Manuel Álvarez (1796-1856). Un leonés en el oeste americano. Thomas E. Chavez
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СКАЧАТЬ Missouri y el territorio de Nuevo México, que aportaba unos 5 millones de dólares al año, y dirigir una parte de estas ganancias hacia Texas. Así, en junio de 1841, organizó una expedición de setenta cabezas de ganado y carros con mercancía por valor de 200.000 dólares. En teoría se trataba de una aventura pacífica, aunque tanto Henderson con Patrick Lavin narran que Lamar tenía la esperanza de que, al recibir esta caravana encabezada por el general Hugh McLeod, Nuevo México siguiera el ejemplo de Texas y se rebelara contra el gobierno central. Cabía incluso la posibilidad de unir ambos territorios en uno solo, si las cosas salían según lo planeado. La expedición, sin embargo, tras sufrir los embistes de las tribus indias, fue interceptada por un destacamento del gobernador Manuel Armijo a las afueras de Santa Fe y obligada a avanzar hasta el interior del país, donde fueron confinados en prisiones durante varios meses (Henderson 124-125) (Lavin 110-111). Las hostilidades entre Texas y Nuevo México no terminaron en ese momento sino que se recrudecieron en los meses posteriores durante el segundo gobierno de Sam Houston con varios enfrentamientos que tuvieron lugar en la Ruta de Santa Fe entre un ejército y otro hasta la anexión de Texas por parte de los Estados Unidos de América en 1845.

      Existía, sin embargo, cierto descontento entre los comerciantes estadounidenses con las autoridades de Nuevo México sobre la forma de aplicar las leyes de aranceles e impuestos a las caravanas de mercancía; hecho que constituyó una fuente de discordia constante entre ambos países y, de alguna forma, contribuyó al éxito de la expedición de Kearny en 1847. Muchas de las peticiones de ciudadanos estadounidenses que Álvarez tuvo que atender en su oficina consular tenían que ver precisamente con este hecho, con la discriminación de la que se sentían objeto comerciantes estadounidenses a la hora de aplicarles las tasas fronterizas. Aunque los comerciantes estadounidenses cargaron con la culpa de haber instigado la revolución de 1837 que el gobernador Armijo tuvo que sofocar con la ayuda de refuerzos enviados de Chihuahua, dice Patrick Lavin que ni este contratiempo, ni la escisión de Texas, ni siquiera la guerra de 1846 lograron detener el flujo de comercio entre Estados Unidos y Nuevo México. Sólo la llegada del ferrocarril en 1879 puso fin a esta era floreciente.

      Como comerciante de ganado también fue pionero Álvarez; aunque ya en 1598, el gobernador Oñate había introducido la cría de ganado vacuno y ovino, no fue hasta la guerra de Secesión cuando se popularizó esta práctica comercial. El leonés, sin embargo, apostó por este comercio ganadero y sus rebaños fueron de los primeros en cruzar las planicies para ser subastados en California.

      Incluso las publicaciones más recientes sobre la historia de Nuevo México, en las que está basada esta introducción, ignoran a nuestro héroe, a pesar de que citan con todo detalle a sus amigos y allegados, tanto nuevomexicanos como estadounidenses, incluido en estos últimos Charles Bent, el primer gobernador del territorio de Nuevo México recién anexionado por el general Kearny, así como a su némesis el gobernador Armijo. De ahí la valía del texto de Chávez que lejos de pasar de moda y amontonar polvo en las estanterías, arroja luz sobre acontecimientos históricos desde un punto de vista diferente, desde la atenta mirada de un español que supo adaptarse a la vida del oeste, convivir en una realidad multicultural y aprovechar las oportunidades económicas que la Ruta de Comercio de Santa Fe le brindaba.

       Fuentes consultadas

      Henderson, Timothy J. A Glorious Defeat: México and Its War with the United States. New York: Hill & Wang, 2007.

      Lavin, Patrick. New México: An Illustrated History. New York: Hippocrene Books, 2008.

      Roberts, Calvin A. & Susana A. Roberts. New México: Revised Edition. Albuquerque: University of New Mexico Press, 2006.

