Malestar en la civilización digital. Jean-Paul Lafrance
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Название: Malestar en la civilización digital

Автор: Jean-Paul Lafrance

Издательство: Bookwire

Жанр: Математика

Серия:

isbn: 9789972455254

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СКАЧАТЬ tienen mayoría, comienza a mostrar sus dientes frente al poder de gigantes como Facebook. Simplemente solicita escindir a la multinacional de las redes sociales en varias unidades distintas. Por ejemplo, sugiere obligar a Facebook a apartarse de WhatsApp e Instagram17. ¿No se podría hacer lo mismo con Google, que posee una buena parte del mercado de la publicidad en línea, y su sistema móvil Android, que equipa la inmensa mayoría de los teléfonos inteligentes del mundo? Así, “el Ministerio Americano de Justicia prepara una investigación antimonopolio contra Google, que ya tiene multas en Europa por prácticas anticompetitivas, y llama al desmantelamiento de la megaempresa”, según The Wall Street Journal. Tal conducta no es inusitada en Estados Unidos; recordemos la escisión obligada de la megaempresa AT&T (American Telephone & Telegraph) en siete operadores independientes, las Regional Bell Operating Companies, también conocidas como Baby Bells, luego del proceso antimonopolio que le inició el Ministerio de Justicia en 1982.

      Capítulo 4

      La evasión fiscal de las GAFAM

      La actitud actual de Google respecto de los paraísos fiscales no es ilegal, es inmoral, cuando no amoral.

      La evasión fiscal explicaría en parte (el 40 %, según los especialistas) la riqueza actual de las Big Five1. Las empresas digitales practican la evasión fiscal, y eso no es una novedad, ¡es un secreto a voces! Y así lo hacen todas las multinacionales en la era de la financiarización de la economía… Pero las GAFAM y sus filiales son particularmente privilegiadas, pues, como sus materias primas son de naturaleza virtual, no son precisamente las fronteras materiales las que las detienen; ellas pueden viajar fácilmente a cielo abierto y desviar sus beneficios a los paraísos fiscales. Además, los Estados tienen usualmente regulaciones obsoletas, que datan del tiempo en que el comercio se efectuaba con productos materiales.

      Hoy es una banalidad demostrar que la revolución digital solo beneficia a un muy pequeño número de empresarios y de corporaciones, es decir, al 1 % de los más ricos. Los grandes ecosistemas no pagan una proporción justa a la sociedad que les proporcionó ambientes propicios para sus negocios; esa sociedad forma trabajadores competentes y disponibles, desarrolla servicios públicos, asegura a los ciudadanos la justicia, la educación, la salud, el bienestar social y la cultura, las reglas de convivencia en sociedad, etcétera. No obstante, las GAFAM prácticamente no pagan impuestos, y desvían sus actividades financieras hacia Estados más complacientes; además, rehúsan a menudo pagar las tasas sobre los productos y servicios que venden a precios módicos mediante el cibercomercio.

      No es nuestro objetivo describir las estratagemas de los contadores de las GAFAM para evitar pagar sus tasas e impuestos. Ello ya ha sido hecho por otros (Lafrance, 2013).

      Apple logró pagar solo el 1,9 % de los impuestos sobre sus colosales beneficios obtenidos fuera de Estados Unidos, una linda “optimización” comparada con el 2,5 % pagado el año anterior y con los pagos de Google (2,5 %). Esto permitió a la empresa recoger un botín de guerra de más de 120 000 millones de dólares, cuya mayor parte está bien resguardada en paraísos fiscales. (párr. 30)

      A Estados Unidos le gustaría mucho que los fondos de Apple fueran devueltos a Cupertino, en California, la casa matriz del grupo, lo que significaría 30 000 millones de dólares de ingresos fiscales de un golpe, ¡el sueño de cualquier gobierno! Pero los más perjudicados son los europeos, puesto que gran parte de los 232 000 millones de dólares del volumen de negocios de la compañía (de los cuales 215 000 se obtienen en el extranjero) es efectuada en Europa, el tercer mercado en importancia después de Estados Unidos y China. Y con el montaje financiero de Apple y las facilidades fiscales irlandesas, sobre los 36 800 millones de lucro obtenidos fuera de Estados Unidos, Apple solo pagó 713 millones de impuestos, o sea, el 1,9 %. Demos un ejemplo un poco caricaturesco: en la primavera boreal del 2016, todos nos enteramos de que la Comisión Europea reclamaba 13 000 millones a Apple por impuestos no pagados. Esta suma debía ser entregada al tesoro irlandés, y Apple impugnó, como corresponde. ¡Lo increíble es que Apple e Irlanda querían recurrir juntos la decisión! Es bien sabido que Irlanda atrae las grandes empresas TI; como contrapartida, se reducen al mínimo los impuestos sobre el lucro de las empresas como Apple. “Nos encontramos en una posición extraña que nos fuerza a pagar impuestos a un gobierno que no los quiere”, explicó Tim Cook, presidente de Apple.

