Política y movimientos sociales en Chile. Antecedentes y proyecciones del estallido social de Octubre de 2019. Varios autores
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Política y movimientos sociales en Chile. Antecedentes y proyecciones del estallido social de Octubre de 2019 - Varios autores страница 12

СКАЧАТЬ inevitablemente terminan separándose. (…) Tampoco son todos descontentos derivados de la situación económica objetiva o de trayectorias de movilidad social específicas, hay de todo. Algunos nos parecen muy relevantes o cercanos, otros no tanto. (…) Desde el descontento de sectores de clase media endeudada por el consumo de bienes «aspiracionales», al de quienes pusieron todos sus ahorros para comprar la casa propia en lo que luego se descubrió era una zona de sacrificio ambiental. Desde quien después de años de trabajo se desayunó con la tasa de reemplazo de las AFP, a quienes protestan contra la dominación patriarcal y siglos de abuso de poder. Desde quienes en una población deben salir a las cuatro de la mañana a ver si consiguen número en el consultorio de su barrio y deben pagarle un peaje a los patos malos de su pasaje, a aquellos que descubren en el narco nuevos canales de contestación y movilidad social (…) La explicación de por qué esto sucede ahora y no antes, y por qué el movimiento cristaliza en torno al Metro y no en torno a otros temas, responde más a lógicas de agregación de la acción colectiva que a las preferencias individuales específicas de quienes hoy están indignados (…) Están los que creen que aún después de Catrillanca se necesita más Comando Jungla y quienes creen que el Plan Araucanía se queda muy corto. También quienes votan con furia y aquellos que en cambio deciden irse a la playa el feriado de la elección, porque igual el lunes siguiente «hay que ir a trabajar igual». Mientras tanto, otros reaccionan a la «ideología de género» y se refugian en referentes religiosos que prometen la salvación ante tanto relajo. Y otros tantos piensan que los inmigrantes son quienes tienen la culpa de la falta de trabajo. También están los taxistas que ven tambalear su empleo porque el Estado no ha podido regular a Uber, plataforma ilegal que da trabajo a desempleados y a inmigrantes por igual. Otros decidieron salirse del taco y se volvieron fundamentalistas de la bicicleta. Pero todavía hay quienes deben combinar dos micros y un metro para llegar a trabajar como «asesora del hogar» a la casa de jóvenes que se pasan yendo a marchas para protestar contra el lucro y el abuso. (…) Por supuesto también están los ambientalistas, enfrentando los proyectos de empresarios que mientras tanto se quejan de que, con tanto descontento y protesta, ya no hay seguridad jurídica ni condiciones de inversión. La lista de descontentos con algo es infinita, amorfa, y crecientemente irreductible a las claves de la política institucional. Pero están ahí, y conviven, en tensión, con la complacencia (y ahora con la incredulidad y desconcierto) de aquellos que apuestan a «las instituciones». (…) Hoy, más que nunca, imputar las preferencias de quienes participan de la acción de protesta a la racionalidad del movimiento es riesgoso. Como argumenta Mark Granovetter en un clásico análisis de instancias de acción colectiva similares a la que estamos viviendo en Chile, es riesgoso proyectar en la acción colectiva las preferencias individuales de quienes se hacen parte de ella. Mediante distintos mecanismos de agregación es posible que preferencias individuales inconsistentes entre sí terminen generando una acción colectiva a la que los analistas le asignamos una única o principal motivación. Y el problema es que traspasados ciertos umbrales, se producen cascadas de acción colectiva (y reacciones y contrarreacciones) que terminan con la paradoja de movimientos colectivos articulados en base a preferencias individuales inconsistentes o muy poco cristalizadas. (…) En otras palabras, la explicación de por qué esto sucede ahora y no antes, y por qué el movimiento cristaliza en torno al pasaje del Metro y no en torno a otros temas, responde más a lógicas de agregación de la acción colectiva que a las preferencias individuales específicas de quienes hoy están indignados. Lo que importa es que las indignaciones individuales, mediante mecanismos incluso paradójicos, están generando acción colectiva. (…) La noche del 18/O circularon dos teorías conspirativas (y oportunistas) sobre quién estaba orquestando el caos. Algunos señalaron a la «extrema izquierda» y otros al gobierno (en este caso, por haber liberado zonas, con el propósito de justificar ulteriormente el Estado de Emergencia y la militarización). (…) No obstante, y con la información con que contamos hasta el momento, la hipótesis más plausible parece ser la de un espasmo incubado por quienes llamaron a la protesta inicial, que luego se expandió de modo inorgánico mucho más allá de su foco original. (…) En esto, el carácter descentralizado de la protesta también incidió. A diferencia de una marcha en un lugar puntual, la protesta avanzó y creció a partir de múltiples focos descentrados y de la difusión y emulación rápida de repertorios de acción de protesta. Luego llegaron la impericia de la reacción oficialista (primero subestimando el tenor del descontento y luego criminalizando y reprimiendo todo lo que se moviera). El oportunismo descoordinado de la oposición también se sumó al entrevero. (…) Este patrón de difusión es el mismo que se ha registrado en instancias recientes y similares alrededor del mundo (por ej., las movilizaciones registradas en Brasil en los últimos años o la movilización de los chalecos amarillos en Francia durante 2019). Usualmente se lo asocia al potencial movilizador y de alcance de las redes sociales. El problema es que la movilización que ambientan las redes sociales no sustituye a la organización y usualmente desborda los ámbitos en que la acción de protesta se origina inicialmente. (…) Tradicionalmente los movimientos de protesta contaban con voceros. Y los voceros, con cierta orgánica que les permitía representar al movimiento en la negociación de un acuerdo finalmente legítimo. El movimiento del 18/O no tiene, al menos por el momento, ni voceros ni una organización que lo estructure. Por eso lo más probable es que se vaya desgastando progresivamente, tanto por sus tensiones internas como por la ya brutal acción represiva del Estado.

