Olvidadas y silenciadas. AAVV
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Название: Olvidadas y silenciadas

Автор: AAVV

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Nexus

isbn: 9788491347897

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СКАЧАТЬ por los grandes artistas de su tiempo que por su producción artística realizada. Esto se convirtió, por el contrario, en una forma de dar visibilidad a estas «pintoras de afición». Este calificativo no tuvo, contrariamente a lo que se pueda pensar hoy, un sentido peyorativo, manifestando así que se trataba de mujeres que se dedicaban a la pintura como «una afición», sin emitir con esta definición ningún juicio crítico sobre la validez o no de sus obras. Además, también se adoptó la fórmula de «pintora contemporánea» para aquellas que desarrollaban su actividad en aquellos momentos.

      Este es el caso de Josefa de la Soledad Alonso de Pimentel y Téllez-Girón (1752-1834), condesa-duquesa de Benavente y duquesa de Osuna. Nació en Madrid el 28 de noviembre de 1752, hija única de Francisco de Borja Alfonso Pimentel Vigil de Quiñones, conde-duque de Benavente, y de María Faustina Téllez-Girón, hija del VII duque de Osuna. Descendiente directa de la nobilísima casa de Pimentel, heredó las de López de Zúñiga y Ponce de León con los ducados de Béjar, Arcos, Mandas, Plasencia y Gandía; fue princesa de Anglona y de Squillace, marquesa de Lombay y Jabalquinto, condesa de Mayorga y, por su matrimonio, en 1771, con su primo Pedro Alcántara Téllez-Girón y Pacheco (1755-1807), el ducado de Osuna.

      Su talento y su gusto se vieron reflejados en sus salones, que eran de los más animados de la aristocracia madrileña. Protegió a escritores y a numerosos artistas, de los cuales el de mayor fama fue Francisco de Goya. En 1786 fue nombrada presidenta de la Sección Femenina de la Sociedad Económica Matritense. Además, fue académica de honor y mérito y presidenta de la Junta de Damas desde el 5 de julio de 1818.

      Destacó por su patriotismo en la guerra de la Independencia y residió en Cádiz mientras duró la contienda. Murió en Madrid el 5 de octubre de 1834.

      Fue retratada por Francisco de Goya, tanto sola como acompañada de su marido y sus hijos. El retrato individual, actualmente en colección particular, fue realizado en 1785, haciendo pareja con otro, también de cuerpo entero, de su marido. Aparece vestida a la moda francesa, a la que era gran aficionada, lleva un traje azul en el que destacan los encajes y el lazo rosa del pecho. El tocado, adornado con lazos y plumas, está inspirado en los que lucía la reina María Antonieta. Con la mano derecha sostiene un abanico. Cabe destacar en el rostro de esta mujer la inteligencia y seguridad que transmite a través de su viva mirada.

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      Fig. 4. Francisco de Goya, Los duques de Osuna y sus hijos, 1786-1787, Museo del Prado, Madrid.

      En el retrato de familia realizado por Goya entre 1787-1788, se representa a La familia del IX duque de Osuna, don Pedro Téllez-Girón (1755-1807) y de su mujer la condesa-duquesa de Benavente y duquesa de Osuna, doña Josefa Alonso de Pimentel (1752-1834) (figura 4). El duque aparece vestido con el uniforme de brigadier de su regimiento, de alivio luto por el fallecimiento de su padre. Por lo que se refiere a la duquesa, va vestida a la moda francesa con botones de porcelana decorados con paisajes. La pareja está acompañada de sus cuatro hijos nacidos hasta el año 1788.

      Además de estos dos retratos, hacia 1797 Agustín Esteve y Marqués (1753-1820) llevó a cabo el lienzo que representa a La condesa-duquesa de Benavente (?), acompañada de Mercedes de Rojas y Tello, futura marquesa de Villanueva de Duero, y su hija María Asunción. Los rasgos de la retratada, concretamente la característica forma de la nariz, recuerdan el retrato pintado hacia 1785, posiblemente por Agustín Esteve y Marqués, de la condesa-duquesa de Benavente. En esta miniatura aparece representada sin aderezos, tan solo con una toca de cabos sobre los hombros, lo que acentúa el carácter íntimo del retrato.6.

