El retorno del enemigo. Germán Darío Cardozo Galeano
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СКАЧАТЬ su posesión?

      Ya era 20 de enero, pasadas las 7:00 p. m. Carlos recostado en su cama, enciende el televisor y en ese momento en noticias de uno de los canales privados de Colombia informan un nuevo caso de un virus que está afectando la salud de la población de China, muchas personas están muriendo porque se les dificulta respirar. Cambie de canal papá −dijo Sofía− ¡sí mijo!, gritó desde la cocina Mercedes, a lo que Carlos respondió: traiga más bien la comida que tengo hambre. Mercedes le alcanza ñame, arroz, patacón y un huevo frito; en ese momento Mercedes le dice, viejo, hay que poner a estudiar a Sofía porque ella se la pasa durmiendo y se está quedando atrasada. Eche, no joda −le responde Carlos− mañana mire a ver si puede matricularla en el colegio que queda cerca. Sofía hizo un gesto de desagrado, pero luego dijo −¡sí! rico tener amigos.

      Carlos dirigiendo la palabra nuevamente a su compañera le pregunta ¿Dónde está el Maicol, últimamente no lo veo?

      Jugando micro con los amigos del barrio −respondió enfáticamente Mercedes− y agregó: aunque yo lo he notado extraño, llega muy tarde, a veces en la madrugada y durante todo el día se la pasa acostado.

      Carlos le dice: deje al chino en paz, eso es la edad, tal vez está de novio o preñando rolas, yo quiero muchos nietos, y soltó una carcajada. Que aprenda a ser macho como su padre.

      Sofía mira a su papá y le pregunta ¿qué es preñar?, Carlos le contesta, dejar embarazada a la mujer.

      Al instante, la conversación informal de esa familia fue interrumpida por gritos y alboroto; en la calle se escuchaba: −están peleando−, nuevamente se están enfrentando Los Caninos y Los Piratas16, se oían tiros y la gente asustada, resguardada en sus viviendas decían: −volvió la violencia al barrio−. No pasaron diez minutos cuando todo regresó a la calma, Carlos salió en busca de su hijo, y al abrir la puerta lo encuentra tirado en el andén abatido por varios tiros. Sus gritos de lamento hicieron estremecer a toda la cuadra, el dolor de un padre por perder a su hijo se hacía presente, Sofía lloraba y gritaba, mientras a Mercedes le temblaban las piernas. Los rumores del día siguiente mencionaban que un niño que no pasaba de los diez años era el que le había disparado y asesinado, al joven de 14, porque no le había pagado el perico que estaba consumiendo; además, afirmaban que era el nuevo líder de la pandilla Los Caninos.

      En horas de la mañana, la familia de Maicol comienza a hacer una colecta para las exequias, pues no tenían recursos económicos; los vecinos del barrio se solidarizaron y apoyaron a estas personas en desgracia. Al día siguiente fue inhumado el cadáver de Maicol y aparentemente todo volvió a lo cotidiano de la vida. Por esos días, Mercedes se dirige a la IE Sembradores del presente - forjadores del futuro, para matricular a Sofía, sin embargo, no la lleva a clases; por su parte el maestro Pablo comenzó a darse cuenta que había una niña en lista, pero jamás había asistido; situación que reportó inmediatamente a coordinación, donde le dieron la instrucción que si no llegaba en esa semana, se excluyera para darle el cupo a otro estudiante.

      Llegada la tarde, Pablo estaba acompañando y compartiendo clases con su grupo, cuando una visita inesperada lo interrumpe; escuchó una voz tan familiar que lo emocionó y llenó de alegría: ¡hola profe!, al mirar hacia la puerta del salón, observa a un pequeño de diez años. Es Brandon. Pablo se dirige a la puerta, saluda al niño con cariño, él lo abraza fuertemente y no para de decirle: profe, mi profe, ¡qué alegría!, todo a media lengua, porque el niño tiene una condición en su lenguaje que impide que articule correctamente las palabras.

      Pablo le dice: ¡que gusto verlo!, pero ¿Acaso no estaba en un hogar de Bienestar Familiar?

      Brandon le responde: Si profe, pero yo me les escapé a esos pirobos, y me vine al barrio, aquí nadie se mete conmigo.

      No diga groserías, le replicó Pablo, cogiéndole la cabeza, y continuó preguntando ¿dónde y con quién está viviendo?