      Si algo dejó al descubierto el estallido es que el malestar social carece de articulación política. Y sin dicha articulación –y sin conocer la realidad de aquellos que se dice querer representar–, los partidos de izquierda pueden disputar elecciones con el alcalde de matinal de turno. Se trata solo de elegir bien la candidatura. Pero, al igual que el alcalde y que Sebastián Piñera, no calculan el riesgo de terminar con el cargo, pero sin el poder. Porque el poder se fugó de la arena institucional.

      Santiago, mayo de 2020

       Referencias

      Bauman, Z. (2013). Liquid modernity. Nueva Jersey: John Wiley & Sons.

      BID (2006). La política de las políticas públicas. Progreso económico y social en América Latina. Informe 2006. Washington D. C.: BID.

      Coppedge, M. (1998). «The dynamic diversity of Latin American party systems». Party Politics, 4(4), pp. 547-568.

      Dargent, E. (2015). Technocracy and Democracy in Latin America. Cambridge and New York, NY: Cambridge University Press.

      Granovetter, M. (1978). «Threshold Models of Collective Behavior», American Journal of Sociology. Vol. 83-6, 1420-1443.

      JNE. (2016). Página web del Jurado Nacional de Elecciones: <https://www.jne.gob.pe>, consultada el 10/11/2016.

      Lechner, N. (1989). «El realismo político, una cuestión de tiempo». Leviatán: Revista de hechos e ideas, (35), 113-130.

      Levitsky, S. y M. Cameron (2003). «Democracy without Parties? Political Parties and Regime Change in Fujimori’s Peru». Latin American Politics and Society, 45(3), 1-33. Cambridge University Press.

      Levitsky, S.; J. Loxton; B. Van Dyck; J. I. Domínguez. (2016). Challenges of Party-Building in Latin America. Cambridge University Press.

      Linz, J. (1998). «Democracy’s time constraints». International Political Science Review, 19(1), 19-37.

      Luna, J. P. (2014). Segmented representation: Political party strategies in unequal democracies. OUP Oxford.

      Luna, J. P. & A. Vergara (2016). «Latin America’s Problems of Success». Journal of Democracy, 27(3), 158-165. Oxford: Oxford University Press.

      Meléndez, C. (2019). El mal menor. Lima: Instituto de Estudios Peruanos.

      Muñoz, СКАЧАТЬ