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СКАЧАТЬ C. Gatrell, cit., pp. 339-343.

      5. Manzanas del árbol verde de la libertad

      Durante la época revolucionaria de la larga década de 1790, Despard tuvo buenos ejemplos de cómo morir honorablemente en la horca: Wolfe Tone, Thomas Russell, William Orr y Robert Emmet murieron en otoño, la época de recolección de las manzanas. Se dice que por sus frutos los conoceréis. Estos son solo algunos de los revolucionarios irlandeses que dieron su vida por la liberación de Irlanda en la Rebelión de 1798. Además de ellos añado una manzana podrida, Joseph Wall, del condado natal de Despard, Laois.

      Fitzgerald era un vástago de los estratos más privilegiados de la aristocracia. Como militar, sobrevivió a la guerra gracias a la ayuda de Tony Small, el antiguo esclavo afroamericano que le salvó la vida en la batalla de Eutaw Springs. Viajaron con raquetas de nieve y canoa desde la costa de Maine hasta Detroit, donde Fitzgerald fue adoptado por la Nación Seneca con el nombre de Egnidal, antes de dirigirse a Michalmackinac y embarcarse por el Mississippi hasta Nueva Orleans. Regresó a Irlanda para crear y comandar el ejército de los Irlandeses Unidos, y fue asesinado el 4 de junio de 1798.

      El 19 de noviembre de 1798, el cirujano de la cárcel (emigrado francés) susurró sobre el cuerpo gravemente debilitado de Wolfe Tone que, si intentaba moverse o hablar, le llegaría la muerte al instante. Habiéndoles escrito ya a su esposa e hijos para despedirse, Tone simplemente preguntó: «¿Para qué iba a desear vivir?». Y de esa forma expiró debidamente el primer gran líder de la lucha por una república irlandesa independiente, negándoles a sus enemigos, como había hecho Richard Parker, la satisfacción de ahorcarlo.