La Galatea, una novela de novelas. Juan Ramón Muñoz Sánchez
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Название: La Galatea, una novela de novelas

Автор: Juan Ramón Muñoz Sánchez

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Oberta

isbn: 9788491348016

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СКАЧАТЬ las necesarias, encaminadas primordialmente a unificar criterios tipográficos y de citación, y sin apenas actualizaciones bibliográficas, salvo uno de ellos, «Un ejemplo de interpolación cervantina: el episodio de Timbrio y Silerio de La Galatea», titulado ahora «El episodio de Timbrio y Silerio, los “dos amigos” de La Galatea», que ha sido ligeramente remozado. Y lo hemos hecho así para respetar la esencia, los condicionamientos y las perspectivas con que fueron pergeñados en su momento, aun cuando ahora se integren en un todo consonante y armónico; e igualmente, con la esperanza y el deseo de que a través de su lectura se pueda colegir nuestra evolución crítica y analítica.

      * * *

      Este libro, como reza el epígrafe, quiere rendir un homenaje, un tributo, a mi madre, Ángela Sánchez López, que ha sido víctima de la pandemia que nos azota de la COVID-19. Pero quisiera dedicárselo asimismo a mi querido maestro, Antonio Rey Hazas, jubilado prematuramente por cuestiones de salud; mi dedicación a Cervantes y, en general, a la literatura española del Siglo de Oro se debe, en parte, a su magisterio y a su labor investigadora tanto como a su amistad y a la confianza que siempre ha depositado en mí. Quisiera agradecer, por último, a mi compañera y amiga Cristina Castillo Martínez, reputada autoridad en la novela pastoril y en la prosa de imaginación de los siglos XVI y XVII, que haya tenido la amabilidad de escribir el prólogo, que enriquece notablemente el libro, y a Luis Gómez Canseco, honor de la filología hispánica, por la atenta lectura de este y sus sabias indicaciones.

      INTRODUCCIÓN

      ENTRE EPISODIO Y NOVELA (CORTA): CERVANTES FRENTE A SU GÉNERO DILECTO

      La novela corta española del siglo XVI, que experimentó un desarrollo paulatino pero ininterrumpido desde el comienzo de la impresión de libros de entretenimiento en los años finales de la década de 1480, se propaló, ora manuscrita, ora estampada, de tres maneras distintas: de forma aislada o exenta, agrupada en libros de cuentos con o sin marco e integrada, en calidad de relato de segundo grado, en cuerpos mayores, ya sean textos en prosa de imaginación extensos u otros discursos afines como tratados, misceláneas, diálogos, etc.1

      La primera, conforme al tamaño de los textos, a los costes de producción del libro impreso y a su regulación a partir de la pragmática promulgada por Felipe II en 1558, constituyó la vía menos fértil. No obstante, así se dieron a conocer dos de los hitos señeros de la narración breve del periodo: el Lazarillo de Tormes (Amberes, 1553, la edición más antigua conocida)2 y la denominada versión crónica del Abencerraje y la hermosa Jarifa, que se publicó con el título Parte de la crónica del ínclito Infante don Fernando que ganó Antequera (Toledo, 1561). En la segunda mitad del siglo todo apunta a que las novelas cortas independientes corrieron preferentemente manuscritas, como las versiones del códice de Porras de la Cámara, confeccionado entre 1600 y 1609, de Rinconete y Cortadillo, El celoso extremeño y La tía fingida, como el Diálogo intitulado el Capón (1597) de Narváez de Velilla y como se infiere tanto del librillo de memorias de un forzado, en la Segunda parte de Guzmán de Alfarache (Lisboa, 1604), en que figura un traslado del cuento de Bonifacio y Dorotea, como de la maletilla vieja que custodia el ventero Juan Palomeque, en El ingenioso hidalgo (Madrid, 1605), que, entre otros textos escritos a mano de buena letra, contiene la Novela del curioso impertinente y la Novela de Rinconete y Cortadillo. La segunda, que alcanzará su apogeo en el siglo XVII, conoció sus primeras tentativas y ensayos entre 1560 y 1580 con la primera parte inédita de las Novelas del historiador Pedro de Salazar (c. 1563-1565), El Patrañuelo (Valencia, 1567) del librero valenciano Joan Timoneda y las Novelas en verso (entre 1570 y 1580) del licenciado Cristóbal de Tamariz, que tampoco pasaron del manuscrito al impreso.

