Название: Caballeros del rey
Автор: Jorge Sáiz Serrano
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Oberta
isbn: 9788437084336
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II. LA ORGANIZACIÓN MILITAR Y EL PAPEL DE LA CASA REAL
Los registros administrativos y financieros de la monarquía permiten acercarnos al modelo de reclutamiento y encuadramiento de los ejércitos reales de la Corona de Aragón en la primera mitad del siglo XV. Examinaremos la organización militar desde el punto de vista de la élite del ejército, las tropas de caballería. En primer lugar, la movilización y convocatorias (ampraments). En segundo lugar, los caracteres de las modalidades de servicio existentes (gratuito o contratado), deteniéndonos en la modalidad dominante, el servicio voluntario a sueldo a partir de los pagos y contratos de acorriment. En tercer lugar, el encuadramiento y estructuras de mando y la fisonomía de la administración militar con el crucial papel de la Casa Real, base de una clientela militar del rey.
1. EL PESO Y LA ORGANIZACIÓN TÁCTICA DE LA CABALLERÍA EN LOS EJÉRCITOS
El siglo XV es la época por excelencia de los hombres de armas (hòmens d’armes, hommes d’armes, men at arms, homines armati), los tiempos de una caballería pesada mucho mejor equipada que en épocas anteriores, gracias, por lo general, al arnés blanco, la armadura blindada de placas con junturas articuladas que cubría por completo el cuerpo repartiendo equitativamente el peso. Una caballería pesada polivalente y adaptada a las diferentes manifestaciones de la guerra, a las batallas campales y cabalgadas pero también a la guerra de asedio, a los asaltos y defensas de puntos fortificados. Esa realidad choca con el doble tópico existente respecto al papel militar de la caballería medieval: su supremacía absoluta entre los siglos XI-XIII y su irreversible decadencia entre los siglos XIV-XV. Dos imágenes exageradas –fruto de una escasa reflexión sobre la práctica cotidiana de la guerra medieval y sobre la transformación social y militar de los ejércitos– que dificultan la comprensión de la amplia capacidad de adaptación de la caballería como élite militar.[1] Lejos del mito de su decadencia militar, en la Europa de fines del XIV y del siglo XV, la caballería pesada vivía realmente su máximo prestigio en la guerra, coincidiendo, precisamente, con el florecimiento de todos los elementos de la cultura caballeresca, (símbolos, rituales –torneos, justas, pasos de armas, etc.–, literatura y tratadística) estrechamente conectados con la guerra y, todavía, con una función militar formativa.[2]
La Corona de Aragón no fue ajena a todos esos fenómenos europeos. Desde fines del Trescientos y durante la primera mitad del XV, en una Corona de Aragón más vinculada militarmente en escenarios franco-italianos, se detecta una revalorización de la caballería pesada, los hòmens d’armes, y una significativa reducción de la caballería ligera (los cavalls alforrats), de presencia destacada en el siglo XIV, en claro contraste con Castilla donde la importancia de esta última se mantuvo estable.[3] Las campañas de Alfonso el Magnánimo confirman esta tendencia, como la guerra de Castilla de 1429-1430 donde la caballería pesada (caballeros armats a la guisa, con armadura completa) aparece claramente mayoritaria respecto a la ligera (los armats a la gineta).[4] También es destacable el peso del conjunto de fuerzas de caballería sobre las de infantería entre 1420-1448: en los ejércitos de Alfonso V las fuerzas de infantería suponían menos de una cuarta parte del total de combatientes a sueldo en los ejércitos del rey.[5]
Importancia cuantitativa pero también cualitativa ya que la caballería pesada era la espina dorsal de los ejércitos, el arma más cara y valorada y, por tanto, la que concentraba el grueso de la inversión militar del Estado. Así puede comprobarse examinando los gastos en soldada de tropas gestionados por la Tesorería General en tiempos de guerra, en 1429-1430 (guerra con Castilla) y en 1446-1447 (preparativos e inicio de la campaña centro-italiana). La estructura y peso del gasto en soldada en esos bienios puede verse en la tabla 1 (1429-1430), con cantidades indicadas en sueldos[6] y la tabla 2 (1446-1447), referidas en ducados y su correspondencia en sueldos.[7]
TABLA 1
Estructura y peso del gasto en soldadas de la Tesorería general de la Corona de Aragón
(marzo 1429-octubre 1430): preparativos y desarrollo de la guerra con Castilla (en ss.)
Fuente: ARV, MR, n.º 8.774, 8.777, 8.778 y 8.779.
TABLA 2
Estructura y peso del gasto en soldadas de la Tesorería general de la Corona de Aragón
(septiembre 1446-diciembre 1447): preparativos y desarrollo campaña (en duc. / ss.)
Fuente: ARV, MR, n.º 8.791
Como se aprecia, la contratación de tropas de caballería, tanto en 1429-1430 como en 1446-1447, concentraba cerca del 90 % del desembolso en soldadas y absorvía un tercio del gasto gestionado por la Tesorería General durante los conflictos armados.[8] Resalta la coincidencia en el porcentaje que supone la contratación de tropas de caballería entre ambos periodos de guerra, aunque en 1446-1447 el dispendio de la caballería se ha duplicado respecto a 1429-1430, de 1’4 a 3’5 millones de sueldos, un fiel reflejo del aumento de las dimensiones del ejército real en Italia respecto al movilizado en las campañas hispánicas (de cerca de 7.600 caballos frente a sólo 2.500 caballos). Pero también nos acerca al propio crecimiento del presupuesto y volumen de recursos manejados por el Estado por la presión de la guerra, que también se ha duplicado, de algo más de 4’5 millones de sueldos en 1429-1430 a 9 millones en 1446-1447. Ahora bien, en ambos bienios, tanto en las campañas hispánicas como en las italianas, reclutar y mantener contratadas compañías de gente de armas, de caballería pesada, sigue siendo, de largo, la partida de gasto más elevada a la que deben hacer frente las finanzas reales.
Unas fuerzas de caballería, articuladas en compañías a cargo de la nobleza, que en los registros financieros constan con una tipología variada en función de la naturaleza de las campañas. En las operaciones navales las comitivas están organizadas a partes iguales por hòmens d’armes, los soldados con armadura completa, y por pillarts, combatientes auxiliares con equipo ligero.[9] En las campañas hispánicas (en 1425 y 1429-1430) las compañías constan sólo por el número de caballos u hombres de armas a caballo (rocins y/o hòmens d’armes a cavall, hòmens a cavall armats), especificándose en ocasiones por hòmes d’armes y patges (servidores auxiliares del hombre de armas).[10] La «lanza», la característica unidad táctica en la que se organizaban las fuerzas de caballería en los ejércitos europeos, es prácticamente testimonial en las campañas hispánicas[11] y parece concentrarse en los territorios donde su presencia es hegemónica, en la frontera catalana con Francia, en Castilla y, sobre todo, en las campañas en Italia.[12] Para esos casos conocemos que la lanza en los ejércitos del rey de Aragón se componía, como la lancia italiana o la lance francesa de ese periodo –décadas de los 20 y 40 del XV– de tres hombres a caballo (el hombre de armas, combatiente principal con armadura completa y a cargo de una montura de guerra, el auxiliar armado más a la ligera y un servidor desarmado) que se corresponden con el СКАЧАТЬ