Название: La censura de la palabra
Автор: José Portolés Lázaro
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Oberta
isbn: 9788437099576
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Los espectáculos con público facilitan especialmente las lecturas esforzadas. En estas situaciones el espectador no solo interactúa con lo que se dice en el escenario, sino también con las reacciones del resto del auditorio. El aplauso, la risa o el murmullo de alguien pueden indicar que es preciso un mayor esfuerzo para obtener una segunda lectura en un pasaje del texto.13
1.4 LA COMPLEJIDAD DEL CENSOR
Consideremos que las sociedades se organizan en tres niveles estructurales: el institucional, el grupal y el interpersonal;14 pues bien, los tres se pueden advertir en la actuación censoria. Quien censura se reconoce como parte de un grupo: ya sea una organización –oficial o no– (§§ 1.4.1-2), ya sea un grupo social sin jerarquía interna (§ 1.4.3) o ya sea un individuo que generalmente se identifica en una actuación concreta como parte de un grupo (§ 1.4.5).
1.4.1 La censura oficial
Seguramente, el prototipo de censor que le viene a la mente a cualquier lector es aquel que pertenece a una institución oficial censora.15 En la Edad Moderna la censura oficial se centró primero en asuntos religiosos para pasar después a los políticos.16 La Inquisición española es un ejemplo de una institución de censura religiosa (censores fidei).17 Disponía de una organización compleja y bien establecida.18 En ella, se podían distinguir sujetos con tareas diferentes: los delatores, los visitadores de librerías y navíos,19 los calificadores, los tribunales inquisitoriales, el Consejo de la Inquisición y el inquisidor general. Quien ponía en conocimiento del Santo Oficio algún hecho punible era un delator. Se trataba de colaboradores inquisitoriales –calificadores, consultores, visitadores, comisarios–, pero también con frecuencia eran simples vecinos o conocidos del denunciado.
Existieron tribunales inquisitoriales tanto en Europa como en América. Un tribunal estaba compuesto, entre otras personas, por dos o tres inquisidores, el fiscal, el receptor, los notarios, los médicos, los cirujanos, el capellán y los alguaciles;20 junto con ellos se deben considerar los comisarios y familiares de la Inquisición, que constituían un personal auxiliar del Santo Oficio que no cobraba salario, pero que disfrutaba de una serie de privilegios. En el caso de las publicaciones, los tribunales inquisitoriales consultaban a expertos –los calificadores–,21 en muchos casos miembros de órdenes religiosas, pero también universitarios –generalmente de Salamanca o de Alcalá–, que evaluaban los hechos conocidos de acuerdo con los criterios inquisitoriales que se publicaban como reglas (§ 7.6.2). Con estos informes, el Consejo de la General y Suprema Inquisición tomaba las decisiones que consideraba adecuadas. Este Consejo estaba presidido por el inquisidor general y acostumbró a estar formado por siete miembros –inquisidor general, cinco consejeros y un fiscal–. Consejo e inquisidor general juntos formaban la Suprema.22
Prosigamos con el funcionamiento de esta institución oficial censoria: si el Consejo consideraba que un libro debía ser prohibido o expurgado, enviaba a los tribunales de distrito una carta acordada en la que comunicaba su decisión. En ocasiones esta carta iba acompañada de un edicto del inquisidor general que debía ser hecho público. Se acostumbraba a leer en misa y después se clavaba en la puerta de la iglesia. Esta decisión censoria habitualmente se reflejaba en el siguiente índice de libros prohibidos23 (§ 7.6.2).
Pero estas complejas censuras oficiales no son cosa de otra época. En la actualidad la mayor censura oficial es la de la República Popular China. Uno de los servicios de comunicación a los que más atiende la censura china es internet. No ha de extrañar, pues ya en 2012 538 millones de personas utilizaban internet en China. Esta censura china se ocupa de que la entrada desde el exterior a la red china de internet solo se pueda llevar a cabo por unos pocos operadores autorizados; de ellos depende qué consulten los ciudadanos chinos fuera de su país y qué sitios web chinos se puedan consultar desde fuera. Así pues, el internet chino es más parecido a una intranet que al sistema descentralizado occidental. Esta censura china hacia el exterior se denomina «la gran muralla de fuego» o en otras traducciones «el gran cortafuegos» (Great Firewall24) y, en consecuencia, se habla de «saltar la muralla» (fanqiang) al hecho de conseguir acceder a los sitios web extranjeros censurados. Dentro del país, su actuación es distinta: los nodos de comunicación de cientos de ciudades tienen su propio equipo censor formado por unos mil censores en cada una de ellas; aparte, hay de 20.000 a 50.000 miembros de la policía de internet que dependen del Ministerio de Seguridad Pública del Gobierno chino.25
Por último, tampoco es extraño el hecho de que una institución oficial que se ocupa de muy diversos asuntos atienda entre ellos a un tipo de censura. El lord Chamberlain inglés, oficial que se ocupaba de la organización de la Corte británica, ostentó la prerrogativa de la censura del teatro entre 1737 y 1968.26
1.4.2 La censura por organizaciones no oficiales
No obstante, esta censura por parte de organizaciones no se ejerce solo por instituciones oficiales como el Santo Oficio o el Ministerio de Seguridad Pública chino, sino también por otros tipos de grupos sociales. Muy posiblemente la organización censora, al tiempo que educadora, más próxima a todos nosotros haya sido la familia. La organización jerárquica de la familia ha impuesto que algunos de sus miembros puedan ser censurados por otros que se consideran con el derecho a hacerlo. Carmen Martín Gaite (1994: 112) se refiere a la actitud impositora que en la posguerra española los hermanos varones ejercían sobre el comportamiento de sus hermanas, actitud que, en opinión de esta autora, con el tiempo extendían a sus novias. En la actualidad esta censura familiar se puede mecanizar: en 2000 todos los receptores de televisión estadounidenses debían tener un chip que permitiera a los padres seleccionar los programas que sus hijos pudieran ver. Para conseguir esta selección, las emisoras marcan con un código los programas. Sistemas similares se proporcionan en los descodificadores de televisión por satélite y por cable.27
Las empresas privadas han podido actuar, igualmente, como censoras sin tratarse de instituciones oficiales. A partir de la década de 1870, las agencias de noticias empiezan a convertirse en grandes empresas internacionales. A principios del siglo XX la agencia francesa Havas, la británica Reuters y la alemana Wolff formaron un cartel que dominaba la transmisión de noticias internacionales. Concretamente en España, a comienzos de la década de 1870 la agencia francesa Havas compró la fundada en España por Nilo María Fabra y Deas en 1865 y la convirtió en su sucursal. Esta agencia detentará prácticamente el monopolio de la información internacional que se reciba en España hasta la llegada de las agencias norteamericanas en la década de 1930.28 Así las cosas, sin tratarse de una institución censora oficial, esta agencia privada ejerció СКАЧАТЬ