      La tercera fue con mucho la más fecunda, la más cultivada. Ello se debió a la suplantación, en el tránsito de la tradición medieval a la renacentista, de la técnica compositiva del entrelazamiento por otra que consiste en la conformación de dos niveles narrativos distintos, uno primario y otro secundario: la trama principal y los episodios intercalados, en el que el primero hace de hilo conductor y de soporte estructural del segundo. Esta nueva modalidad de construcción, atenida a la noción renacentista de que la variedad es fuente de verdad y de belleza, será respaldada por el auge que experimenta la teoría de la literatura, principalmente en Italia, orientada en la traducción, interpretación y discusión de la Poética de Aristóteles, por cuanto uno de sus principios básicos es el de la variedad en la unidad; un axioma que prescribe la introducción de una serie de digresiones narrativas sobre la fábula, con el propósito, además de imprimir ornato y grandiosidad a la historia, de procurar el deleite del receptor a través de una miscelánea de acciones y de personajes. E igualmente, sancionada por la exhumación y difusión de una serie de obras del legado clásico confeccionadas según los parámetros de tal aserto poético, como El asno de oro, de Apuleyo; el Leucipa y Clitofonte, de Aquiles Tacio, y la Historia etiópica, de Heliodoro. Piénsese, por ejemplo, en los relatos de Falqueto y Cíngar interpolados en el Baldo (Sevilla, 1542); en las historias de Narcisiana y Altayes y de Casiano, Falanges y Belesinda con que adereza la trama de Los amores de Clareo y Florisea y los trabajos de la sin ventura Isea (Venecia, 1552) Núñez de Reinoso; en los numerosos cuentos que alberga el diálogo lucianesco inédito El Crótalon (c. 1555), de Cristóbal de Villalón; en los episodios novelescos coordinados de Selvagia, Felismena, Belisa, Amarílida y Filemón y Duarda y Danteo, en La Diana (Valencia, 1559), de Jorge de Montemayor, a los que se agrega, en la edición vallisoletana de 1561-1562, el Abencerraje pastoril, novela que aparecerá publicada, en una flamante versión, al lado del cuento sentimental Ausencia y soledad de amor, en el misceláneo Inventario (Medina del Campo, 1565), de Antonio de Villegas; en los relatos interpolados de Stela, Crimene, Delicio y Partenio y de Sagastes, Disteo y Dardanea de Los ocho libros de la segunda parte de La Diana (Valencia, 1563), de Alonso Pérez; en las historias laterales de Alcida y Marcelio, de Ismenia y Montano y de Polidoro y Clenarda de La Diana enamorada (Valencia, 1564), de Gaspar Gil Polo; en los cuantiosos relatos que salpican las fábulas de La selva de aventuras (Barcelona, 1565; Alcalá de Henares, 1582-1583), de Jerónimo de Contreras, y de El pastor de Fílida (Madrid, 1582), de Luis Gálvez de Montalvo; o, por fin, en la Novela del gran Soldán que incluye Lucas Gracián Dantisco en el Galateo español (Tarragona, 1593).

      La trayectoria de Cervantes como escritor de narraciones breves está eminentemente enraizada en esta tercera vía, puesto que, para él, como para buena parte de los escritores de su tiempo –el caso de Mateo Alemán es conspicuo–, la novela corta estaba ligada a una narración mayor o fábula que la englobara y le diera sentido; es decir, en principio, y aun cuando estuviera enfrascado en su hechura, no parece entender el concepto de novela como una entidad genérica autónoma en sí misma. El viaje a las Novelas ejemplares arranca, por consiguiente, de la prosa de ficción extensa, que es asimismo la que le proporciona su forma.

      Cervantes comenzó a cultivar el relato corto a su regreso del cautiverio argelino y su afincamiento en Madrid a comienzos de 1581.3 Así lo certifican los cuatro episodios novelescos que interpola en la trama pastoril de La Galatea, que estaba lista para ir a la oficina a finales de 1583, aunque al cabo no saliera en letra de molde, habiendo sido aprobada en 1584 por Lucas Gracián Dantisco, hasta febrero de 1585, en Alcalá de Henares, por Juan Gracián, a costa de Blas de Robles.4 Ellos son: el de Lisandro y Leonida, novela trágica a la manera de Bandello, cuyo argumento, basado en un caso de amor entre miembros de dos familias políticamente enemistadas, podría derivar remotamente de la II,9 de sus Novelle, la misma que, a través de versiones intermedias, sirvió de fundamento a Shakespeare para la conformación de Romeo and Juliet y a Lope de Vega para Castelvines y Monteses; el de Teolinda, Artidoro, Leonarda y Galercio, relato aldeano-pastoril preñado de reminiscencias clásicas que pivota alrededor del cruce amoroso de dos parejas de gemelos o sosias y que, en última instancia, remite al Menechmos de Plauto, del que proviene igualmente The Comedy of Errors de Shakespeare; el СКАЧАТЬ