Las Inmortalidades. Guido Pagliarino
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Название: Las Inmortalidades

Автор: Guido Pagliarino

Издательство: Tektime S.r.l.s.

Жанр: Героическая фантастика

Серия:

isbn: 9788873041832

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СКАЧАТЬ sería ilógico y que probablemente sería un despilfarro acabar financiando la investigación?

      â€”¿Un despilfarro?

      â€”Espere. Suponemos que su hipótesis como ateos es que la vida apareció por puro azar, ¿verdad?

      â€”Se entiende que sí.

      â€”Así que no parece muy probable en ese caso que exista un único universo, el nuestro.

      â€”Pero…

      â€”Espere. Usted sabe que en los últimos siglos se han encontrado millones de planetas que orbitan en torno a millones de estrellas y que ni siquiera uno ha sido capaz de alojar vida inteligente. Vidas inferiores sí, pero superiores no. Además a todos estos mundos les falta algo y, en primer lugar, en torno a ninguno de ellos orbita un satélite como nuestra Luna, sin la cual tampoco existiríamos. Seguramente sabe que desde hace muchísimo tiempo hay una relación inseparable entre nuestros dos mundos: cuando la Tierra era todavía muy joven e informe, otro plantea, más o menos de la masa de Marte, en lugar de asentarse en torno al Sol impactó con enorme violencia contra el nuestro, su materia se mezcló, parte de ella se incorporó a nuestro mundo y otra parte de dicha combinación de elementos acabó en órbita, primero formando un anillo en torno a la Tierra, compactándose luego en un único cuerpo y convirtiéndose en la Luna. ¿Algo casual? Bueno, yo no diría tanto. Sin embargo, es cierto que la Tierra sin la Luna no sería como es y, como he dicho, que nosotros tampoco lo seríamos. En primer lugar, no habría mareas, debidas a la atracción lunar, esas mareas que influyeron enormemente en el nacimiento de la vida sobre la Tierra, ya que las formas biológicas se desarrollan velozmente y de la mejor manera donde las condiciones ambientales son críticas y, por tanto, se adaptan al perfeccionamiento genético y al desarrollo cerebral: son por el contrario las situaciones estáticas las que representan negatividad para la vida, porque hacen que las formas biológicas elementales no evolucionen y acaben extinguiéndose. Sin embargo, los océanos, sometidos a las imponentes mareas provocadas por la Luna, que en el pasado estaba bastante más cercana a nosotros y ejercitaba una atracción mucho mayor, fueron en un pasado muy lejano los laboratorios más eficaces para el crecimiento de formas biológicas cada vez más complejas. En segundo lugar, es a la Luna a la que se debe esa relativa estabilidad del clima terrestre en el curso de las estaciones, que ha permitido florecer la vida. Y también el alternarse de las estaciones se debe al choque entre planetas del que derivó la Luna, ya que debido a él la inclinación del plano de rotación dejó de ser perpendicular a su plano orbital y obtuvo un ángulo óptimo de 23º. Así se produce la variación, a lo largo del año, de la inclinación de los rayos del Sol y, por tanto, la sucesión de las diversas estaciones. Eso no es todo: la Luna mantiene firme esa magnífica inclinación, con un efecto estabilizante sobre nuestra órbita, mientras que los cambios orbitales serían gravemente dañinos para la vida.

      â€”Este bien, presidenta, estoy de acuerdo con estas cosas, que evidentemente ya sabía y he escuchado solo por mi natural amabilidad.

      La presidenta había contenido la risa con dificultad, conociendo bien la rudeza del hombre que tenía delante.

      El cual había proseguido:

      â€”Estará sin embargo de acuerdo en que solo porque no se haya encontrado hasta ahora no tiene por qué no existir al menos un mundo como la Tierra que posea un satélite como la Luna y que orbite en torno a una estrella gemela de nuestro Sol. En todo el universo y ¿quién sabe? tal vez incluso en nuestra galaxia.

