INVESTIGACIÓN Y CONSERVACIÓN SOBRE MURCIÉLAGOS EN EL ECUADOR. Группа авторов
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Название: INVESTIGACIÓN Y CONSERVACIÓN SOBRE MURCIÉLAGOS EN EL ECUADOR

Автор: Группа авторов

Издательство: Bookwire

Жанр: Математика

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isbn: 9789942116741

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СКАЧАТЬ especial sobre los mamíferos del Ecuador 9: 33–36, Quito (2012).

      El primer aporte a la zoología científica en el Ecuador corresponde a la Expedición Malaspina, la cual llegó al puerto de Guayaquil en 1790, enviada por el reino de España para recorrer durante cinco años (entre 1789 y 1794) sus posesiones en América y Asia (Estrella, 2004). Dentro de esta expedición participó Antonio Pineda, un marino y naturalista español quien fue el encargado del estudio de la fauna.

      Pineda permaneció en Guayaquil y sus alrededores durante cuatro semanas (entre el 4 y el 28 de octubre de 1790), con cuyos resultados preparó un manuscrito titulado: Descripción de aves, quadrúpedos y peces del puerto de Guayaquil (Estrella, 1996). Este manuscrito describe siete especies de mamíferos, 41 de aves y una de reptil; para lo cual, Pineda utilizó por primera vez en la historia de la mastozoología ecuatoriana el sistema de nomenclatura binomial y la forma de clasificación y de descripción de la fauna propuesta por Linnaeus (1758).

      Antes de reanudar su viaje alrededor del mundo, Pineda envió su manuscrito a España para su publicación, junto con los ejemplares colectados para que sean depositadas en el Real Gabinete de Historia Natural de Madrid (actual Museo Nacional de Ciencias Naturales, MNCN) (Estrella, 1996). Pineda falleció en 1792 a causa de una enfermedad tropical en las Filipinas; por lo cual, su manuscrito permaneció olvidado durante 200 años, hasta que a fines de la década de 1980 fue descubierto en archivos históricos de Madrid por el investigador ecuatoriano Eduardo Estrella y publicado en 1996 (Estrella, 2004).

      Las descripciones que realizó Pineda (1790 [1996]) en muchos casos son suficientemente detalladas, si se compara con otros científicos de la época, como el mismo Linneo, cuyas descripciones de la fauna eran limitadas en cuanto a la información que proveían. Por su parte, de forma general, Pineda incluyó en todas las descripciones un encabezado, en el cual indicaba el orden y género de la especie descrita y el nombre científico atribuido o asignado; luego una breve descripción en latín, una descripción detallada en español y algunas medidas seleccionadas, las cuales estaban expresadas en pulgadas. Además, Pineda señalaba el nombre vulgar con el cual la especie era conocida en la localidad y alguna información ecológica, en especial referente al hábitat en donde fue capturado cada espécimen.

      Dentro de las descripciones que realizó Pineda aparece una especie de murciélago, a la cual denominó Vespertilio guayaquilensis, o “murciélago de Guayaquil”. Estrella (1996) atribuyó que se trataba de la especie hematófaga Desmodus rotundus, debido a que en la parte final de la información provista por Pineda señala que se trata de animales que “chupan la sangre de los caballos…”.

      Al realizar una revisión detallada de la descripción que presenta Antonio Pineda, se encontraron varias características determinantes que han permitido establecer la identidad de la especie a la cual se refería el naturalista español, según se explica a continuación:

      No queda duda que el ejemplar descrito por Pineda pertenece a la familia Phyllostomidae, pues se indica que las “narices… [son] dos agujeritos pequeños dentro de una copita de embudo, en cuya parte superior se eleva un cartílago agudo lanceolado como una oreja”, comentario que hace referencia claramente a la hoja nasal, la cual es una característica de diagnóstico para la familia.

      También es inequívoco afirmar que se trata de un miembro de la subfamilia Phyllostominae, pues Pineda indica que “abierta la boca el plano de los dientes está en zig zag”, en alusión al patrón en forma de W que en vista superior se puede apreciar únicamente en los molares de esta subfamilia, dentro de los filostómidos (Tirira, 2007). Pineda además señala que el individuo descrito “en el centro del pecho… tiene un orificio (tal vez el ombligo)”, característica que claramente indica la glándula que, dentro de la familia Phyllostomidae, aparece en la mayoría de miembros de la subfamilia indicada, la cual por lo general aparece más desarrollada o es más evidente en machos adultos (obs. pers. en ejemplares del Museo de Zoología QCAZ), como el ejemplar al cual hace referencia Pineda: “genital prominente cilíndrico…, los testes no se le ven”.

