El mundo en llamas. David Johnson
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Название: El mundo en llamas

Автор: David Johnson

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия:

isbn: 9789569441592

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СКАЧАТЬ de noviembre de 2015 en el atentado terrorista de París? “Ella estará con nosotros, ahí, invisible. En nuestros ojos se leerá su presencia, en nuestra alegría arderá su llama, por nuestras venas correrán sus lágrimas”7? Hélène —su fuego, su espíritu— sobrevive en nosotros. Este fuego —la llama de Hélène— quema y amenaza quemarse, consumirse, volverse humo. Por eso Leiris escribe, para recordar a Hélène, conservarla y aferrarse a ella, para llevarla hacia el futuro y que sobreviva así a su muerte. Pero para recordar y conservarla tiene que alimentar el fuego, lo que significa que, en su luto por ella, por Hélène, él la pierde, la destruye, la reduce a cenizas. Arriesga matar una vez más a quien quiere recordar y preservar, no sólo para sí mismo sino también para su hijo, Melvil: “Melvil sólo dice tres palabras, y sin embargo lo entiende todo. Mantener una conversación seria con él y decirle: ‘Mamá ha tenido un grave accidente, ya nunca volverá’, sería como contarle con palabras de adulto una historia de grandes, impedirle captar más allá de nuestras palabras lo que le toca, matarla por segunda vez [ce serait lui raconter avec des mots d’adulte une histoire de grand, l’empêcher de saisir au-delà de nos mots ce qui le touche, la tuer une deuxième fois]. Las palabras no bastan”8. Nuestras palabras, las palabras adultas, son a la vez insuficientes y excesivas. Y las de Melvil no son mejores, no son ni más ni menos útiles. De hecho, si las palabras de niño fueran mejores para palpar o asir el mundo que sin embargo ellas abren, no habría necesidad de más palabras, no habría necesidad de adquirir y desarrollar más palabras. Las palabras del niño son más escasas, pero no son fundamentalmente distintas de las del adulto. Las tres palabras que Melvil usa para comprender el mundo, su mundo, las que él usa para tocar el mundo que le toca a él —“Mamá, papá, chupete [Maman, papa, tétine]”9— también impiden (y hacen posible a la vez) que él capte ese mundo, para comprender aquello que le toca a él. Las palabras son la instancia de la posibilidad del mundo en tanto imposible. Nunca serán suficientes, hay siempre demasiadas y demasiado pocas, nos llegan siempre demasiado pronto y demasiado tarde. Y siempre marcarán, señalarán, la ausencia —la pérdida originaria— de aquello a lo que refieren. Si las palabras nos tocan y hacen posible que nosotros toquemos —y que seamos tocados por— el otro, lo hacen en la ausencia del mundo que ellas mismas hacen posible. Como si hubiera mundo y posibilidad de tocar y ser tocado antes de las palabras —ya sean muchas o pocas— que destruyen y crean el mundo, que lo arruinan y lo conservan, que reducen su singularidad en el único suspiro que lo instituye y lo repite10.