Atropos. Federico Betti
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Название: Atropos

Автор: Federico Betti

Издательство: Tektime S.r.l.s.

Жанр: Полицейские детективы

Серия:

isbn: 9788873047575

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СКАЧАТЬ se citaron en la oficina del primero, a donde Zamagni llegó puntual a pesar del tráfico.

      â€œBuenos días, ¿es usted Dario Bagnara?” comenzó Zamagni.

      â€œSí, soy yo.”

      â€œEncantado de conocerle. Me llamo Zamagni… Stefano.”

      â€œBuenos días. ¿En qué puedo ayudarle? Preguntó el agente inmobiliario. “Para mí ha sido un golpe durísimo. Todavía estoy conmocionado. Estaré encantado de ayudarle en todo lo que sea posible.”

      â€œGracias,” dijo Zamagni, “Mientras tanto, podría contarme cómo había conocido a Lucia y desde cuánto tiempo se conocían.”

      â€œDesde hace mucho tiempo,” respondió Bagnara, “Éramos compañeros en el instituto.”

      â€œEntiendo. Por lo tanto puedo imaginar que os conocíais muy bien.”

      â€œSí, claro.”

      â€œÂ¿Y una vez que terminasteis en el instituto? ¿Habéis seguido viéndoos habitualmente?”

      â€œSí, aunque no con mucha frecuencia. Organizábamos algunas cenas, entre amigos. Yo, ella y Luna, otra compañera del instituto. Digo que no muy frecuentemente porque, desde el momento en que se había prometido a Paolo, ocurría a menudo que saliesen ellos dos solos.”

      â€œÂ¿Cuál ha sido la última vez que os habéis visto?”

      â€œLa semana pasada. Estábamos los tres. Generalmente cuando quedábamos no venía Paolo.”

      â€œÂ¿Por qué?”

      â€œLo habían decidido así. Era una salida con amigos, sin novios ni novias.”

      â€œTambién Paolo… Carnevali, ¿quiere decir?... ¿También él estaba conforme con este acuerdo?”

      â€œSí, quiero decir también él. Al comienzo no estaba muy de acuerdo con esto de que nos viésemos los tres solos, quizás por celos… no sé decirle. Después, sin embargo, parece que consintió sin problemas.”

      â€œComprendo. Antes mencionó a… ¿Luna?”

      â€œSí, Luna Paltrinieri. ¿Ha hablado con ella?”

      â€œNo, todavía no, pero tengo una cita con ella en el bar donde trabaja dentro de una hora.”

      Dario Bagnara asintió.

      â€œTambién ella es una muchacha muy educada.”

      En ese momento entró un cliente potencial que preguntó se podría hablar con algún empleado de la agencia inmobiliaria. Estaba buscando un piso en venta.

      â€œUn momento tan solo y le atiendo”, le respondió Bagnara y, volviéndose a Zamagni: “Si quiere puedo decirle a la señora que vuelva más tarde.”

      â€œNo se preocupe, haga con tranquilidad su trabajo. Nos veremos pronto.”

      El agente inmobiliario dio las gracias a Zamagni y, mientras el inspector salía, pidió a la cliente que se sentase.

      A la hora establecida Stefano Zamagni llegó al bar de Luna Paltrinieri, en la vía Andrea Costa, relativamente cercano a la agencia inmobiliaria donde trabajaba el señor Bagnara.

      â€œBuenos días, ¿es usted Luna?” preguntó Zamagni cuando no había clientes.

      â€œSí, soy yo”

      â€œInspector Zamagni.”

      â€œEncantada de conocerle. ¿Le apetecería un café?”

      â€œCon mucho gusto, gracias.”

      La muchacha le preparó el café y se lo sirvió con un sobrecito de azúcar blanco, uno de azúcar de caña y uno de miel.

      Mientras bebía el café amargo Zamagni dijo: “Necesito hablar con usted de Lucia Mistroni.”

      â€œHaré todo lo posible por ayudarle.”

      â€œGracias. Mientras tanto, ¿podría decirme cómo era su relación con la muchacha? Sé que erais compañeras en el instituto.”

      â€œEs verdad. ¿Por quién lo ha sabido, si puedo preguntar?”

      â€œHasta hace poco estuve hablando con el señor Bagnara. Fue él quien me dijo que los tres habíais ido juntos al instituto. Espero que no le resulte un problema.”

      â€œEntiendo. No, por supuesto que no es un problema.”

      Zamagni bebió el último sorbo de café y la camarera, después de haber puesto la tacita, el platito y la cucharilla en la cesta del lavavajillas, contó al inspector que efectivamente ellos tres habían sido compañeros en la escuela, que habían conectado desde el principio del primer año escolástico y habían mantenido la amistad incluso después de haber pasado la selectividad. Cada uno con su propio trabajo habían conseguido verse por lo menos una vez a la semana, durante el fin de semana.

      â€œCon respecto al trabajo, ¿me sabría decir donde trabajaba la señorita Mistroni? Su madre no ha conseguido precisarlo.’”

      Le dijo el nombre de la empresa y que trabajaba como jefe de departamento de marketing con el extranjero, después añadió: “Me debe perdonar, pero hablar de ella me entristece muchísimo.”

      Y comenzó a llorar.

      â€œLa entiendo perfectamente y siento mucho todo lo que ha sucedido. Nosotros, por desgracia, debemos continuar haciendo nuestro trabajo y encontrar al culpable.”

      â€œLo sé,” dijo la muchacha, añadiendo a continuación. “Espero que lo encontréis pronto.”

      â€œEso espero.”

      â€œGracias.”

      â€œDe nada,” dijo Zamagni. “¿Podemos contar con su ayuda cuando la necesitemos?”

      â€œPor supuesto.”

      â€œPerfecto,” le agradeció el inspector. “Creo que por ahora es suficiente. Vendré aquí cuando necesite hablar con usted de nuevo.”

      â€œLo esperaré.”

      Zamagni se despidió de la muchacha con una sonrisa y salió del bar con la viva esperanza de poder resolver el caso.

      Quedaban todavía dos СКАЧАТЬ