      Cada país protege sus intereses. El presidente Trump redujo drásticamente los impuestos a las sociedades de 35 % a 19 %, para forzar a las empresas a declarar sus beneficios en Estados Unidos. Pero las cosas cambian poco a poco, en Europa y también en Estados Unidos. La prueba de ello es que incluso Trump quiere ahora que Amazon pague sus impuestos en Estados Unidos, como había prometido —según parece— en su campaña electoral (convengamos en que Jeff Bezos de Amazon es un enemigo mortal del presidente, en su calidad de propietario de The Washington Post, muy crítico de Trump). Apple tendrá que pagar 31 000 millones de euros al fisco americano. Conforme a la reforma fiscal votada a fines del 2017 por el Congreso, la empresa de la manzana deberá abonar un impuesto excepcional sobre sus efectivos depositados actualmente en el extranjero. En tal ocasión, debería repatriar una parte de sus activos líquidos a Estados Unidos, en donde promete, además, invertir 30 000 millones de dólares y crear 20 000 empleos en los próximos cinco años.

      Canadá acaba de recibir un regalo de 500 millones de dólares de Netflix, como contrapartida de una exención de impuestos, lo que fue denunciado por todo el sector de creación y producción canadiense, que paga tasas e impuestos como es debido. Pero las autoridades políticas de ese país están revisando actualmente sus directrices relativas a los grandes ecosistemas2. Y, por el lado europeo, hay una firme voluntad de gravar el valor procedente de los datos recogidos y utilizados con fines publicitarios, lo que se refiere a los ingresos por publicidad en línea y empleados con esos fines. En Canadá nos encontramos con la situación absurda de que toda publicidad es gravada (sea en los periódicos, televisión, radio o cartelería), salvo la que se realiza en internet, que hoy acapara casi la mitad del total. La provincia de Quebec quiere obligar a las empresas a pagar tasas que provienen del extranjero vía el cibercomercio, pero esa no es la postura, a nivel federal, de Ottawa, capital de Canadá.

      Estratagema de Apple para optimizar sus ganancias

      Analicemos en detalle cómo procede Apple para ahorrarse el impuesto en Francia. La primera etapa es el “doble irlandés”, es decir que cualquier ingreso internacional de la empresa se factura a la filial del grupo en Irlanda; gracias a un precio específico con el que la empresa puede transferir sus haberes (todos sus bienes tangibles, sus activos intangibles e incluso servicios) de un Estado a otro, puede transferir directamente sus ganancias a paraísos fiscales más amigables, por ejemplo, las Islas Vírgenes Británicas, en el caso de Apple, sin tener que pagar nunca impuestos sobre sus sociedades. Apple goza, igualmente, de la virtualización del dinero y aprovecha el hecho de que las legislaciones fiscales no están adaptadas: cualquier compra realizada en iTunes en Europa va directamente a Luxemburgo sin detenerse en la casilla de impuestos del país en donde se realizó la compra. iTunes S. A. R. L. en Luxemburgo tiene muy pocos empleados, pero genera más de mil millones de dólares por año. Y el gobierno francés no recibe ni un euro por las ganancias obtenidas en su propio territorio. Algunos dirán que esta práctica es el privilegio de la mayoría de las sociedades con vocación internacional... Pero notemos que las empresas digitales son las que se benefician por la naturaleza virtual de sus operaciones. La contabilidad creativa que utiliza los paraísos fiscales es la enfermedad del capitalismo informacional del siglo XXI, porque permite a las empresas de las TIC evadir sus obligaciones sociales. Algunos cínicos pretenden que todas las grandes corporaciones y las grandes fortunas tienen los mismos comportamientos antisociales.

      Google: la misma forma de proceder

      La estrategia de evasión fiscal de Apple es similar a la de Google, cuyo propietario Eric Schmidt se sentía “muy orgulloso de СКАЧАТЬ