Название: Leer antes
Автор: Márgara Noemí Averbach
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: BIBLIOTECA JAVIER COY D'ESTUDIS NORD-AMERICANS
isbn: 9788491341727
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más la reservación
te avergüenzas en la clase
cuando te haces pis en los pantalones
por qué no hablas
por qué no haces que te den permiso
por qué no vas en el recreo
dime dime habla
miras por la ventana
das vuelta un bloque de madera con letras en las manos
habla en inglés en inglés
grazna la asistente social
afuera los gansos canadienses atraviesan tu cielo inmediato
seis en un arco se van al sur
si fueras Una que Cambia de Forma como Muchacho Estrella
podrías volar con esos cuellos largos
pero tienes que quedarte y mirar por esta ventana.
En ese fragmento de poema —un poema desgarrador como pocos—, Cochrane toca puntos clave de la experiencia india en los Estados Unidos: la promesa de pertenecer a una sociedad más rica (una promesa falsa, por otra parte, sobre todo si la persona no es físicamente semejante a un WASP) exige la renuncia a lo propio. De ahí la orden de la asistente social: tienes que hablar en inglés. El resultado es el trauma. La timidez que hace que ella se orine en clase, la vergüenza. Gerónima, una película argentina injustamente olvidada, relataba algo semejante en nuestro país: tal vez el hospital al que llevan a la protagonista es menos pobre que su casa, pero para ella, es el infierno.
De todos modos, conservar lo propio cuesta caro: implica una participación económica de grado casi cero en la sociedad central y ahí hay otro punto de contacto con el drama argentino. Los indios son la minoría más pobre de los Estados Unidos y las imágenes de la vida en las reservaciones se parecen mucho a las de la vida de los barrios pobres de ciudades como Lima, Santiago y sí, Buenos Aires. Para comprobarlo, basta ver el principio de películas como Powwow Highway, Medicine River, Señales de Humo e incluso la hollywoodense Corazón de Trueno.
La lucha por la cultura propia es el tercer punto de contacto: estos autores defienden una forma de vida completamente distinta de la que venden los productos culturales estadounidenses. Como el cine y la literatura latinoamericanos, oponen su idioma al de las novelas y grandes películas comerciales en lo técnico, lo temático, lo simbólico y lo ideológico.
Desde el año pasado, podría agregarse a esta lista la necesidad de defender formas comunitarias de lucha política y hasta de vida, que son constantes desde siempre en las culturas indias y que ahora, desde el 20 de diciembre del 2001, han empezado a surgir entre nosotros con las asambleas, las organizaciones de desocupados y los movimientos políticos de base.
Literaturas mestizas
Las novelas, poemas, obras de teatro y películas de las comunidades indias se caracterizan por la voluntad de apoyar culturas opuestas al “American way of life” y por hacerlo sobre la base lingüística del inglés, el idioma que probablemente expresa con mayor claridad esa forma de vida. Lo que se dice en libros como House Made of Dawn, de Scott Momaday, que ganó el Pulitzer en 1967; Filtro de amor de Louise Erdrich, que lo ganó unos años después; Ceremony, Storyteller, Almanac of the Dead de Leslie Marmon Silko, en mi opinión tres de los mejores libros de las últimas décadas del siglo XX, es tan antiestadounidense que el inglés cambia rotundamente en ellos, se “reinventa” como dicen en el título de la antología que publicaron en 1998 Gloria Bird y Joy Harjo, dos de las poetas amerindias más importantes del momento.
El centro de esa reinvención es lo híbrido, lo mestizo. No podría ser de otro modo: la experiencia de vida de estos autores es híbrida: universitarios en su mayoría, pasaron la infancia dentro de las reglas y la visión del mundo de sus abuelos. Esa visión, distinta en cada tribu, es una filosofía de vida completa, coherente y capaz de cambiar para adaptarse a la modernidad pero hundida con firmeza en las raíces del pasado. Leslie Silko hace una metáfora sobre ella cuando describe la casa del Medicine Man (hombre que cura) en Ceremony: una casa circular, con estantes en los que hay de todo, desde envases vacíos de Coca Cola y diarios viejos hasta raíces medicinales indias. Esa mezcla es esencial en la ceremonia del título pero la ceremonia está regida por principios laguna pueblo.
Por supuesto, no estamos hablando de una sola cultura. Los blancos estadounidenses suelen reducir las quinientas tribus de América del Norte a un solo gentilicio: el de “indio”, relacionado, en imagen, con las tribus de las Grandes Praderas (cheyenes, sioux, comanches), que el mundo entero creyó conocer a través del género western. Ese estereotipo es erróneo tanto porque la información sobre esas tribus es falsa como por el hecho de que, desde los mohicanos del Este a los navajos del Sudoeste, los indios de los EEUU tienen culturas muy variadas y complejas y muy diferentes unas de otras.
La novela es quizás el “género” en el que más se nota el uso extraño que se hace del inglés para expresar esa variedad. En general, se trata de libros tan extraños que los lectores no indios suelen sentirse confundidos cuando los leen. Uno de los puntos de diferencia más contundentes es el borramiento de la oposición entre foco (historia principal, héroe, antagonista) y fondo (ambientación en tiempo y espacio, personajes secundarios). Gran parte de la ficción amerindia, apoyada en visiones del mundo netamente comunitarias — muy alejadas del individualismo estadounidense—no tiene ni héroe ni foco. No hay ningún centro en ella. El lugar, por ejemplo, es esencia, no simple “telón de fondo”. A veces, por ejemplo en Storyteller, no puede encontrarse otro protagonista que la Tierra misma. Y eso desconcierta: nada más inesperado que descubrir que el personaje que uno creyó protagonista muere en el segundo capítulo y el libro continúa.
Por otra parte, el deseo de romper con oposiciones básicas para la cultura Occidental se repite a todo nivel. En estos relatos no hay límites marcados —ni linguísticos ni ideológicos— entre los vivos y los muertos, los animales y los seres humanos, los espíritus y los seres “naturales”. La “magia” no existe porque no se la puede separar de lo que nosotros llamaríamos “naturaleza” o tal vez, forzando las cosas “realidad”. Eso es notable, por ejemplo, en los libros “policiales” de Louis Owens: tejidos alrededor de un crimen, como pide el género, dejan completamente de lado al detective y al problema de la Ley y el castigo e introducen a los espíritus de los muertos en la trama. El enigma esencial nunca es el crimen mismo sino la cuestión de la vida en general y, dentro de ella, la supervivencia del planeta.
Otra de las oposiciones esenciales que se intenta romper es la que separa oralidad de escritura. La mayor parte de las culturas amerindias de los Estados Unidos se transmitía oralmente y por esa razón, el lenguaje hablado es mucho más importante que el escrito dentro de las historias. Para los autores, ese deseo de volver a la ceremonia de la “historia oral” en una obra escrita es un callejón sin salida pero, como dice Leslie Silko, todos ellos conciben la narración como algo sagrado y tratan de reproducir sus ritmos orales, su fragilidad y sobre todo la relación espontánea y presente entre un narrador oral y los que lo escuchan.
El sentido de la literatura
En la sacralidad de las “historias” y en su importancia para la vida que se desarrolla fuera de ellas, radica tal vez la mayor de las diferencias entre estas literaturas y la literatura blanca estadounidense de la segunda mitad del siglo XX. Para los occidentales, la relación entre las palabras y las cosas que las designan está СКАЧАТЬ