      Wheelan, Joseph. Invading Mexico: America’s Continental Dream and the Mexican War, 1846-1848. New York: Carroll & Graf Publishers, 2007.

       MANUEL ÁLVAREZ (1796-1856),UN LEONÉS EN EL OESTE AMERICANO

      Agradecimientos

      Este libro se publicó originariamente en inglés en los Estados Unidos. Narra la historia de un hombre que salió de las montañas del norte de León para llevar una vida discreta pero influyente en el suroeste de los Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XIX.

      La publicación en inglés del año 1990 constituye la primera documentación verdadera sobre Manuel Álvarez y su importancia. El relato de su vida es una aventura asombrosa. Atravesó la Ruta de Comercio de Santa Fe en muchas ocasiones, vivió en las Montañas Rocosas como trampero; se convirtió en cónsul de los Estados Unidos y dirigió un negocio en lo que entonces era el norte de México.

      Y aun así, su historia era oscura a pesar del hecho de que mucha de su correspondencia e informes se encuentran disponibles en Nuevo México y en Washington, D.C.

      La biografía parece un medio fácil de escribir historia: después se inicia la investigación y la biografía se torna más difícil porque el ser humano es complejo. Darle un sentido a la causa y la consecuencia, las motivaciones por las que los sujetos realizan sus acciones, necesita más que un mero listado de fechas de nacimiento, defunción y los hitos entre medias. Si se hace bien, la biografia puede ser un conducto: el relato de una vida se convierte tanto en la historia de una vida como de los tiempos en los que se desarrolla. La vida del individuo ilustra un periodo de la historia, y al revés, la historia es el relato de seres humanos que como nosotros rieron y lloraron, amaron y odiaron. ¿Que podría ser más natural que escribir una biografía?

      Mientras que el propósito inicial de este libro era presentar a Álvarez a un público cuya historia él ayudó a dar forma, me sorprendió agradablemente que investigadores de la región de origen de Álvarez demostraran gran interés en un “paisano” desconocido para ellos hasta la fecha.

      En primer lugar debo dar las gracias a Lorenzo López Trigal y a su esposa, Cuqui, a quienes conocí en Nuevo México. El Dr. López es catedrático en la Universidad de León e inmediatamente demostró gran interés cuando compartí con él mi trabajo sobre Manuel Álvarez. Le regalé una copia de la edición en inglés y él insistió en que la obra debía ser publicada en España.

      Ambos me condujeron hasta Imelda Martín Junquera, también de la Universidad de León, quien tradujo mi modesto inglés a un castellano correcto. La Dra. Martín Junquera, una investigadora especializada en la literatura chicana que ha realizado muchas estancias continuadas en los Estados Unidos, añadió sus conocimientos sobre el Oeste de los Estados Unidos para plantear preguntas y aclarar referencias que de otro modo habrían carecido de sentido para el público español.

      Publicaciones aparte, hemos forjado una amistad y nos hemos visitado en nuestros respectivos, aunque distantes, hogares. Con amigos y con colegas cuyas perspectivas son inestimables, proyectos como este son posibles.

      Mi esposa, la Dra. Celia López-Chávez, historiadora titulada por la Universidad de Sevilla y profesora de la Universidad de Nuevo México me presentó al Dr. López Trigal y a su esposa. El interés de Celia en la historia de su país de adopción y el aprecio compartido hacia las muchas conexiones históricas y culturales entre el sudoeste de los Estados Unidos y España se convirtieron en el aliento definitivo para que todos nosotros consiguiéramos que este libro se publicara en España.

      Al contrario que a los colegas mencionados con anterioridad, nunca he visto al Dr. Roman Álvarez de la Universidad de Salamanca. Nos hemos conocido a través del ciberespacio y casi nos hemos encontrado en un par de ocasiones. Aun así, le considero un amigo y un colega que ha contribuido al relato de la vida de Manuel Álvarez. Román Álvarez es un pariente lejano de Manuel Álvarez y ambos son oriundos de Abelgas. Román supo de la figura de su antepasado a través de una amiga común, Elizabeth West, bibliotecaria СКАЧАТЬ