Название: El sol de los ciegos
Автор: Alfredo Pérez Alencart
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Poesia
isbn: 9788412437430
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Inscripción
Tal vez esto también se llame Amor: ordenar palabras, darles un intenso voltaje para sostener la vida en voz alta o en la médula memoriosa del poema. Tal vez esto de tener el ojo abierto —ante la inmensa ceguera de los días— ayude a presentir presencias y ocupaciones de otra realidad poco examinada, más aún en estos tiempos, cuando avergüenza hablar de lo que atañe al espíritu. Tal vez lo único que se redacte sea el estupor del hombre o su vacío, pero siempre hay más que el metódico trabalenguas dictado por la muerte. Tal vez el Amor independice al hombre de arreos truculentos, nutriéndolo con otra ley fundamental que lo torna depositario del diario milagro de existir.
En un poema caben varias existencias, asiladas —con su porción de oxígeno— en cuerpo tan fecundante. No siempre la experiencia del poeta es la que fertiliza lo creado; no siempre lo escrito por el poeta es la voz de sus gozos y heridas. A veces se pergeñan los versos percibiendo al prójimo, para que distantes venas ajenas dejen fluir más savia ante sentimientos parecidos. Aquí —en esta gavilla de poemas escritos entre 2010 y 2021— hay mucho de mí, pero también de tantos congéneres. Ahora se publican un buen número de éstos, pues en 2014 aparecieron —en Ecuador— veinticinco poemitas, editados por Xavier Oquendo Troncoso bajo el sello El ángel editor. Luego, otros pocos se publicaron en antologías y plaquetas varias. Los restantes permanecían inéditos hasta ahora. Entiéndase esta edición como una aproximación del libro definitivo que alguna vez daré a imprenta: aquí tienen un centenar de textos de los más de doscientos que he ido cosechando en esta década pasada. Quise que aparecieran en la editorial que dirige Jeannette L. Clariond, no sólo porque expresó el deseo de acogerme entre sus autores selectos; también porque Vaso Roto está aquende y allende el castellano, como mi propio ser.
Decir, finalmente, que el poeta es un ser soledoso, un firme aprendiz de soledades, además de gestor de esperanzas izadas desde insondables abismos. El poeta está siempre abocado al destierro, aun cuando viva en su patria o que alguna otra tierra lo reclame como propio. Y es que el poeta, por lo general, resulta arisco y forastero, anotador de prodigios cotidianos y de avatares futuros: lo salva la sapiencia de la resurrección a través del Verbo, o el otear aquella Luz que quiebra las más hondas tinieblas.
El sol de los ciegos: he ahí la Poesía, brújula que orienta a ciegos perdidos y a quienes cuyos ojos todavía resbalan, sin ver lo que está por llegar.
Junio y en Tejares (2021) A. P. A.
a Jacqueline: ella es un ángel y siempre está conmigo.
Ese sol es el Misterio sobre el que fijan la mirada aquéllos que renovaron ya su corazón. A. P. A.
Taller
Vi cosas
que no se ven
y me revestí
de lo justo,
amando en carne
y en espíritu,
cual señales
de lo que aconteció
en mí.
Y más que
repetir palabras,
las lijé,
como un humilde
carpintero
en su taller.
La poesía alcanza
Digamos
que habitamos una tierra ardiente
llamada Poesía,
que también es Voz
y es fruta viva
y es tallo
que a diario la gente descubre
creciendo ante sus ojos
o sonando cual amoroso violín
cuyas notas ruedan
por el mundo,
ya hechas Palabras
para ser sol en nuestras vidas.
Digamos
que en el principio era la Poesía
y que ésta nos nutre
y nos alcanza,
así pasen dos lustros
o dos Milenios.
(a Hugo Muleiro)
Lo más oscuro
Lo más oscuro
es el ojo blanco
del ciego
y la miseria
que se abre paso
entre la gente
que a diario pisa
las calles
tronándoles el vientre.
Oscuro el corazón
si se muestra
cual granito
o el festejo
si el pan no abastece
muchas mesas.
Y oscuro
jugar a la vida
descolgados
de la rama
del Amor.
Año nuevo
La orquídea
que te ofrezco hoy,
brotó el año СКАЧАТЬ