Название: Manual completo del método pilates
Автор: Rael Isacowitz
Издательство: Bookwire
Жанр: Сделай Сам
Серия: Pilates
isbn: 9788499106298
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Son muchos los hombres que se sorprenden al descubrir que ellos también tienen suelo pélvico. Ambos sexos necesitan una musculatura pélvica (músculos coccígeo, iliococcígeo y pubococcígeo) bien tonificada para un funcionamiento óptimo, y todos los programas completos de ejercicio deberían integrar la activación de estos músculos. Afortunadamente, gracias a la complejidad de los patrones neuromusculares, cuando se contrae el músculo transverso del abdomen (como sucede durante la mayor parte de las sesiones de Pilates), también se contraen los músculos del suelo pélvico. Parece que existe una correlación parecida entre la contracción de los músculos aductores de la cadera –otro grupo muscular que se activa con frecuencia en el Pilates– y los músculos del suelo pélvico. Asimismo, y debido al diseño anatómico del área, interrumpir la salida de la orina también activa la musculatura del suelo pélvico; el suelo pélvico se ejercita por defecto de manera continua en la vida diaria.
Éste es el motivo por el cual una mayor conciencia y control de este grupo muscular resulta tan beneficioso. Si el suelo de la pelvis está tonificado, soportará mejor el peso de las vísceras y órganos internos, y proporcionará mayor sujeción durante el embarazo. También ayuda a prevenir o revertir los casos de incontinencia urinaria, y contribuye a mejorar la función y satisfacción sexuales. La ejercitación activa del suelo pélvico, en especial del músculo coccígeo, influye en la posición del sacro y tal vez alivie o prevenga los casos de lumbalgia. Muchos estudios e investigaciones recientes revelan que el suelo pélvico es fundamental para el correcto funcionamiento del centro en lo que atañe a la fuerza, sujeción y estabilización, sobre todo por su papel en el aumento de la presión intraabdominal.
El ginecólogo Noelani Prietto, radicado en Irvine (California), me recalcó la singularidad de los músculos del suelo pélvico: al igual que el diafragma, están enclavados en una estructura ósea; justo al contrario que la mayoría de los músculos esqueléticos, que se insertan fuera de cualquier estructura ósea. (De hecho, en ocasiones el suelo pélvico recibe el nombre de diafragma de la pelvis.) Los músculos de la pelvis trabajan simbióticamente; es decir, colaboran entre sí para adaptarse a los cambios constantes de la presión torácica y la presión abdominal interna. Se cree que este mecanismo de presión intraabdominal «descarga» la columna vertebral y desempeña un papel significativo en la estabilización lumbopélvica (que en este contexto es sinónimo del término centro).
La pelvis es una estructura fascinante que hace de puente entre los hemicuerpos superior e inferior. Se compone de tres huesos (isquion, ilion y pubis) conectados por cartílago (figura 2.3). Algunas personas creen que estas articulaciones cartilaginosas carecen de movimiento; otras, entre las cuales me incluyo, creen que sí permiten algún grado de sutil movimiento. Y debo recalcar que el movimiento es minúsculo. Muchas veces oigo a gente que habla del movimiento de la articulación sacroilíaca (SCI) como si se deslizara con la misma libertad que las escápulas, y no es así. Por otra parte, si estas articulaciones fueran inmóviles, es muy probable que la pelvis y la columna vertebral se vieran sometidas a tensiones excesivas. Son varias las razones por las cuales se produce una híper o hipomovilidad (por ejemplo, genéticas, adaptativas o patológicas); aunque, por lo que a nosotros concierne, basta con ser conscientes de los desequilibrios potenciales de la pelvis, y buscar ayuda médica si las molestias persisten.
Me gusta visualizar la pelvis como si estuviera compuesta de dos discos rotatorios verticales y frente a frente. El grado de rotación de cada disco en cualquier dirección es muy limitado, si bien cierto grado de rotación es esencial para el correcto funcionamiento de la pelvis y el cuerpo en general. Este patrón de rotación de ambos lados de la pelvis (los huesos innominados) está presente en muchas actividades, como al caminar o al correr; mientras un hueso innominado gira en una dirección, el otro gira en dirección opuesta.