      El pequeño Brandon le dice: en la casa que era del “flaco” y vivo con un primo, porque mi mamá y mis hermanos están en la cárcel. Ya llevo seis meses por aquí, y ahora soy el jefe de Los Caninos, ¡bueno!, mi hermano René, el mayor, al que le dicen “caremuerto” me da las indicaciones desde un celular que tiene en prisión; él organiza todo desde allá, toma todas las decisiones y el que no las siga, lo manda matar, por eso, todos me obedecen, y se sonrió.

      En ese instante, el rostro de Pablo empalideció, sintió un dolor muy grande en su corazón y un vacío en el estómago, y tomándolo en sus brazos le dijo: Brandon, mijito no siga por ese camino, usted está hecho para cosas grandes e importantes, no para dañar su vida y la de los demás.

      Brandon le dijo: ¿sabe algo profe?, hace pocos días me tocó darle piso a una pichurria que había llegado al barrio, porque no me quería pagar una mercancía. Si no hago eso, me la monta esa gonorrea y todas las pichurrias del barrio. Ahora sí saben que conmigo no se juega, y soy reconocido como el primo de “el flaco” y el hermano de “caremuerto”, él pronto saldrá de prisión porque está a punto de cumplir una condena de 5 años y volverá al mando de nuestra pandilla.

      Pablo comprendió que Brandon había seguido los pasos de su familia, y que ya no trataba con un niño inocente sino con alguien que a su corta edad había perdido su inocencia y ahora era muy peligroso, así que decidió por su integridad y seguridad de toda la comunidad educativa, no ahondar más en el tema. Solo le reiteró que él podía ser una mejor persona, que saliera de ese camino. Brandon lo volvió a abrazar, y le dice: gracias profe, usted es de las pocas personas que me han ayudado, lo llevo en la buena. Despidiéndose marchó a su destino.

      Por su parte, Pablo con aire entristecido, ingresa al salón y les dice a sus pilosos, que sueñen con ser grandes personas, que le hagan el bien a los demás, que estudien, se preparen para salir adelante, que ellos pueden superarse cada día y aportar a sus familias, al barrio, a Soacha y por supuesto a Colombia.

      Finalizando la semana, un nuevo miembro llega al curso del profesor Pablo, es una pequeña de ocho años, como siempre en la puerta recibiendo a sus estudiantes, el profe saluda a la pequeña y le da la bienvenida, le pregunta ¿cuál es su nombre? Ella le responde con voz muy suave a causa del temor y timidez que genera ese primer día de clases: me llamo Sofía. ¡Por fin tengo el gusto de conocerla!, le dijo Pablo y haciéndola seguir al curso, se la presentó a sus compañeros y le asignó una silla; pidió un aplauso de bienvenida haciéndola sentir bien en un lugar extraño donde ya hay vínculos de amistad y confianza entre los miembros del grupo. Pasado un instante, Cristofer, un pequeño de nacionalidad venezolana, que se caracteriza por su respeto, amabilidad, colaboración, liderazgo y buen desempeño académico y convivencial, saluda a Sofía. Pablo le dice: a partir de hoy Cristofer va a hacer su padrino pedagógico, para que la ayude a nivelar en los temas que hemos trabajado; los menores sonríen con un gesto de agrado.

      En un lapso de cinco minutos, el profesor comienza a dictar los temas del día, y desplazándose por el salón, va observando la manera como escriben los estudiantes, les corrige ortografía, uso de mayúsculas y signos de puntuación. Al llegar donde Sofía, se da cuenta que la niña no está escribiendo, la mira y le pregunta ¿por qué no escribe? Y retomando lentamente el dictado para que la menor tome nota, evidencia que no lo hace. Continúa la clase, luego llama a Sofía y le indaga la razón por la que no escribe, ella lo mira y le dice suavemente: yo no sé escribir profe, el año pasado no estudie. Pablo le dice: tranquila, no se preocupe, esta tarde hablo con sus papás.

      Y así lo hizo, al terminar la jornada, al momento que llegó Carlos por la pequeña, Pablo le comenta la situación. Carlos por su parte le dice que efectivamente el año pasado no había estudiado, pero que la niña si escribía y leía. ¡Bueno señor! En ese caso usted debe reforzar en casa poniéndola a leer y escribir, para que vuelva a adquirir el hábito y no obstaculizar el proceso СКАЧАТЬ