Название: Psicología Del Maltrato
Автор: Juan Moisés De La Serna
Издательство: Tektime S.r.l.s.
Жанр: Секс и семейная психология
isbn: 9788873044482
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El perfil de la vÃctima de la violencia doméstica en 2015, fue mujer (63,0%), nacida en España (el 83,6%) menores de 18 años (el 20,6 %).
El perfil del agresor de violencia de género en el 2015 es de un hombre (75,0%), nacido en España (83,9%), con una edad inferior a 50 años (86,9%).
Con respecto a la relación entre vÃctima y agresor, en el 2015 las relaciones paterno filiales ocupan el 65,1% de las denuncias por violencia doméstica, de los cuales el 28,7% fue la madre la vÃctima; el 11,1% fue el padre y el 25,3% fueron los hijos.
Tal y como se ha señalado, a pesar de los datos recogidos y analizados todavÃa existe mucho de la violencia doméstica que no es denunciado precisamente por la proximidad entre la vÃctima y el agresor, ya sea porque exista una relación afectiva o de dependencia. Asà es difÃcil que un anciano denuncie a un nieto, aun cuando se produzca una agresión por parte de este.
A medida que se dé más visibilidad a estos casos, y sobre todo la posibilidad de denunciar, los datos recogidos serán más próximos a los reales.
A pesar de lo anterior, se ha de prestar especial atención al perfil de la vÃctima para poder establecer mecanismos de denuncia y ayuda; y por otra parte con respecto al perfil del agresor para implementar medidas de prevención.
<<Ante un acontecimiento estresante o una situación de naturaleza excepcionalmente amenazante o catastrófica (catástrofes naturales, accidentes, atentados terroristas, agresiones, malos tratos, abuso o agresión sexual, tortura, secuestro, etc.) vivido ya sea de forma directa o indirecta, se produce en las vÃctimas un sentimiento de miedo intenso, indefensión, amenaza y pérdida de control que tendrá unas consecuencias traumáticas en la persona que lo sufre.
Cuando ha ocurrido un episodio único, el trauma o daño psicológico habitualmente cursa en fases. En una primera fase hay una primera reacción de sobrecogimiento y embotamiento generalizado, que se caracteriza por lentitud en las reacciones y mecanismos de negación. Es lo que se denomina estado de âshockâ. En una segunda fase, aparecen fuertes reacciones emocionales de dolor, rabia, impotencia, culpa, miedo que alternan con periodos de profunda tristeza y abatimiento. Por último, pueden aparecer las reexperimentaciones del suceso de forma espontánea o ante estÃmulos relacionados. Estas reacciones pueden dar lugar al T.E.P. (Trastorno de Estrés Post-traumático).
Cuando la situación de violencia se hace crónica en el tiempo, como ocurre en el abuso sexual o maltrato infantil y en la violencia de género, las vÃctimas pueden presentar alteraciones en la personalidad en cuanto a su capacidad para relacionarse y a su propia identidad. Esto es lo que se ha denominado Trauma complejo.
Es importante señalar también que, en ocasiones, puede ocurrir un daño psicológico ante situaciones que aparentemente no son traumáticas pero que la persona las vive como tal debido a sus propias caracterÃsticas personales, momento evolutivo, consecuencias para su vida, etc.>>
Virginia Mora, Experta en Violencia y Trauma.
Al respecto comparto mi experiencia, mientras realizaba un taller de Bioenergética, dentro de las actividades programadas de un congreso internacional de estudiantes de psicologÃa donde presenté una ponencia.
El taller consistÃa en realizar una práctica colectiva empleando la técnica de la Bioenergética, la cual presupone que tenemos unas defensas âactivasâ que permiten llevar una vida ânormalâ a pesar de los acontecimientos traumáticos vividos.
La tarea consiste en mantener una postura el mayor tiempo posible, parecida a las que se usan en yoga. Se espera que cuando el organismo se agote, baja sus âdefensasâ y aflora cualquier conflicto o trauma.
Ãramos un reducido grupo de unas diez personas, que una a una iba âcayendoâ de cansancio, tras lo cual debÃan de compartir su experiencia con el resto.
En un momento determinado, una de las alumnas se dejó caer y empezó a golpear los cojines que habÃa en el centro del cÃrculo que formábamos los participantes, a la vez que gritaba, â¿Por qué?; TÃo, ¿Por qué a mÃ?â.
Evidentemente por su expresión corporal y sus palabras estaba de alguna forma rememorando un acontecimiento traumático, probablemente un abuso infantil, pero a la hora de compartir su experiencia en el grupo prefirió no hacerlo, poniéndose serie y rÃgida, y siguiendo como si nada hubiese pasado.
De esta manera, la chica habÃa âsubidoâ sus defensas, según la teorÃa Bioenergética, lo que le permitÃa tener una vida ânormalâ, ajeno al sufrimiento que habÃa sido capaz de rememorar en ese ejercicio.
Con ello quiero resaltar que a pesar del tiempo que transcurra, si no se trata en terapia, determinados eventos del pasado, como el haber sufrido maltrato o abuso durante la infancia, van a estar ahÃ, afectando a cualquier edad, e influyendo en la vida sin que la persona sea consciente de ello.
<<¿Por qué se produce el trauma?
El trauma o daño psicológico ocurre a consecuencia de que el suceso negativo que ha experimentado la persona desborda su capacidad de afrontamiento y de adaptación. Cuando nos enfrentamos a una situación que nos genera de forma abrumadora dolor, miedo, vergüenza, indefensión o pánico bien sea por su intensidad, por el momento vital en el que ocurre o porque no exista posibilidad de defenderse o de huir de la situación que nos daña, el sistema de defensa del organismo puede verse colapsado y no es capaz de procesar adecuadamente lo ocurrido ni de elaborar una respuesta de control. Debido a lo cual, el sistema de defensa se mantiene en un inadecuado estado de alerta permanente que va a provocar que ante cualquier estÃmulo relacionado con la situación traumática se disparen las mismas reacciones a nivel fisiológico, cognitivo, comportamental y emocional que se pusieron en marcha ante el acontecimiento traumático. >>
Virginia Mora, Experta en Violencia y Trauma.
Uno de los problemas con respecto al trauma y cómo afrontarlo es la falta de denuncia por parte de la vÃctima, ya sea porque tema las consecuencias del agresor o porque este sea un familiar o persona próxima a la familia.
En ocasiones, es el propio profesional de la salud quien se ve imposibilitado a ofrecer una âsoluciónâ más allá de ayudar a la persona a sobrellevar su situación.
Tal y como tuve la oportunidad de comprobar hablando con una colega, docente universitaria de un paÃs iberoamericano que además recibÃa en terapia a personas de barrios desfavorecidos.
Ella me narraba cómo estaba atendiendo a una madre de una menor, la cual era abusada por su padre, una situación de la que no podÃa âsalirâ, pues no querÃa abandonarle, ni contaba con medios o recursos para independizarse y dejar todo aquello atrás.
Mi compañera me contaba con resignación lo limitado de su intervención, máxime cuando ni siquiera era a la menor a la que atendÃa sino a su madre. Una situación âsin salidaâ en la cual la madre sufrÃa por los abusos de su hija sin poder âhacer nadaâ.
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