      â€”Es verdad profesor, pero de hecho le he hablado de probabilidades, no de certezas: también creo que su hipótesis basada en el mero azar, tiene una posibilidad muy baja y, entiéndalo bien… los fondos se dispensan mientras la posibilidad de éxito no se considere ínfima.

      â€”Um…

      â€”En el caso de la existencia de un Ser trascendente creador y ordenador del universo se podría suponer la existencia de otras especies inteligentes en nuestro mismo universo. Indudablemente la cosa sería diferente si se demostrara la existencia de diversos universos paralelos al nuestro, esos universos que, ya a finales del milenio pasado, los científicos habían conjeturado sin poder demostrarlos experimentalmente en la realidad, ni siquiera hoy. Solo si existieran realmente esos cosmos se podría considerar como no demasiado improbable la existencia, no por intervención divina, sino por azar, de otra vida inteligente en alguno de ellos. Si por tanto es necesario imaginar billones y billones de universos paralelos para hacer suficientemente creíble la aparición de otras vidas inteligentes por mero azar es obvio que, para un científico ateo como usted, deberían excluirse lógicamente otras criaturas inteligentes en nuestro universo, el único en que usted podría investigar con las ondas ultrafotónicas.

      â€”Um…

      â€”Solo la hipótesis de los científicos creyentes, como yo, de que haya un Ente personal, un Dios creador y ordenador, no hace improbable la idea de extraterrestres en nuestro universo y le vuelvo a asegurar que yo sería la primera en querer que se descubrieran, porque sería maravilloso encontrar otras criaturas de Dios. Por eso se ha equivocado completamente al pensar que fui yo la que denegó su solicitud.

      â€”… ¿Y si yo hubiera sido creyente?

      â€”Los miembros de la comisión son personas respetuosas con las teorías coherentes de los demás. Como hombres con dudas, al ser científicos, saben que, según la epistemología popperiana, no son científicas ni las hipótesis de los infinitos universos ni la del Ente creador, ya que ni Dios ni, al menos por ahora, otros universos son experimentables. Sencillamente se trata de teorías aceptadas en ausencia de otras más verosímiles, hipótesis que tienen el 50% de probabilidad cada una: Es como en los tiempos del matemático Blaise Pascal y su apuesta por Dios al 50%. Si usted fuera creyente, profesor, indudablemente, en nombre de la duda científica y de la lógica, también la mayoría atea de la comisión, considerando además su enorme fama, le habría respondido que sí, no pudiendo oponer más que el propio 50% asimismo no científico. Pero así, cuando usted se declara desde el inicio como ateo…

      â€”… Una hipótesis al 50%, ¿ verdad? Ya, ya, después de todo es una idea que también se podría considerar, ¿no es cierto? De hecho, escúcheme: inmediatamente, valiéndome del derecho de apelación, presentaré una nueva teoría según una hipótesis deísta. Pero usted está segura de que luego me darán los fondos, ¿verdad?

      â€”La Espiral de Oro, señor Juez, era sin duda la meta académica más ardua de la Tierra, tan difícil de alcanzar que, antes de mí, en cincuenta años desde su institución, apenas un centenar de personas habían llegado a la meta. Era un objetivo espléndido: el superlicenciado tenía derecho a una enorme renta a lo largo de toda su vida natural, con la que podía proseguir sus investigaciones tranquilamente, sin necesidad de trabajos lucrativos. Desde niño había soñado con ella, desde que era un joven de dieciséis años que trabajaba en la tienda de mis padres en Módena: armas laser artesanales. No es que me desagradara ese trabajo, es que no me limitaba a seguir los diseños: muchas veces aportaba mejoras de mi invención a muchos modelos de fusiles y pistolas. Sin embargo mi sueño era dedicarme a la investigación pura, a tiempo completo. Por eso dedicaba al estudio horas nocturnas СКАЧАТЬ