Los chicos del cementerio. Aiden Thomas
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Los chicos del cementerio - Aiden Thomas страница

Название: Los chicos del cementerio

Автор: Aiden Thomas

Издательство: Bookwire

Жанр: Книги для детей: прочее

Серия: KAKAO LARGE

isbn: 9788412318906

isbn:

СКАЧАТЬ

       Gracias

       La Martiniana

       UNO

       DOS

       TRES

       CUATRO

       CINCO

       SEIS

       SIETE

       OCHO

       NUEVE

       DIEZ

       ONCE

       DOCE

       TRECE

       CATORCE

       QUINCE

       DIECISÉIS

       DIECISIETE

       DIECIOCHO

       DIECINUEVE

       VEINTE

       VEINTIUNO

       VEINTIDÓS

       VEINTITRÉS

       VEINTICUATRO

       VEINTICINCO

       EPÍLOGO

       AGRADECIMIENTOS

       Notas de la traducción

       Créditos

      Gracias

      ¡Te damos las gracias por adquirir este libro electrónico de KAKAO BOOKS!

      Para recibir información sobre novedades, ofertas e invitaciones, suscríbete a nuestra lista de correo o visítanos en www.kakaobooks.com.

      KAKAO BOOKS es un proyecto totalmente independiente. Traducir, editar y distribuir este tipo de libros nos cuesta mucho tiempo y dinero. Si los compartes ilegalmente, dificultas que podamos editar más libros. La persona que escribió este libro no ha dado permiso para ese uso y no recibirá remuneración alguna de las copias piratas.

      Intentamos hacer todo lo posible para que nuestros lectores tengan acceso a nuestros libros. Si tienes problemas para adquirir un determinado título, puedes contactar con nosotras. Si crees que esta copia del libro es ilegal, infórmanos en www.kakaobooks.com/contacto.

No me llores, porque si lloras yo peno, en cambio, si tú me cantas, yo siempre vivo y nunca muero.

       UNO

      Técnicamente, Yadriel no estaba invadiendo ninguna propiedad privada porque llevaba toda la vida viviendo en el cementerio… pero allanar la iglesia era, sin duda, cruzar la línea de ambigüedad moral.

      Sin embargo, si quería demostrar de una vez por todas que era un nahualo, tenía que realizar el rito delante de la Dama Muerte.

      Y ella lo esperaba en el interior de la iglesia.

      La cantimplora negra llena de sangre de pollo rebotaba contra la cadera de Yadriel mientras se escabullía de la pequeña casa de su familia, situada en la parte delantera del cementerio. El resto de elementos necesarios para la ceremonia los llevaba guardados en una mochila.

      Su prima Maritza y él se agacharon bajo las ventanas con cuidado de no golpearse la cabeza contra los alféizares. Detrás de las cortinas danzaban las siluetas de los nahuales que festejaban en el interior de la casa; por todo el cementerio se oían sus risas y el sonido de la música. Yadriel se detuvo, agazapado entre las sombras, para asegurarse de que no había nadie alrededor antes de saltar desde el porche y salir corriendo. Maritza lo seguía de cerca; sus pasos hacían eco al unísono con los de Yadriel mientras corrían por los caminos de piedra y los charcos.

      Con el corazón desbocado, Yadriel rozó los ladrillos húmedos de los columbarios y oteó para asegurarse de que los nahualos encargados de custodiar el camposanto aquella noche no anduvieran cerca. Patrullar el cementerio para garantizar que los espíritus de los muertos no causaran problemas era una de las responsabilidades de los hombres. No solía ocurrir que los espíritus se tornaran malignos, así que las rondas de los nahualos básicamente consistían en vigilar que nadie se colara en el cementerio, quitar las malas hierbas de las tumbas y realizar tareas generales de mantenimiento.

      Cuando oyó el sonido de una guitarra más adelante, Yadriel se agachó detrás de un sepulcro, arrastrando consigo a Maritza. Al asomarse por la esquina, vio a Felipe Méndez apoltronado en una lápida, tocando la vihuela y cantando. Felipe era el último СКАЧАТЬ