      El lienzo procede de la colección Bornos y la reciente aparición en el mercado de antigüedades de un retrato de cuerpo entero de Valentín Bellvís de Moncada en uniforme de guardia de corps,7. también de Esteve y procedente de la misma colección, ha llevado a identificar a la joven retratada en pie como Mercedes de Rojas y Tello, condesa de Villariezo y futura marquesa de Villanueva de Duero, junto a su hija María Asunción. Mercedes de Rojas y Tello nació en 1774 y casó el 15 de agosto de 1795 con Valentín Bellvis. Además, su aspecto coincide con el que muestra en una miniatura fechada en 1819, debida a José Alonso del Rivero Sacades (Museo del Prado). Su hija María Asunción, nacida el 4 de julio de 1796, casó en 1814, en primeras nupcias, con José Ramírez de Haro, X conde de Bornos. En su testamentaría se citan cuatro retratos de cuerpo entero de Agustín Esteve.8.

      La edad que aparentan Mercedes y María Asunción lleva a fechar este retrato hacia mediados de 1797, lo que coincide asimismo con la moda de las camisas de muselina blanca que visten, si bien los estudios técnicos efectuados al cuadro revelan que el lienzo fue ampliado cuando estas dos figuras ya estaban pintadas. Se le añadió una porción de lienzo en la parte izquierda para incorporar al personaje que aparece sentado, mientras que se cortó ligeramente por la derecha para centrar la composición. De igual modo, se aprovechó para añadir a la figura de Mercedes la banda de la Real Orden de Damas de la reina María Luisa, que obtuvo en 1802, fecha en torno a la que habría que situar la modificación del retrato.

      Tradicionalmente se ha identificado a la dama que aparece sentada como la condesa-duquesa de Benavente, María Josefa de la Soledad Alonso-Pimentel, sin embargo, no se ha documentado ninguna vinculación especial entre ella y Mercedes de Rojas y Tello como para justificar su inclusión en un retrato de evidente intimidad, como revela la presencia de la cuna de la niña, por lo que cabría la posibilidad de que, a pesar del parecido, esta figura no responda a la duquesa de Osuna, cuya edad en estas fechas no sería tan avanzada como la que muestra la retratada. Resulta probable que realmente se trate de la madre de Mercedes y abuela de María Asunción, doña Eusebia Soterraña Tello y Riaño, dama de la Real Orden de María Luisa desde 1794 y fallecida en 1798. La cercanía de la fecha del óbito a la finalización de un retrato tan familiar habría motivado a Mercedes a solicitar a Esteve la modificación del lienzo para incluir la figura de su madre y su ingreso en la citada Orden.9.

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      Fig. 5. Francisco de Goya, La XII marquesa de Villafranca pintando a su marido, 1804, Museo del Prado, Madrid.

      El Museo Lázaro Galdiano conserva una miniatura de duquesa de Osuna pintada, seguramente, por Nicolás Dubois.

      También el grabador Fernando Selma (1752-1810) realizó, al menos, dos retratos de María Josefa Pimentel que se conservan en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

      Otro de los personajes más destacados de la aristocracia española fue María Tomasa Palafox y Portocarrero, marquesa de Villafranca. De ella se conserva un retrato pintado por Francisco de Goya, La XII marquesa de Villafranca pintando a su marido (figura 5). Fue ejecutado en 1804.

      En la obra realizada por Goya se ve a la marquesa pintando el retrato de su marido en una postura un poco teatral y afectada, que respondía a una realidad del momento. En el Retrato de María Tomasa Palafox (1780-1835), marquesa de Villafranca, se la representa vestida con un traje blanco estilo imperio, sentada en una butaca tapizada de seda roja adamascada, con los pies reposando sobre un almohadón y pintando un retrato de su marido, Francisco de Borja Álvarez de Toledo y Gonzaga, XI marqués de Villafranca, actualmente en paradero desconocido. Dirige su mirada fuera de la composición, quizás al modelo de su cuadro, su marido que aparece representado con el uniforme de oficial de infantería de línea. A su derecha, sobre un velador, descansa la paleta con los colores, algunos pinceles y un pequeño cuenco de metal. El marqués mira también a su esposa desde su propio retrato, en un juego de miradas que Goya utilizó conscientemente, quizás para reflejar el gran amor que, según las fuentes contemporáneas, se profesaba el matrimonio.

      Aunque por su actitud podría recordar a una musa clásica, esta idea queda diluida por la presencia del СКАЧАТЬ