Cuando hablamos de la función de la pelvis, debemos considerar también las articulaciones del entorno. La influencia que ejercen estas articulaciones sobre la pelvis es profunda, y viceversa. En realidad, es más fácil entender el funcionamiento de la pelvis si observamos el movimiento de las articulaciones circundantes. Si la pelvis está mal alineada, afecta negativamente al funcionamiento de los segmentos corporales de toda la cadena cinética, de lo cual se deriva ineficacia de movimientos, desequilibrios musculares y tensión en la estructura del cuerpo. El primer paso para entender el movimiento del cuerpo supone detectar los desequilibrios. El siguiente paso es ponerles remedio; ahí es donde el Pilates desempeña un papel crucial en la reeducación del sistema neuromuscular. Una correcta alineación de la pelvis es de vital importancia, tanto para la realización de actividades cotidianas como para la práctica del Pilates o para estar sentado en el escritorio. Para conseguir una pelvis bien alineada y una postura ideal es fundamental un desarrollo equilibrado de los músculos de la pelvis.
Una buena comparación sería contemplar la pelvis como un puente colgante suspendido desde arriba por cables (los músculos), también por abajo, lateralmente y, muy importante, desde dentro. En la medida en que los cables estén tensados de manera correcta y proporcionada, ningún cable se sobrecargará y el puente se mantendrá estable y nivelado. Sin embargo, en el momento en que varíe el equilibrio de tensión de los cables o el puente deje de estar nivelado, ciertos cables se sobrecargarán mientras que otros estarán infrautilizados. El resultado es que todo el puente estará sometido a una tensión inadecuada. Aunque la pelvis no suele hundirse bajo presión –como sí podría hacerlo un puente–, los músculos sobrecargados tal vez sufran distensión o desgarros. En resumen, si la pelvis no está alineada, el cuerpo tampoco lo está.
Figura 2.3 Esta vista anterior de la pelvis revela con claridad la estructura y las articulaciones de unión de sus partes.
Necesitamos tan sólo echar un vistazo a la lista de los músculos que actúan sobre el complejo pélvico (los músculos del suelo pélvico, los flexores y extensores de la columna, los flexores y extensores de la cadera, los rotadores internos y externos de la cadera) para comprender la analogía del puente y el efecto que la pelvis tiene sobre el resto del cuerpo. Esta lista ni siquiera incluye los tendones, ligamentos y articulaciones que colaboran aportando soporte y movilidad a esta intrincada estructura. Podemos llevar más lejos la analogía y extenderla a la ubicación. La pelvis es el puente tendido entre los hemicuerpos superior e inferior, y entre las todopoderosas extremidades y el tronco. No es sorprendente que el origen de muchos movimientos emane de esta región. Pilates proporciona un medio con el que descubrir el centro de energía y liberar la fuerza de la pelvis. Recuerda que al ejercitar la zona lumbopélvica es imprescindible trabajar con precisión, es posible que más que con cualquier otra área del cuerpo.
Músculos del centro de fuerza
Para conseguir una buena alineación y una correcta mecánica de movimiento, el cuerpo necesita contar con las herramientas adecuadas; el primer requisito es un sistema musculoesquelético bien equilibrado. Es evidente que la fuerza es un aspecto importante de la postura, aunque también son componentes clave otros elementos, como los patrones habituales de activación muscular, la genética y la flexibilidad. En muchos casos, la falta de flexibilidad inhibe la alineación ideal y el reclutamiento de los músculos correctos. Por otra parte, aunque no sea restrictiva por naturaleza, la hipermovilidad exige un alto grado de conciencia corporal y de control muscular si se quiere mantener una buena alineación. En Pilates aspiramos a desarrollar músculos fuertes y flexibles, que sean eficaces en su función y adaptabilidad.
Ciertos músculos desempeñan un papel crucial a la hora de proporcionar un centro estable y adaptable, sin el cual no es СКАЧАТЬ