una vasta extensión: el Edificio del Empire State directamente en frente de ellos, el edificio de las Naciones Unidas a su izquierda. A lo lejos, una línea de aviones se reflejaba en el sol de la mañana a medida que se aproximaban al Aeropuerto LaGuardia.
Luke sonrió. "¿Arrestarlo por qué?".
Ed rió por lo bajo. El ascensor seguía elevándose, para arriba y para arriba.
"Viejo, estoy cansado. Justo me estaba yendo a la cama cuando Don me llamó".
"Lo sé", dijo Luke. "Yo también".
Ed sacudió su cabeza. "No he hecho esto de estar toda la noche despierto por un buen tiempo. No lo extraño".
El ascensor llegó a la planta superior. Se escuchó un timbre suave y las puertas se deslizaron hacia los costados.
Entraron en un amplio pasillo. El suelo era de piedra pulida. Justo enfrente de ellos, diez metros por delante, había dos hombres parados. Eran hombres grandes de piel oscura vestidos con traje, tal vez persas, tal СКАЧАТЬ