      Otra característica determinante que indica Pineda y que ha aportado en la identificación es la siguiente: “labio inferior con muesca guarnecida de tubérculos”; un rasgo característico que dentro de la subfamilia Phyllostominae únicamente aparece en los géneros Phylloderma y Phyllostomus.

      Pineda también da información sobre el número de dientes, su forma y ubicación, pero es algo inexacto, aunque denota la observación minuciosa que llevó a cabo para desarrollar su descripción, información que era prescindida por la mayoría de zoólogos de la época (e.g., Linneo, É. Geoffroy, Pallas): “…en la mandíbula superior con dos incisivos, un gran canino a cada lado, otro distante más pequeño y seis molares o menos número pues no se distingue su división…”

      La información determinante que permitió definir la especie fueron las dimensiones señaladas: “vuelo 17 1/2 pulgadas; longitud del cuerpo 4 y 4”. Estas medidas corresponden a los siguientes valores, dentro del Sistema Métrico Decimal: envergadura (vuelo) 444,5 mm y longitud de la cabeza y el cuerpo juntos 107,9 mm; lo cual denota que se trata de un espécimen bastante grande. Según ejemplares revisados en el QCAZ, estas medidas restringen a tres opciones dentro de la subfamilia Phyllostominae; una de ellas, dentro del ya mencionado género Phyllostomus; por lo cual, se trataría de P. hastatus.

      La especie Phyllostomus hastatus (Pallas, 1767) (figura 1), con localidad tipo en Surinam, ya había sido descrita antes de la visita de Pineda al puerto de Guayaquil; por lo cual, en el supuesto caso de que su manuscrito hubiera sido publicado a finales del siglo XVIII, su nombre no hubiera tenido validez de acuerdo con el principio de prioridad que rige en la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica (ICZN). Aunque sí hubiera tenido validez para referirse a la subespecie correspondiente al occidente de Los Andes: P. h. panamensis, descrita por J. A. Allen (1904), con localidad tipo en Chiriquí, Panamá (Tirira, 2008; Williams y Genoways, 2008), forma que alcanzaría también el noroccidente de Perú (Pacheco et al., 2007).

      En el escenario actual, Vespertilio guayaquilensis Pineda, 1996, con localidad tipo en Guayaquil, Ecuador, debe considerarse como un sinónimo menor de Phyllostomus hastatus y como un nombre válido alternativo en caso de que en el futuro se determine que las poblaciones de los bosques secos del suroccidente de Ecuador y noroccidente de Perú presenten una variación intraespecífica con aquellas de los bosques húmedos de la región del Chocó.

      Sobre el ejemplar descrito por Pineda (el holotipo) no se tiene más información. Estrella (1996: 74, 76) indica que mucho del material colectado por el naturalista español se echó a perder durante su estadía en Guayaquil debido a las condiciones climáticas y a la acción de “moscas perseguidoras de carnes”, las cuales depositaron sus huevos en las pieles preparadas. En una de sus cartas, Pineda da cuenta de una lista del material que fue enviado a España, con fecha 14 de octubre de 1790, en la cual no figura ningún murciélago, por lo que es posible que el ejemplar nunca haya viajado a Europa. Además, en el MNCN de Madrid, tampoco se conserva material que la Expedición Malaspina haya colectado en Guayaquil (J. Barreiro, curadora de mastozoología del MNCN, com. pers.); por lo cual, ante la ausencia del ejemplar, de considerarse en el futuro que guayaquilensis es un taxón válido, será necesaria la designación de un neotipo.

      Figura 1. Phyllostomus hastatus. Foto de archivo tomada por Diego G. Tirira.

      AGRADECIMIENTOS

      A Santiago F. Burneo y Ma. Alejandra Camacho, de la sección de Mastozoología del Museo de Zoología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, por permitirme revisar material de su colección para corroborar esta identificación. A Josefina Barreiro, del Museo Nacional СКАЧАТЬ